Estás tranquilamente en casa viendo vídeos en streaming, navegando por la Web, jugando online o haciendo una videollamada desde el PC y la conexión inalámbrica no funciona bien, va más lenta de lo normal, se corta cada poco tiempo, te desconecta e interrumpe tus actividades.
Incluso puede que el ratón, teclado o mando inalámbrico se quedan como sin señal o los auriculares Bluetooth tienen fallos en la conexión, se corta la música y hacen ruidos extraños.
Lo más fácil en ese momento es echarle las culpas a tu operadora, pensar que el router que te ha dado es muy malo o que el resto de equipos de red de la vivienda como extensores WiFi o PLC están teniendo algún problema. Pero lo revisas y todo parece estar bien.
Y es que, además de estos factores antes mencionados hay otros que pueden perjudicar nuestras conexiones inalámbricas, algunos de ellos difíciles de imaginar ya que no son fáciles de intuir, como las interferencias de las redes de nuestros vecinos o en el que vamos a centrarnos hoy y que tiene que ver con otros elementos de nuestro hogar: los populares puertos USB.
Cuando los puertos USB interfieren en la red WiFi
Puede parecer algo de lo más extraño señalar a los puertos USB de nuestros equipos como los responsables de que no funcione la conexión WiFi en casa, pero la verdad es que sí pueden ser los culpables de ciertos problemas de interferencias.
Y en concreto los conectores de tipo USB 3.0, que por sus especificaciones pueden llegar a crear una interferencia de radiofrecuencia que afecta a la banda de 2,4 GHz utilizada también por las redes WiFi. También parece afectar a la banda de 7,5 GHz (todavía no en uso), aunque no en la de 5 GHz usada en WiFi.
El problema no es nuevo, y fue detectado hace más de 10 años por empresas como Intel, quien realizó un estudio al respecto en 2012 llegando a la conclusión de que efectivamente los puertos USB 3 de muchos equipos pueden añadir ruido de fondo y por tanto interferencias a las redes WiFi y Bluetooth.
Esto puede ocasionar cortes en la señal cuando por ejemplo estamos usando un auricular inalámbrico o un ratón sin cables o directamente que la WiFi de casa vaya más lenta.
El problema se magnifica en equipos que tienen las antenas y los puertos USB 3 muy juntos, como puede ser el caso de los ordenadores portátiles, algunas tabletas, ordenadores de sobremesa o todo en uno pequeños, routers, etc. Y sucede principalmente mientras el puerto USB está en uso, ya que así los cables de conexión poco aislados se convierten en verdaderas antenas generadoras de interferencias.
Cómo evitar o minimizar el problema
Si hemos sufrido estos efectos de cortes en la conexión de nuestra red WiFi o Bluetooth cada vez que conectamos algún periférico en un puerto USB 3 hay algunas medidas que podemos tratar de poner en práctica para mitigar sus efectos.
Como señalan en el propio documento de Intel o en las páginas de algunos fabricantes de equipos como AVM, TP-Link o Asus, la mejor solución es tratar de alejar los puertos de las antenas WiFi y Bluetooth del equipo, para lo cual podemos usar cables extensores USB que estén bien aislados y que no sean los típicos ultradelgados que vienen de serie en muchos dispositivos.
También es posible evitar el problema aislando mejor electromagnéticamente los conectores USB 3 en el exterior. Por ejemplo desde Intel hicieron la prueba con papel de plata y lograron unas ciertas mejoras.
Por último, si no necesitamos altas velocidades de transferencia tenemos la opción de conectar nuestros equipos directamente a puertos USB 2.0, que están libres de estas interferencias en la banda de 2,4 GHz puesto que trabajan a frecuencias inferiores (aunque lógicamente son menos rápidos).
Imagen portada | Compare Fibre
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