Llega el frío y la primera medida que a todos nos viene a la cabeza para mantener la casa caliente y no estar temblando mientras comemos o estamos en el sofá, es tirar de un buen sistema de calefacción. Bien, sea usando gas, electricidad o placas solares, optando por la calefacción tradicional o sistemas como la aerotermia, todo está enfocado a mantener una agradable temperatura en casa.
Sin embargo, y frente a todos estos sistemas que suponen un gasto mensual importante, la ciencia responde con algunos métodos que nos permiten mantener el calor corporal de una forma sencilla, ecológica y además económica, pues no supone gasto alguno.
La clave está en la temperatura corporal
A título personal, cuando alguien me pregunta cómo consigo mantener la temperatura en casa sin usar la calefacción (prácticamente no la usamos), siempre respondo que la mejor inversión que he realizado es establecer un buen aislamiento tanto en ventanas, como en paredes y techos. No obstante, esto ha sido fruto de una reforma. Un desembolso importante que se puede acompañar de una serie de medidas para mantener una temperatura agradable sin tener que encender los radiadores.
Se trata de no gastar dinero o gastar lo menos posible, cómo cuentan nuestros compañeros. Y es que los número no mienten. Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), los españoles gastamos unos 750 euros al año en calefacción para una vivienda de 90 m2 en una región fría. Cifras que publica en un estudio enfocado a encontrar el sistema de calefacción más barato y eficiente.
La OCU habla de sistemas de calefacción con biomasa y la aerotermia y da cifras. La bomba de calor tenía un gasto de 455 euros, las estufas de pellets de 545 euros, la caldera de gas natural 683 euros, la caldera de gasóleo 816 euros, los acumuladores eléctricos 1.046 euros y los radiadores eléctricos 1.255 euros. A todos estos métodos se suman la popular estufa de butano (0,453 €/hora), la estufa de parafina (0,902 €/hora), la estufa halógena (0,276 €/hora) o el radiador de aceite (0,575€/hora).
Todas éstos sistemas están encaminados a caldear el ambiente en casa y por lo tanto, mantenernos a buena temperatura. Lo ideal, lo que dice la ciencia, es que tenemos que mantenernos a una temperatura que oscila entre los 36.1°C y los 37.2°C. Una temperatura que lograr el propio cuerpo humano gracias a la termorregulación.
Y esta, la termorregulación, es la clave. En el hipotálamo se comprueba la temperatura del cuerpo es la idónea y en caso de un excesivo calor o de pasar demasiado frío, se activan los procesos que intervienen para mantener la homeostasis y así favorecer el correcto funcionamiento de nuestros órganos.
Y para lograr mejorar la temperatura corporal, contamos con distintos "trucos" que facilitan alcanzar esos grados necesarios. Dejando a un lado métodos como la ingesta de alcohol (no sirve para tal fin) o comer platos especialmente calóricos, hay otras cosas que podemos hacer y que sí que ayudan. Reglas y trucos que nos pueden ayudar a controlar mejor el frío.
Si estás pensando en una copa de vino, craso error. Y es que hace justo lo contrario gracias al efecto vasodilatador del alcohol. El consumo de bebidas alcohólicas lo que hace es impedir que se reduzca el caudal sanguíneo en las zonas más expuestas, caso de manos, cara, piel en general.. y esta reducción reconduciendo la circulación sanguínea hacia el tronco, es uno de los mecanismos corporales para entrar en calor.
La teoría de las tres capas
El primero de los trucos, seguro que los conoces, y se trata de usar en nuestra vestimenta capas, como si fuésemos una cebolla: es la teoría de las tres capas. Distintas prendas finas para aislarnos del frío al generar una capa de aire caliente que hace de capa de transición.
Una capa interior que se encarga de regular la temperatura y alejar la humedad. Otra capa de aislamiento destinada a mantener el calor y evitar el enfriamiento de tu cuerpo y otra de protección, en la que se aconseja usar un cortavientos que te proteja de la humedad y el viento a la vez que la piel transpira por los poros de los tejidos.
Usa la cabeza
La cabeza es, junto a las manos y los pies, un punto clave. Es importante cubrirnos la cabeza si hace fío y no lo es porque perdemos mucho frío por la cabeza, sino porque esta zona del cuerpo y su temperatura parece tener un papel importante en las titiriteras.
El tiritar, rechinar de dientes, es un mecanismo especialmente potente a la hora de entrar en calor. Y es que al tiritar, lo que estamos haciendo con nuestro cuerpo es provocar una reacción muscular por medio de contracciones o espasmos, de forma que se genera calor al aumentar el riego sanguíneo.
Ejercicio, actividad física
Un clásico que no puede fallar: el ejercicio y la actividad física. Lo mismo que al tiritar, estamos haciendo que el cuerpo mueva la musculatura y se genere calor, el ejercicio logra algo similar.
Hay que tener en cuenta que con una menor temperatura exterior, el cuerpo debe generar más calor para evitar que nuestra temperatura corporal descienda y no sirve cualquier actividad física, de forma que se aconseja un tiempo de ejercicio de no más de una hora, ejercicio en el que además es más interesante el de tipo intenso y por cortos periodos, que el de duración elevada.
Además, al hacer ejercicio, es interesante comprobar la ropa que vamos a usar, eligiendo prendas transpirables que mejorarán la regulación del calor corporal.
Otros métodos caseros
Junto a todos estos métodos y trucos, no podemos obviar otros consejos de interesante aplicación. Al igual que vimos en verano para mantener la casa fresca, para guardar el calor que tenemos en casa es importante mantener cerradas, puertas y ventanas, de forma que evitamos tanto el frío del exterior, como la pérdida del calor interior en el trasvase de una habitación a otra.
Es que imaginemos que hacemos vida en el salón, mientras que otras habitaciones están vacías. La temperatura en estas será menor, y si dejamos las puertas abiertas comunicando unas estancias con otras, se producirá un efecto de pérdida de calor al mezclarse los ambientes de todas las habitaciones.
Hay que abrir las ventanas, eso es cierto, pues es importante ventilar la casa, pero a la hora de abrirlas hay que buscar el momento del día en el que la temperatura en el exterior sea lo más agradable posible.
Además, contamos con dispositivos muy baratos y económicos que favorecen el que entramos en calor. Si por ejemplo vamos a dormir, una bolsa de agua caliente, puede ayudarnos a mantener la cama a una buena temperatura a la vez que aumenta la temperatura en los pies.
Igualmente, si estamos viendo la tele, podemos usar una pequeña manta, incluso una manta eléctrica, para taparnos y complementarla con unos pequeños sacos de tela rellenos de grano, que se calientan en el microondas en pocos segundos y que mantienen el calor, seco, durante un buen periodo de tiempo.
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