Ya sean de brasas, carbón vegetal (picón, cisco...) o resistencias eléctricas... nunca se pueden dejar sin vigilancia
Los riesgos no son sólo de incendio. Los gases son el principal peligro de un brasero
En estos días de fríos bruscos, están apareciendo en los medios de todo el país, noticias relativas a hechos aciagos. Fallecimientos de personas en incendios en domicilios o intoxicados por inhalación de humos en las que en muchos casos aparecía un elemento en común: el uso de un brasero como sistema para calentar una habitación.
Y es que, aunque estamos acostumbrados a hablar de sistemas de aerotermia, radiadores de aceite/agua, bombas de calor, estufas de mica, pellets... lo cierto es que los braseros tradicionales siguen teniendo una fuerte presencia, sobre todo en un determinado arco de la población. Por eso, es importante tener en cuenta unas consideraciones previas para usar un brasero de forma segura y eso es lo que vamos a hacer a partir de ahora.
Brasero como elemento calefactor
Los braseros son un clásico en muchas casas. Ya sean de brasas, carbón vegetal (picón, cisco...) o resistencias eléctricas, siempre se trata de una especie de cuenco gigante cubierto. Un recipiente de metal poco profundo que sirve para alojar el foco de calor que hemos mencionado antes.
El motivo es que en muchos casos, estos elementos generan unos gases que pueden resultar mortales, además de poder provocar incendios si un elemento externo entra en contacto con el combustible.
El funcionamiento de un brasero es muy sencillo. Con el combustible que sea, genera un calor que se transfiere al entorno por convección, uno de los fenómenos que ya hemos explicado. El calor se transporta mediante un fluido, en este caso, el aire, desde zonas más frías hasta zonas más calientes, pero también por conducción, al estar en contacto por ejemplo una mesa con el recipiente del brasero.
Tipos de braseros
En función del tipo de combustible que va a usar, en el mercado se pueden encontrar distintos tipos de braseros. Desde los más tradicionales que usan leña o carbón hasta los más modernos que emplea la electricidad.
- Braseros de leña: utilizan troncos o leña como fuente de combustible. Estos braseros proporcionan un ambiente acogedor y son populares para su uso en exteriores. Pueden requerir una chimenea para la evacuación del humo.
- Braseros de carbón: funcionan con carbón, que proporciona una fuente de calor constante y duradera. Los braseros de carbón suelen generar menos humo que los de leña, pero es importante utilizarlos en un área bien ventilada. Pueden a su vez ser de cisco o de picón. Un brasero de picón o de cisco (o copa de cisco) es un recipiente metálico redondo y de poco fondo que se rellena de carbón vegetal desmenuzado (normalmente de encina).
- Braseros de gas: utilizan gas propano o gas natural como fuente de combustible. Son convenientes y fáciles de encender y apagar. Algunos modelos pueden tener controles para ajustar la intensidad del fuego.
- Braseros de alcohol: utilizan gel de alcohol o combustibles similares. Estos braseros son portátiles y a menudo se utilizan en espacios más pequeños o en interiores. Pueden ser una opción segura y limpia.
- Braseros eléctricos: son los más populares. En lugar de combustibles tradicionales, estos braseros utilizan electricidad para generar calor. Suelen ser una opción segura para uso en interiores, ya que no generan humo ni emiten gases.
- Braseros de pellets: utilizan pellets de madera comprimidos como combustible. Los pellets se alimentan automáticamente al brasero, proporcionando una fuente de calor controlada.
Riesgos de usar un brasero
Seguro que has leído sobre fallecidos por un incendio provocado por un brasero o por inhalar el humo que contiene monóxido de carbono y cianuro. Fallecidos por falta de oxígeno o por fuegos descontrolados. El uso de braseros para calentar una habitación conlleva algunos riesgos potenciales, y es importante tomar precauciones para garantizar la seguridad.
Y lo primero que hay que tener en cuenta que nunca se debe dejar encendido un brasero sin vigilancia. Es un riesgo enorme dejar un brasero encendido durante horas o incluso por la noche sin estar pendientes.
Y es que más allá del incendio por quemar la ropa de la mesacamilla, hay un concepto fundamental como es el punto de inflamación. Con este no referimos a la temperatura mínima a la cual un líquido o un sólido emite vapores en cantidad suficiente para formar una mezcla inflamable con el aire y, al entrar en contacto con una fuente de ignición, puede encenderse.
En este caso, es esa mesa, esa alfombra o esa silla los que a determinadas temperaturas, comienzan a emitir unos gases cuando llegan a su punto de inflamación. Y son estos vapores o gases que desprenden los distintos materiales los que formarán el humo y los que pueden resultar un peligro para la salud.
Es importante destacar que el punto de inflamación no implica la presencia de llamas, sino simplemente la liberación de vapores que pueden encenderse en presencia de una chispa o llama.
Por su forma de funcionar, los braseros emiten calor y llamas, lo que puede provocar incendios si no se utilizan adecuadamente. Es crucial colocar el brasero lejos de materiales inflamables, como cortinas, muebles y papel. Máxima precaución si se van a usar con las populares mesacamillas.
Además, los braseros que queman combustibles como carbón, leña o queroseno pueden producir monóxido de carbono (CO), un gas tóxico e inodoro. La exposición prolongada a niveles altos de monóxido de carbono puede ser peligrosa e incluso mortal. En este caso, es fundamental (aún más) llevar a cabo una buena ventilación de la habitación en la que está colocado el brasero.
La falta de ventilación adecuada puede provocar la acumulación de humo, gases tóxicos y monóxido de carbono en la habitación. Asegúrate de que haya suficiente flujo de aire y, si es posible, ventila la habitación regularmente.
En este sentido, es aconsejable usar detectores de humo. Se trata de pequeños aparatos que a modo de chivatos, detectan la acumulación de partículas en la estancia y dará la voz de alarma cuando sea señal de peligro.
Si lo que vas a usar es un brasero eléctrico, es aconsejable no conectarlo con una regleta. El objeto es no sobrecargar la regleta, puesto que si llegamos a provocar que se sobrecargue, podemos provocar una chispa que sea el origen de un incendio.
Además del peligro de los gases, por el tipo de combustión, las quemaduras también son una amenaza. El contacto directo con las superficies calientes del brasero o con las llamas puede causar quemaduras. Se debe tener cuidado al manipular el brasero y lo que lo rodea.
En resumen, estos son los aspectos que debes vigilar para usar un brasero con seguridad:
- Coloca el brasero en una superficie plana y resistente, lejos de materiales inflamables y con espacio suficiente alrededor.
- Asegúrate de que haya una buena ventilación en la habitación para evitar la acumulación de gases peligrosos. Nunca uses braseros en espacios cerrados sin ventilación adecuada.
- Antes de usarlo, comprueba que el brasero esté en buenas condiciones y sin fugas. Si es necesario, realiza un mantenimiento regular para garantizar su seguridad.
- Nunca dejes un brasero encendido sin supervisión. Apaga el fuego antes de salir de la habitación o al irte a dormir.
- Ten cerca un extintor de incendios por si acaso y asegúrate de que todos en la casa sepan cómo usarlo.
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