Que las teles gigantes hayan bajado mucho de precio no quiere decir que sean para nosotros. Hay factores adicionales que conviene tener en cuenta antes de comprarla
Cada vez hay Smart TV de mayor diagonal por precios más económicos y que eran impensables hace solo unos años. De ahí que a muchos se nos pase por la mente la idea de comprar uno de estos televisores gigantes para disfrutar al máximo de nuestros contenidos favoritos.
Sin embargo, aunque tengamos presupuesto suficiente esto no quiere decir que vayamos a poder sacar partido a la pantalla una vez instalada en casa, e incluso puede que tengamos problemas para ubicarla correctamente y otros inconvenientes técnicos que quizá ni se nos hayan pasado por la cabeza. ¿En qué me tengo que fijar si estoy pensando en comprar una tele gigante para el salón?
Índice de Contenidos (6)
Dimensiones de la tele, peso y opciones disponibles para su instalación
Uno de los factores más importantes que influirán a la hora de comprar una tele gigante son las dimensiones físicas del televisor, el tamaño y peso que tendrá y que se incrementan rápidamente cuando vamos subiendo en pulgadas, sobre todo en cuanto a los kilos de más se refiere.
Y no es que sea un problema de que la tele quepa en el hueco del mueble o en la pared donde tenemos pensado instalarla, que ya probablemente nos habremos asegurado de que sí lo hará, sino que muchas veces el problema está en que literalmente no podremos meterla por la puerta del portal o de la vivienda.
Muchas veces hay problemas a la hora de pasar los paquetes, de mayores dimensiones que la tele en sí, por puertas de ascensores, por las escaleras si son muy angostas y sinuosas o incluso dentro ya de la propia casa al girar la pantalla por los pasillos hasta llegar al salón.
Por ejemplo con modelos de 75 pulgadas estamos hablando de embalajes que rondan los 1850 x 1120 x 188 mm dependiendo de la marca, algo que por ejemplo no cabe en todos los ascensores de pisos antiguos. Y la cosa se complica en teles más grandes con embalajes de 2505 x 1524 x 438 mm en los modelos de 98" que pueden darnos problemas incluso con la altura.
Además, el peso se dispara con cada pulgada y no es de extrañar que los modelos que rondan las 98-100 pulgadas estén alrededor de los 60-70 kilos más peanas, soportes para colgarlas y cartonaje pueden subir a más de 90 kilos.
Problemas de distancia de visionado y tipo de uso
Una tele gigante sin duda quedará espectacular, pero conviene considerar varios aspectos adicionales, como por ejemplo el tamaño de la habitación donde la vamos a instalar, la distancia a la que nos sentaremos habitualmente y sobre todo el tipo de uso que le daremos habitualmente.
Como ya vimos en su día, hay estudios que nos dicen cómo a partir de 60 grados empezamos a perder percepción cromática y a los 124 grados se deja de ver bien con los dos ojos por lo que hay asociaciones como la SMPTE que proponen considerar un ángulo de visionado óptimo de 30 grados, lo cual nos restringe el tamaño máximo del televisor que debemos instalar en casa.
¿Qué distancia sería la óptima? La regla general es que la distancia mínima de visionado sea 3 veces la altura del televisor o 1,6 veces la diagonal de una pantalla 16:9. Pero esta regla no se aplica siempre, ya que no es lo mismo una utilización esporádica para ver una película de vez en cuando que si queremos tenerla todo el día encendida para ver los programas de la TDT.
Por ello, cada vez hay más especialistas que recomiendan ser una poco más flexibles con esta norma y promover el uso de pantallas más grandes para distancias de visionado más cortas... pero siempre que el uso de la tele sea puntual durante dos o tres horas seguidas.
Por ejemplo, si os sirve mi experiencia personal, estuve unos cuantos años con una pantalla de proyección de 106 pulgadas a 2,6 metros y tras la primera semana no parecía grande en absoluto. Pero claro, estas distancias eran solo para ver una película o varios capítulos de alguna serie menos de esas tres horas. Usar una pantalla tan grande a tan corta distancia para ver programas de tertulia, noticias y concursos no era en absoluto recomendable.
