Vivo en un piso a más de 30 grados y he probado de todo para evitar el calor. Esto es lo que mejor me ha funcionado

  • Para intentar sobrevivir a las altas temperaturas, he probado desde toldos hasta el clásico aire acondicionado

  • El piso está expuesto a muchas horas de sol, que se traducen en una temperatura interior más alta

Con la llegada de las altas temperaturas, coincidiendo con el periodo vacacional en la época estival, muchos usuarios pasan más tiempo en casa. Lejos de sus trabajos, en los que en muchas ocasiones hay sistemas de climatización, ahora toca adaptarse a las temperaturas de casa.

El calor afecta por igual a todas las construcciones, pero hay un tipo de piso que lo sufre especialmente. Es el caso de los áticos, un tipo de vivienda que, por su situación, está expuesta a más horas de sol y al impacto de los rayos solares. Por eso voy a contar el caso en primera persona que vivo cuando tengo que pasar días en un ático en verano.

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Cómo combatir el calor

Foto de Karolina Kaboompics

Una parte del verano la paso viviendo en el ático de un familiar en Andalucía. Estamos acostumbrados al sol y al calor, pero los días en ese piso se hacen especialmente insoportables por la cantidad de horas de luz que soporta. Mucha luminosidad que, además, se traduce en un calor intenso difícil de llevar.

En este caso, se trata de un piso con orientación al este, lo que se traduce en unas mañanas a la sombra y un sol intenso a partir del mediodía. Un cambio que supone que, a partir de las tres de la tarde, la temperatura comienza a subir hasta acercarse peligrosamente a los 30° C.

Y dado que el sol sigue incidiendo hasta prácticamente ponerse tras las montañas, las paredes y muros cogen unas calorías que se van liberando poco a poco. Esto se traduce en una temperatura más alta por la noche, lo que provoca problemas incluso para dormir.

Para intentar sobrellevar la temperatura de esos días, he probado distintos métodos: desde ventiladores compactos, pasando por el uso del aire acondicionado, hasta usar un humidificador. Eso sin contar que he aprovechado al máximo toldos, persianas y hasta cortinas. Dicho todo esto, tengo que reconocer que no todas las medidas que he aplicado han sido efectivas.

Toldos, persianas y cortinas

Entre las medidas pasivas, el uso de toldos hace que el impacto de los rayos del sol sea menor, pero cuando no está lo suficientemente alto en el cielo, termina incidiendo en la pared, ya que son toldos de brazos articulados que se abren en horizontal. Por ello, es el momento de echar cortinas y persianas. La luz del sol no entra, pero las paredes siguen calentándose como si no hubiera mañana.

Las cortinas que tengo son de pliegues, y esto permite que por la noche pueda dejar la ventana abierta y que, aun con la cortina echada, siga entrando algo de aire fresco. El problema es que durante el día, por esos huecos entre los pliegues también se cuela el calor si intento establecer corrientes de aire, por lo que esas cortinas resultan menos efectivas.

De esta forma, ya he visto que los métodos pasivos para frenar el calor no son suficientes, así que lo siguiente que hice fue probar otros elementos como ventiladores, humidificadores en última instancia y el aire acondicionado.

Ventilador

Para los ventiladores, aproveché un ventilador de pie que tenía guardado en el trastero. Y aunque en principio puede parecer efectivo, cuando la temperatura en el interior de la habitación alcanza casi los 30° C, el aire que termina moviendo es caliente, por lo que prácticamente termino desechando el uso del ventilador hasta que llega la noche y la temperatura baja ligeramente.

Además, tampoco me gusta tener el ventilador encendido toda la noche, puesto que el aire lateral que genera termina impactando en el cuerpo directamente y, tras largas horas de uso en las que termino finalmente dormido en la cama, provoca que me despierte con molestias musculares por todo el cuerpo.

Aire húmedo

Incluso buscando en el trastero, me encontré con un antiguo sistema de ventilación con agua que permitía refrescar el ambiente. Con el aspecto de una unidad exterior antigua de aire acondicionado, tenía que llenar el depósito con agua y poner el "cacharro" en modo dry para generar una corriente algo más fresca.

Y aunque tengo que reconocer que algo funciona y no llega el calamitoso efecto del aire acondicionado barato que pude probar en su día, pasado el tiempo no he notado gran diferencia con el uso de un ventilador tradicional sin depósito de agua incluido. Incluso aunque usé hielo, debido a la alta temperatura, pronto dejó de ser un remedio efectivo.

Aire acondicionado

Con todo esto dicho, terminé por poner el aire acondicionado. Es la opción menos económica de todas, pero también la más efectiva. En este caso, como el aire acondicionado ya estaba instalado, no tuve que hacer ningún desembolso.

Y sin embargo, aunque es la más cómoda, también es la que menos me gusta usar por cómo termina impactando en mi salud. Resulta fabuloso estar a la temperatura adecuada, pero tras horas de uso termina afectando a mi salud: la nariz se me tapona y siempre termino congestionado.

Además, una cosa que tiene de malo el piso es que, al no tener unos cierres que ajusten perfectamente, el frío generado por el aire acondicionado se escapa antes, por lo que al apagarlo solo ha de pasar algo más de una hora para que se pierda la sensación de frescor que se ha acumulado.

Dicho todo esto, tengo que reconocer que cuando llega el momento de pasar el verano en esta casa, lo que termino haciendo es utilizar un poco de todo. Ninguno de los métodos es efectivo al cien por cien y al final lo que hago es combinarlos todos para ir pasando el resto del día lo mejor posible.

Primero, aprovecho los métodos pasivos para intentar resguardar la casa de los rayos del sol, y luego aplico el uso de ventiladores (secos y húmedos) y del aire acondicionado para intentar crear el mejor clima y mantener el termómetro a la temperatura óptima.

La mejor solución

Imagen | Lidl

Toldos: el uso de toldos es realmente efectivo, pero en este caso hay problemas. Al ser un ático y estar expuesto a más horas de luz solar, los rayos del sol terminan incidiendo prácticamente en horizontal y los toldos dejan de ser efectivos. Además, en los días que hace bastante viento, tengo que tener los toldos quitados.

Persianas y cortinas: estos dos elementos resguardan el interior de la habitación de la luz solar, pero no impiden que las paredes estén castigadas por los rayos de sol. Además, las ventanas son pisadas, por lo que no cortan del todo la entrada de luz.

Aire húmedo: he usado también una especie de aire acondicionado portátil o un ventilador con sistema de humidificación y un depósito de agua. Cuando la temperatura sube, el efecto refrescante de estos dispositivos se desvanece a los pocos minutos.

Ventiladores: el ventilador es otra de las opciones que he probado en la casa, y aunque al principio sí que se nota, cuando la temperatura se acerca peligrosamente a los 30° y el aire que mueve es caliente, ya no resulta efectivo.

Aire acondicionado: un modelo con split en distintas habitaciones que realmente refresca el ambiente, pero que se ve perjudicado por el uso de cierres que no ajustan perfectamente y que hacen que el aire fresco que se ha generado se escape. Además, el uso prolongado termina afectando a mi salud.

En Xataka SmartHome | Vivo de alquiler con cierres y ventanas de madera viejos. Así evito que entre el frío y la humedad sin hacer obras

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