Hemos visto en esta página los distintos tipos de calefacción que podemos elegir para nuestra casa. Desde sistemas de aerotermia, pasando por bombas de calor, calderas de gas, estufas, chimeneas de pellets... y hemos visto los distintos pros y contras.
Sin embargo, no todos los sistemas son ideales para cualquier tipo de vivienda. La elección del tipo de calefacción más adecuado para tu casa dependerá de varios factores, incluyendo el clima en tu zona, tu presupuesto, la disponibilidad de combustibles o energía, tus preferencias personales, pero también el tamaño y la disposición de tu vivienda. Y por eso vamos a ver los tipos de calefacción más comunes y sus adecuaciones para diferentes tipos de casas.
Se trata de elegir la calefacción que mejor se adapte a nuestro hogar y aquella que podamos usar, obteniendo un mayor rendimiento a un menor coste en la factura energética. Así puede por ejemplo, que en nuestra casa, por el tipo, interese más usar una bomba de calor que una estufa.
Estudio
En el caso de un estudio, o un piso pequeño en el que la cocina y el salón forman un todo como una bomba de calor puede ser la mejor elección para climatizada la casa. Con un precio de la electricidad, que se ha contenido en los últimos meses, este sistema puede resultar más económico que por ejemplo tirar de gas.
Igualmente puedes usar otro tipo de dispositivo, como es una estufa de gas butano. En este sentido, hay que valorar el precio al que está la bombona de butano en cada momento y tener en cuenta que se trata de un sistema de calefacción que tiene como pega el riesgo del gas. Es necesario ventilar la habitación de forma habitual, no podemos dejarla encendida si salimos de casa, hay que cuidar los elementos (goma, consagas...), su buen estado o que no hayan caducado y además el calor generado dura poco tiempo.
Piso pequeño en la ciudad
Si resides en un piso de tamaño pequeño o mediano en una ciudad, puede que te interese tirar de sistemas de calefacción eléctrica. Los calentadores eléctricos, como los radiadores eléctricos o las unidades de pared, son adecuados para casas pequeñas o como sistema complementario en áreas específicas de la casa.
A favor tienen el que son fáciles de instalar, pero pueden ser costosos de usar en áreas frías, sobre todo en momentos en los que la electricidad tiene un precio más alto. El problema es que este sistema tarda más en calentar las habitaciones, lo que hace que tengan que funcionar más horas.
Otra opción es usar un sistema de calefacción con una caldera de gas y radiadores de agua distribuidos por las distintas habitaciones. Para un domicilio que tenga una superficie de entre 60 y 90 m2, este puede ser un sistema válido, teniendo en cuenta eso sí, el precio del gas.
Además, frente al uso de una bomba de calor que reseca el ambiente, emplear radiadores no hace que el aire sea tan seco y además, se pueden usar termostatos para que siempre exista la temperatura ideal. Incluso, si hay habitaciones que no se usan, el radiador puede apagarse.
Si tu casa además es nueva o has hecho (o vas a hacer) reforma, puedes optar por calefacción por suelo radiante. Ideal para casas nuevas o remodeladas, este sistema consiste en la instalación de tuberías o cables calefactores debajo del suelo. Proporciona un calor uniforme y es invisible. Es especialmente eficiente cuando se utiliza con fuentes de energía renovable, como sistemas de bomba de calor geotérmicos.
Casa rural
Si tienes una casa en un entorno rural, puedes optar por la calefacción con estufas de leña o pellets. Estas son opciones populares en casas rurales o en áreas donde la madera o los pellets de biomasa son fácilmente accesibles. Son eficientes en términos de costo y proporcionan un calor reconfortante, pero requieren más trabajo de mantenimiento.
Además, si vives en una zona con un clima soleado y deseas una opción sostenible, la calefacción con placas solares puede ser adecuada. Los colectores solares capturan la energía del sol y la utilizan para calentar agua o aire para la calefacción.
Casa unifamiliar
En este caso, se puede usar una bomba de calor. Las bombas de calor son versátiles y pueden ser eficientes en una variedad de climas. Pueden proporcionar calefacción y refrigeración, lo que las hace ideales para casas de cualquier tamaño, incluido por ejemplo el uso en un chalé o un adosado. Además, se pueden instalar de forma independiente en cada habitación y funcionar como aire acondicionado.
Eso sí, este tipo de soluciones (bomba de calor) en techos altos, tiene una pega. Da igual el tipo de casa, que el aire caliente tiende a concentrarse en los estratos superiores (de ahí el uso de ventiladores de techo). Esto falsea las medidas del sensor, lo que hace que no funcione a veces como debiese.
No obstante, en este caso lo más interesante puede ser el uso de radiadores. Es el sistema adecuado para casas grandes con múltiples habitaciones y espacios. Funciona calentando agua y distribuyéndola a través de radiadores en toda la casa. Es eficaz para mantener un calor constante y es popular en climas fríos.
El problema viene con casas en las que hay demasiadas habitaciones vacías, o la edificación es vieja y está mal aislada. En estos casos, el calor que se distribuye en las habitaciones se pierde malgastando energía a no ser que se cierren los radiadores. Igualmente, el calor se puede perder por las tuberías.
Si estás en una zona con clima frío, quizás lo tuyo sea la aerotermia. Es muy rentable y a nivel económico ya hemos visto como es más barata que otras opciones. A día de hoy es el mejor sistema de calefacción para una vivienda unifamiliar, sobre todo si se va a hacer un uso exigente de la calefacción, la refrigeración y el agua caliente sanitaria.
Imagen portada | Pixabay
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