Bajar nuestras facturas eléctricas cada mes es sencillo, pero no todo lo que recomiendan los expertos funciona o es posible llevarlo a cabo.
El precio de la electricidad sigue siendo una preocupación importante para muchas familias. De ahí que controlar el consumo energético en nuestras viviendas sea esencial si no queremos que nos llegue una abultada factura a final de mes.
En mi caso, llevamos varios años tomando medidas en casa para tratar de reducir lo máximo posible el gasto en electricidad, especialmente desde la implantación del nuevo formato de factura eléctrica que entró en vigor en 2021.
Aunque para algunos la solución pasa por cambiarse de compañía, con unos muy buenos resultados en el corto plazo, para otros esto no es posible porque por ejemplo tienen algún tipo de permanencia, el contrato no está a su nombre, porque no encuentran una oferta adaptada a sus necesidades o simplemente porque no quieren.
En estos casos podemos recurrir a aplicar diferentes trucos y consejos para ahorrar todo lo que podamos en la factura a final de mes, sin embargo, no todos los que encontraremos por la Red o lo que nos recomiendan muchas veces los diferentes expertos funcionan realmente, o por lo menos no para todos los usuarios, ya que cada uno de nosotros tenemos hábitos diferentes con horarios de colegio, trabajo distintos, puede que comamos o no en casa, que usemos más unos electrodomésticos que otros, etc.
Por ello, a continuación voy a contaros mi experiencia con estos trucos, algunos que he puesto en práctica con éxito durante años, otros nuevos que he tratado de poner a prueba en los últimos meses con irregular fortuna.
Trucos y consejos que sí me han funcionado
En primer lugar, el consejo que mejor me ha funcionado ha sido el de redirigir el uso de los electrodomésticos que más energía puntual gastan a los horarios de menor precio en la factura de la luz con Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor (PVPC), que es la modalidad que tenemos en casa.
Por ejemplo, la colada se hace los fines de semana o a las 14:00 horas, periodos donde el precio de la luz es más bajo, y en modo ECO a 50 grados de temperatura y con el centrifugado a 600 rpm, más que suficiente para la zona donde vivimos, reduciendo así el gasto de la lavadora, que es responsable de cerca del 7,3% del consumo energético en los hogares. Como ya calculamos a fondo en este otro artículo, con esta simple medida podemos llegar a ahorrar unos 20 euros al año.
También hemos redirigido la puesta en marcha del lavavajillas al horario nocturno a partir de las 0:00 horas. Nuestro modelo tiene una función de inicio en diferido, lo que significa que puedes ponerlo varias horas antes y decirle que retrase el encendido hasta la hora que quieras, por si no queremos estar pendientes de ponerlo en marcha de madrugada. Y por supuesto usamos el modo ECO, que tarda más tiempo (unas 3 horas y media) pero consume menos electricidad. Como vimos en este artículo donde hacíamos los cálculos en profundidad, el ahorro puede llegar a los 50 euros al año con respecto a los horarios más caros.
Otro consejo que seguimos casi a rajatabla es el de esperar a un horario de bajo precio para poner a recargar los móviles, portátiles y gadgets que tenemos en casa. Y digo "casi" porque no siempre lo podemos cumplir, al tener que cargar alguno de ellos en horarios intermedios cuando lo necesitamos para alguna tarea. Puede parecer que es poca cosa, pero en mi caso, con tres portátiles, cuatro móviles, alguna tableta y varios auriculares inalámbricos que se usan casi a diario, el ahorro a final de mes puede ser notable.
Esta medida la acompañamos del apagado directo desde una regleta de todos los dispositivos electrónicos que no vayamos a usar durante una horas, por ejemplo por la noche, como es el caso del router, PLC, extensores de conexión, reproductor multimedia, televisor, decodificador de televisor, etc. Si en vuestro caso sois además de salir con frecuencia de casa y hacer viajes durante varios días, el importe del ahorro puede ser muy jugoso, como ya calculamos en este artículo.
Otra medida que nos hemos tomado muy en serio este año ha sido la de controlar la temperatura de la calefacción media que tenemos en casa. En su día ya hablamos sobre cuál es la que recomiendan los expertos para estar confortables en casa, tener buena salud y mantener un ahorro energético óptimo y vimos cómo se situaba en el rango de entre 21 y 23 grados.
En mi caso, tenemos puestos los termostatos de los equipos eléctricos en 22 y 23 grados, dependiendo de la habitación, valor que luego nos da una temperatura media real de unos 20-21 grados en la sala, bajando el consumo eléctrico alrededor del 7% por grado con respecto a otros años.
