Que la casa está limpia, no se limita solo a que huela bien. Tener la casa ambientada es para muchos usuarios un sinónimo de higiene doméstica, pero no hay que confundir esta práctica con un simple camuflaje de los malos olores. Además, es algo de lo que se suele abusar más en invierno, cuando no es tan frecuente abrir ventanas.
Y aunque ya hemos visto lo conveniente que es ventilar la casa para acabar no solo con los malos olores, sino también con las sustancias perjudiciales que flotan en el aire, en esta época se suelen usar mucho los ambientadores. Es normal combinar un elemento como el radiador, con los depósitos en los que usar un ambientador para perfumar la casa, pero aunque sea una práctica muy habitual, no hay que olvidar una serie de precauciones.
Un abuso puede hacer que en el aire haya excesivos compuestos volátiles (sustancias que se liberan en forma de gases), pero también partículas finas con un tamaño inferior a 2,5 micras (se pueden alojar en los pulmones) o compuestos químicos como el benceno, formaldeído, alérgenos y otras sustancias irritantes, variando en función de la composición del ambientador.
Usar ambientadores para generar un buen aroma en casa, es un sistema del que se suele usar sobre todo en invierno, época del año en la que se ventila menos la casa. Pero no hay que confundir un buen olor con una higiene doméstica adecuada. Usar ambientadores no elimina los malos olores y solo los enmascaran. Además, no ayudan a eliminar las partículas perjudiciales que flotan en el aire.
Entre los ambientadores más comunes encontramos aceites de quemar (naturales o sintéticos), que se extraen de plantas, velas perfumadas en las que se mezcla parafina, un subproducto del petróleo con aceites esenciales sintéticos y fragancias o los populares inciensos, creados a base de resinas y otras materias vegetales olorosas, a menudo mezcladas con aceites o fragancias artificiales.
El problema viene dado por el proceso, por el que el olor se difunde favorecido por el calentamiento o la combustión de las sustancias que componen los ambientadores y ya sea usando el radiador o quemadores específicos. La combustión de sustancias como parafinas, aceites... puede generar emisiones perjudiciales si alcanzan concentraciones realmente altas en el aire que respiramos.
Son populares los ambientadores que se colocan en los radiadores y que aprovechan el calor generado en estos para difundir el aroma por toda la habitación. En este caso, lo habitual es usar aceites de quemar, o incluso colonias y perfumes... elementos con los que hay que tener mucho cuidado.
El primer paso es vigilar que no estén cerca de las manos de niños pero tampoco de mascotas. Los recipientes que se colocan en los radiadores, para usar con aceites esenciales o perfumes suelen estar a muy baja distancia, por lo que es muy importante vigilar que no estén al alcance de los niños por la toxicidad que pueden tener.
Además, cuando se usan ambientadores en la casa, es recomendable hacerlo durante periodos de tiempo cortos, sin abusar, desuso y ventilando, de forma periódica la habitación. Los ambientadores lo que hace es empeorar la calidad del aire y provocando más riesgos para la salud.
Riesgos de abusar de los ambientadores
El abuso de ambientadores, de radiador o no, en un espacio cerrado sin ventilación adecuada puede tener varios efectos adversos para la salud y el bienestar. Los ambientadores suelen contener sustancias químicas que emiten fragancias para perfumar el ambiente pero que pueden afectar a la salud. El uso excesivo de ambientadores sin ventilación puede contribuir a la acumulación de compuestos orgánicos volátiles (COV) en el aire interior. Los COV pueden tener efectos adversos para la salud a largo plazo.
Pueden provocar desde irritaciones espiratorias, puesto que la inhalación continua de productos químicos presentes en los ambientadores puede irritar las vías respiratorias y causar molestias en personas sensibles, como aquellos con asma o alergias.
Sobre todo las personas con condiciones respiratorias preexistentes pueden experimentar dificultades respiratorias, exacerbación de síntomas o desencadenar ataques de asma debido a la exposición prolongada a sustancias químicas en el aire.
Y eso por no hablar de casos como los de algunas personas que pueden desarrollar sensibilidad química ambiental, una condición en la que se vuelven más sensibles a los productos químicos en el ambiente, lo que puede desencadenar síntomas como dolores de cabeza, mareos y fatiga.
Además, algunos ingredientes en los ambientadores pueden tener efectos neurotóxicos a largo plazo si se inhalan en concentraciones elevadas de forma continua.
Para mantener un ambiente interior saludable, se recomienda utilizar ambientadores con moderación, elegir productos que sean más naturales y libres de químicos agresivos, y asegurarse de ventilar regularmente los espacios para renovar el aire.
Foto | Karolina Grabowska
En Xataka SmartHome | Este es el sencillo truco que hace que los radiadores calienten más y mejor, que gasten menos y que aplico todos los años en casa