Es un gesto de lo más habitual. Son muchas las personas que optan por dejar cargando el móvil sobre una base inalámbrica y de esta forma, no depender de un cable y una conexión física. Usar la clavija combinada con la ranura no es fácil cuando hay poca luz y para personas con problemas de vista.
A cambio, la carga sin cables ofrece una mayor facilidad de uso (sólo hay que poner el móvil sobre la base) y de paso, cuida la batería del teléfono, al evitar la carga rápida de forma prolongada y continuada. Sin embargo, y aunque todo parecen ventajas, nos hemos preguntado cómo repercute una y otra en el consumo eléctrico, con un resultado que puede que te sorprenda.
Cable si o no ¿tu factura decide?
Son las dos formas de carga más habituales. Por cable, ahora en muchas ocasiones con carga rápida, o con base inalámbrica usando el mismo cargador en muchas ocasiones. En este caso todo es tan fácil como colocar tu teléfono sobre la base, sin cables, sin enredos... aunque durante más tiempo, pues la capacidad de carga suele ser menor.
En la actualidad existen muchos cargadores inalámbricos disponibles que suministran cargas de hasta 15 W sin despeinarse. Y pese a las ventajas que parece ofrecer, esconden un fallo importante, máxime con los precios de la luz. Al usar la carga sin cables se desperdicia mucha más energía, en concreto casi un 50% más de energía respecto de la que se emplea con el cargador con cable convencional.
Por eso me he dispuesto a realizar la comparativa y para ello he usado el cargador inalámbrico que tengo en casa. Es un cargador MagSafe de Apple combinado con un cargador de 20W original y un iPhone 14 Pro. El rival era el mismo cargador pero con la conexión por cable. Y estos son los resultados obtenidos.
Carga completa con y sin cable
Y es que toca ver cuánto supone cargar el móvil con cable y de forma inalámbrica. Para el proceso, he dejado la batería al 10%. y he iniciado la carga con los dos métodos realizando las correspondientes mediciones empezando por la carga con cable. Como observaciones, el móvil ha permanecido con el Wi-Fi y los datos activados, sin usarse y con la pantalla apagada.
En este caso y como se puede ver en la imagen superior, el proceso total para alcanzar el 100% partiendo del 10% me ha llevado 1.78 horas y ha consumido 0,02 kWh.
Y llega el momento de iniciar la carga del móvil (la foto sobre estas líneas) de forma inalámbrica. Con la batería de nuevo al 10%, conecto el cargador (el mismo que antes) al enchufe inteligente y comienzo las mediciones. En la imagen inferior, se puede comprobar como pese a ser inalámbrica, la carga se inicia rápidamente pasando al 11% en un minuto y elevando la potencia de una media de 9 W a 16,2 W. Ahora queda ver cuanto tarda en alcanzar el 100%.
Con algo menos de una hora de carga, la batería ya va al 67% y la potencia de carga ha bajado, con una media de 10 W. Tenéis la muestra bajo estas líneas.
Un proceso que ha necesitado al final de 2.02 horas para cargar hasta el 100% de la batería, como se puede ver bajo estas líneas, empleando de nuevo 0,02 kWh para completar el proceso.
Todos estos números y datos quedan muy bien, pero las cifras hay que pasarlas a euros y conocer en qué se traducen a lo largo de todo el año. Vamos a ver el consumo en vatios que supone cargar el móvil cada día. Para eso, basta con multiplicar esos 0,02 kWh por 365 días. Y esto ¿cuánto dinero supone al cabo de un año de uso? Pues si consideramos un valor medio de la electricidad actual de unos 0,30 €/kWh y multiplicamos los kWh resultantes, estas son las cantidades que obtenemos.
En el caso de cargar el móvil con cable, al cabo de un año pagaremos 2,19 euros, lo mismo que al usar la carga inalámbrica. Puede existir una pequeña variación de decimales de una a otra, pues la segunda requiere unos minutos más de uso, pero la app del enchufe no la muestra, así que estimaremos el mismo consumo en ambas.
Algunas curiosidades
En la imagen superior se puede observar el consumo que se lleva acabo cuando se carga el teléfono con el cable y el cargador de 20 W si la carga se efectúa cuando la batería está en porcentajes altos, más allá del 80%. Los valores siempre me han oscilado entre los 8,60 W y los 8,79 W. Por su parte, bajo estas líneas aparecen los números logrados al usar la carga inalámbrica.
Como se puede apreciar, hay un incremento de la potencia empleada, y así el valor más bajo que me ha dado se queda en 9,91 W con topes de algo más de 10 W. De esta forma, se desperdicia más energía para obtener la misma capacidad de carga con la inalámbrica frente a la carga con cable.
Sí, el móvil no está cargando 24/7 ¿o sí?
Llegados a este punto, lo más seguro es que muchos me digan, oye Jose, el móvil no está cargando todo el día. Y es cierto, he medido el consumo, y cuando el móvil está totalmente cargado, la cifra que indica el enchufe es menor, pero aún hay diferencias.
Y es que las diferencias también existe según el método de carga usado aunque el móvil ya tenía la batería al 100% y la pantalla apagada, En el caso de la carga con cable el consumo oscilaba entre 0,40 y 0,61 W, mientras que sin cable este se incrementa de forma notable llegando a los 1,53 W de mínimo y 1,83 W de máximo.
Sólo hay que volver a repetir la cuenta de antes para ver las cifras. Con estos números y ahora tomando el más bajo, dejar el móvil cargando todo el día, sin usarlo y con la batería al 100% de capacidad nos saldría por 1,05 euros al año mientras que usando la carga inalámbrica se iría a los 6,23 euros. Una diferencia notable.
Así que no, no tenéis vamos en el móvil cargando las 24 horas del día, pero sí que se puede apreciar un mayor consumo eléctrico cuando usamos la carga sin cables frente al cargador convencional con el cable de toda la vida.
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