La época navideña, junto con el comienzo de la primavera, es uno de los principales y mejores periodos del año donde aprovechamos para renovar nuestro parque de dispositivos y electrodomésticos, incluidos los televisores inteligentes, auténticos reyes del entretenimiento digital en nuestros salones.
Sin embargo, puede que tras gastar una pequeña fortuna en un modelo de última generación por fin nos llegue a casa, lo instalemos y tras probarlo un rato notemos que el apartado sonoro no es tan bueno como cabría esperar. ¿Qué está pasando y qué podemos hacer para solucionarlo?
Los televisores planos se han caracterizado en los últimos años por ofrecer una calidad de sonido que en general y salvo modelos puntuales de gama alta deja mucho que desear, sobre todo si estamos pensando en usarlos como núcleo central de un sistema de cine en casa.
Los fabricantes han optado por dejar la responsabilidad del sonido en otros equipos externos, como barras de sonido y receptores AV más altavoces, algo que sin duda mejorará la calidad sonora pero que supondrá un nuevo desembolso económico.
¿No podemos tratar de conseguir un poco más de fidelidad sonora en nuestras nuevas teles sin comprar nada más? Afortunadamente sí. Los televisores modernos cuentan con multitud de opciones de configuración que nos permitirán arañar un poco de calidad en el sonido, y aunque no podemos esperar milagros en muchos casos sí resolveremos algunos problemas básicos.
Colocación y acústica de la sala
Colocar bien la tele y mejorar la acústica de la sala son dos de los puntos básicos para comenzar a disfrutar del mejor sonido que el equipo es capaz de ofrecernos. Para empezar, podemos tratar de jugar con la distancia a la pared de la tele en el caso de que no esté colgada.
Dependiendo del modelo concreto de televisor que hayamos comprado, de cómo tenga colocados los altavoces y de la cantidad que drivers incluidos, podemos tratar de acercarla o separarla de la pared para ajustar la respuesta en graves gracias a la amplificación natural de los modos de onda resonantes de la sala, algo que será muy útil si por ejemplo cuenta con un woofer trasero para bajas frecuencias.
Cuanto más cerca de la pared más frecuencias graves escucharás, pero hay que tener cuidado porque el resultado final dependerá de otros factores como el tipo de mueble donde esté colocada y el material del muro de la pared. Si es de ladrillo o cemento lograremos una mejor respuesta sin añadir distorsiones o vibraciones adicionales.
En el caso de que los altavoces sean de tipo inferior, esto es colocados en la zona inferior de la tele apuntando hacia el mueble, conviene evitar colocar otros dispositivos bajo la tele, como por ejemplo el router, el receptor de la TDT, un reproductor multimedia, el decodificador de nuestra operadora por cable, etc.
Y si por cuestión de espacio no hay más remedio que empotrar la tele en un mueble porque no queda más hueco en el salón, lo ideal es que el mueble sea de calidad, de madera gruesa a ser posible y no de materiales plásticos que colorearán aún más el sonido.
También es de utilidad, si no la tenemos ya preparada, adaptar la sala donde vayamos a instalar la nueva tele aplicando algunos trucos acústicos sencillos, como por ejemplo colocar alfombras, cortinas, usar estanterías con libros, etc. para reducir al mínimo los posibles ecos y ese sonido retumbón tan molesto que resta calidad a la escucha.
Usar el sistema de corrección acústica
Si nuestra tele es de gama media-alta o alta probablemente cuente con algún sistema de corrección acústica de sala integrado. Es una función muy útil a la hora de adaptar las capacidades de los altavoces de la tele a las características de nuestra habitación.
El corrector acústico integrado en algunas teles es fundamental para minimizar las deficiencias sonoras de la sala, para lo cual se realizan básicamente dos ajustes: en el dominio de la frecuencia y del tiempo. El primero trata de variar la amplitud de las señales en cada rango de frecuencias en función de las características de la sala y los altavoces para obtener una respuesta lo más plana que sea posible.
El segundo tiene en cuenta la respuesta temporal de los altavoces y de la sala a la hora de realizar los ajustes. Es decir, analiza cuánto tardan en llegarnos las señales de sonido desde los altavoces, estudiando las reflexiones y las fases de cada señal para corregirlas en el punto de audición de forma que escuchemos señales en la misma fase.
El resultado debería ser un sonido que idealmente elimina los picos de graves, tiene una respuesta más equilibrada y sobre todo ofrece un sonido en fase desde todos los altavoces instalados, algo fundamental para un audio con pegada y para distinguir los efectos con claridad.