También hacemos ajustes de la temperatura en función de la hora del día, bajándola cuando no necesitamos mucho calor y en las horas más caras y subiéndola en las más baratas. De este modo, en el último mes habremos gastado unos 30 euros menos en calefacción, cifra difícil de estimar ya que no es posible separar el gasto con respecto al resto de electrodomésticos ni tiene en cuenta la diferencia de frío exterior, pero esta ha sido la diferencia entre las facturas de enero y febrero haciendo en el resto de aparatos el mismo uso aproximado.
Utilizar el modo ECO del horno puede dar también buenos resultados, dependiendo del modelo que tengamos. Haciendo cálculos observé que este modo me daba unos resultados muy buenos con la mayoría de alimentos que cocinábamos, a la vez que ahorraba unos 1000 W de potencia en cada uso.
De igual modo, también da buenos resultados utilizar el fuego más adecuado en la vitrocerámica y no usar el fogón más grande si no se necesita. Muchas veces utilizamos los fuegos de la vitrocerámica de forma aleatoria, y para una sartén u olla pequeña es totalmente desproporcionado encender el fuego grande, pues el consumo se dispara. Si tenemos que utilizar el grande sí o sí, un gran ahorro puede venir de apagar el anillo exterior, si nuestra placa permite hacerlo, pensado para ollas más grandes de lo normal. A máxima potencia, en mi caso, descubrí que apagándolo ahorraba unos 600 W.
Dado que el frigorífico es uno de los electrodomésticos que más electricidad gastan, ajustar correctamente su temperatura, hacer un mantenimiento periódico y organizar bien los alimentos puede ser una buena forma de ahorrar en la factura, como ya vimos a fondo en su día en este artículo con importes de que pueden oscilar entre 6 y 15 euros al mes, dependiendo de si tenemos además del frigo otro elemento como en mi caso un arcón congelador.
Trucos y consejos que no me han funcionado
A la hora de contratar la potencia, lo habitual en buena parte de los hogares es que esta se sitúe alrededor de los 3,45kW de mínimo con el objetivo de evitar que el ICP salte fácilmente. La potencia mínima suele ser de 2,3 kW y la máxima se sitúa entre 10kW y 15kW. Como ya vimos en su día podemos tratar de abaratar costes en la factura de la luz bajando este término de la potencia máxima contratada, algo que hemos tratado de hacer en casa en los últimos meses sin mucho éxito.
El problema no está en que no podamos hacer el trámite, que es posible hacerlo hablando con la compañía eléctrica. Sino en que dado el uso que hacemos de los diferentes equipos no podemos bajar el término sin tener problemas de que salte el limitador de potencia máxima. En mi caso tenemos contratados 5,5 kW y a lo largo del último año hemos podido comprobar cómo tenemos picos de consumo de unos 6,2 kW, dato que podemos averiguar siguiendo las indicaciones de este artículo.
En general no habría mucho inconveniente en que saltase el limitador de vez en cuando, pero si trabajas desde casa y a pesar de que tengas algún SAI en alguno de los ordenadores, resulta de lo más molesto tener que esperar a que se reinicien todos los equipos de casa, el router, PLC, el teléfono fijo, etc. quedándote a medias. Si en vuestro caso no tenéis este problema quizá sí podáis bajar este término de potencia máxima contratada y ahorrar así unos eurillos a final de mes.
Tampoco hemos tenido buenos resultados con el tema de programar las horas de cocinado en los horarios más baratos. Esto limita mucho cuándo puedes hacer la comida, tarea que suele adaptarse a tus horarios y no al revés. Por ello, las recomendaciones de poner el horno a las 14:00 horas o dejar las elaboraciones que más gasten para hacerlas en horas valle no hemos podido aprovecharlas.
El asunto de cambiar las bombillas de la casa por unas LED de última generación, inteligentes y de bajo consumo tampoco parece haber tenido mucha importancia en la factura de la luz, no apreciando cambios relevantes con respecto a las antiguas que ya teníamos. El motivo es que realmente tener bombillas nuevas que gastan la mitad que las antiguas suena muy bien, pero al estar hablando de consumos tan reducidos (6 vatios con respecto a 11 vatios), el ahorro final es inapreciable si como es mi caso solo tienes una o dos encendidas a la vez y las usas durante 4-5 horas al día.
Haciendo cálculos rápidos, el consumo mensual diferencial es de entre 0,75-1,5 KWh, lo que supone bastante menos de 1 euro de ahorro real. Si en vuestro caso usáis muchas bombillas a la vez cada día y durante muchas horas, tenéis iluminación en el jardín o la fachada exterior, etc. entonces el ahorro sí puede llegar a ser importante. También si lo que tenéis son bombillas incandescentes antiguas, entonces si puede merecer la pena el ahorro, ya que los valores se multiplican casi por 10.
Imagen portada | Riccardo Annandale
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