¿Qué pasa si compro una tele demasiado grande para la distancia de visionado? Pues en primer lugar que tendremos la conocida como fatiga visual por el hecho de no abarcar toda la pantalla de un solo vistazo. Esto también puede llegar a ocasionar a la larga molestias en los músculos del cuello y espalda así como un exceso de acomodación en los ojos, que según algunos especialistas médicos puede desembocar en síntomas como escozor o visión borrosa que lógicamente empeoran con el tiempo de utilización de las pantallas.
Además, una tele grande será en general más luminosa que una pequeña, ya que tiene una mayor superficie de emisión. Es una característica ideal si queremos usarla de día en una sala con mucha luz ambiental, pero si somos de realizar visionados en una sala con poca iluminación y/o por la tarde-noche, tener una tele enorme muy luminosa puede llegar a ser contraproducente.
Si vamos a ver la tele durante muchas horas, el tener una fuente de luz directa apuntando hacia nosotros tan grande, potente (aunque siempre se puede bajar la intensidad de la luz hasta un cierto punto) y cercana, puede llegar a ocasionar molestias y fatiga visual. De ahí que si lo nuestro es ver la tele por la noche durante periodos de tiempo prolongados sea recomendable contar con algo de luz ambiental que difumine el impacto de la luz directa y reduzca la fatiga ocular.
Factores adicionales:
Consumo eléctrico
Otro de los factores que normalmente no tenemos en consideración a la hora de elegir televisor es el consumo energético. Nos fijamos en la resolución, el brillo, las funcionalidades, la tecnología del panel, pero no en si gasta más o menos vatios.
Sin embargo, es una característica determinante en el caso de que en casa seamos de tener la tele encendida muchas horas al día haciendo "ruido de fondo" y sobre todo una cuestión muy a tener en cuenta si compramos un modelo de gran diagonal.
Para ello conviene antes de decidirnos por un modelo echar un vistazo a las especificaciones técnicas para ver cuánto gastan e incluso pensar así si pasarnos a una tecnología más eficiente como OLED, que como vimos en su día puede llegar a suponer un ahorro energético importante en el largo plazo.
Si somos de los que encendemos la tele y la tenemos todo el día puesta en casa durante 8 o 10 horas, lo mejor es escoger un modelo con un tamaño moderado, ya que en dimensiones de más de 55 pulgadas el consumo eléctrico se dispara con respecto a las versiones más pequeñas. De hecho, pasar de una diagonal de 55 pulgadas a una de 75-77 pulgadas puede suponer cerca de un 70-80% más de consumo eléctrico.
Decoración y ubicación apropiada
El factor decorativo también es importante, ya que una tele grande de más de 55 pulgadas va a ser como una "cartulina" negra gigante en mitad de la pared del salón, llamando la atención nada más entrar por la puerta.
En este sentido, hay modelos con mejores acabados que otros, con peanas más bonitas y con diferentes acabados brillantes, mate o satinados en el panel que en algunos casos convierten la tele en un espejo enrome mientras está apagada. No es que vayamos a decidir qué tele comprar mirando cómo de bonita es su peana o si refleja mucho, pero es un factor más a tener en cuenta y que a veces olvidamos.
También hay algo más a considerar y es la colocación de la tele. Quizá ya hayamos medido todo bien y nos quepa por las puertas, el ascensor, tengamos hueco de sobra en la pared o un mueble resistente. Pero, ¿dicho hueco está situado en un buen sitio dentro del salón?
El problema a veces es que el gran tamaño de la pantalla hace que solo podamos colocarla en uno o con suerte dos sitios dentro de a la sala, donde tengamos una pared despejada de tales dimensiones. Esto hace que en ocasiones no sea el lugar más propicio, estando situado por ejemplo frente a ventanas que perjudicarán la calidad de imagen percibida o a chimeneas, estufas, radiadores, etc. que calentarán la electrónica.
Sonido y acústica
Además, tener una pantalla gigante va a influir en la acústica de la habitación, ya que es una superficie plana reflectante que no podremos tapar con nada tanto en la cara que da a nosotros como en la parte trasera, haciendo que el sonido rebote generando más ecos de lo habitual.
Dependiendo del espacio que quede entre la tele y la pared, pueden resaltarse ciertas frecuencias medio-graves y producirse retardos en el sonido que emborronarán el audio reproducido incluso aunque instalemos un equipo externo.
Imagen portada | TCL C845
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