Si contamos con esta tecnología en la nueva tele probablemente durante el proceso de instalación de la misma se nos pida realizar dichas mediciones y cálculos, algo que tarda un rato pero que merece la pena. Además, si luego más adelante cambiamos muebles, decoración, ponemos otros elementos como alfombras, cortinas, etc. es conveniente volver a repetir el proceso para adaptarnos a la nueva situación.
Elegir bien el modo de audición de la tele
La mayoría de televisores inteligentes modernos cuenta entre las opciones de configuración con los llamados modos de sonido o de audición. Son diferentes ecualizaciones y efectos de procesamiento digital establecidos y clasificados de fábrica para conseguir un cierto ambiente o sensación. Por ejemplo suele haber una configuración para películas, otra para simular estar en un concierto, en un estadio deportivo, para escuchar música, etc.
Dependiendo del fabricante, encontraremos distintas opciones preconfiguradas en el apartado de sonido y la recomendación en este caso es optar por las que toquen lo menor posible la señal original. En general estos modos con menor retoque suelen ser los bautizados como "estándar" o incluso el de "cine" o "película", aunque lo ideal es que probemos todos para ver qué hace cada uno con el sonido.
También conviene probar con algún vídeo que conozcamos bien todas las opciones adicionales que nos ofrezca el fabricante en el menú de configuración del apartado sonoro. Por ejemplo, en algunos hay funciones como 'Optimizar', 'Amplificar', 'mejora de diálogos', 'sonido espacial', etc.
Incluso hay marcas que ya están dejando en manos de algoritmos de IA esta gestión del sonido en función del tipo de contenido, algo que puede resultar útil en ciertos momentos pero no siempre. Mi recomendación es que escojamos un modo de sonido neutro para el día a día y como mucho alguno enfocado a películas pero huyamos de los modos para deportes, videojuegos, estadio, etc. ya que alteran notablemente la ecualización y añaden efectos envolventes no siempre con buen resultado.
Ajustar la configuración en los servicios de streaming y TV de operadoras
Si contamos en casa con una suscripción a algún servicio de streaming como por ejemplo Netflix, o tenemos televisión de pago procedente de nuestra operadora telefónica, como por ejemplo Movistar Plus+, Vodafone TV, etc., también conviene para sacar todo el partido al sonido de la tele ajustar correctamente la configuración de dichos servicios.
En general, lo habitual es que los televisores actuales ya serán compatibles con señales Dolby Digital por lo que podemos tener la tentación de pasarles el sonido en dicho formato. Es algo que puede funcionar bien en algunos modelos pero mal en otros.
Podemos probar a ver en nuestro modelo en concreto y si escuchamos algo extraño, voces que quedan muy bajas, sonido que parece no subir de volumen o directamente que no se escucha señal alguna, entonces lo recomendable es seleccionar sonido estéreo en estos servicios o en el decodificador de nuestra operadora para quitarnos de problemas.
Además, a no ser que nuestra nueva tele sea de gama alta con soporte específico para sonido envolvente y cuente con drivers concretos dedicados a esta tarea, los beneficios de por ejemplo enviarle una señal Dolby 5.1 o Dolby Atmos serán muy escasos e incluso podemos empeorar la claridad final del sonido que escuchamos.
Para encontrar este ajuste en general basta con ir a las opciones de audio y subtítulos del servicio de streaming en cuestión y seleccionar la pista de audio que no incluye el "5.1", es decir, escoger la mezcla ideada para reproducirla a través de altavoces en estéreo. O bien configurar en el apartado correspondiente la sección de sonido de nuestro decodificador de televisión la "salida en estéreo" en vez de la de "Dolby".
Usar el ecualizador de la tele
Si nuestra tele no cuenta con un sistema automatizado de corrección acústica aún así probablemente cuente con algún ecualizador básico integrado que nos permita ajustar algunos rangos de frecuencia de forma manual. Se trata de variar la amplitud de las señales en cada rango de frecuencias disponible tratando de obtener una respuesta lo más plana que sea posible.
En estos casos podemos tratar de reproducir algún vídeo o archivo de sonido específico para hacer este tipo de ecualizaciones como el que hay sobre estas líneas y tratar de que no haya rangos de frecuencia con mayor volumen que otros.
Hacerlo a oído será difícil y menos preciso que en los sistemas que vienen con micrófono, pero aún así podremos localizar bandas de frecuencia que sobresalgan mucho con respecto al resto y lograr una respuesta más plana y homogénea.
En Xataka Smart Home | Receptores AV: cómo conseguir un sonido de cine con la ecualización