La conectividad WiFi es ya un imprescindible en nuestras casas, permitiéndonos utilizar todo tipo de dispositivos y equipos, siempre que la cobertura sea buena, sin cortes y con una velocidad adecuada, claro.
En general, lograr estos requisitos en una vivienda media no es muy complicado si contamos con un router medianamente moderno y actualizado, pero siempre hay casos extremos en los que parece que obtener una buena señal inalámbrica es misión imposible.
En estas situaciones solemos recurrir a diferentes trucos y consejos que nos cuenta un amigo o que vemos por Internet, a veces con éxito y otras con fracasos absolutos. ¿Todos funcionan de verdad? Pues depende de cada caso concreto. Estos son los que yo he probado en los últimos años, los que me han funcionado y los que no.
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Trucos que sí me han funcionado
Parece el más simple y obvio de todos, pero reiniciar el router de vez en cuando es un socorrido recurso que puede hacer que nuestra conexión vuelva a la vida, dependiendo del modelo concreto que tengamos y del uso que le hayamos estado dando en las últimas horas o días.
En algunos routers básicos puede que si hacemos una utilización intensiva durante un cierto tiempo este acabe por saturarse en algún punto produciendo ralentizaciones y cortes de conexión que nos harán volvernos locos por no saber qué está pasando. Basta con reiniciarlo de vez en cuando para volver todo a su sitio.
También puede que nuestro modelo sufra de sobrecalentamientos por estar siempre en funcionamiento en una habitación calurosa sin aire acondicionado en verano, algo que podemos tratar de mitigar apagándolo de vez en cuando no lo usemos o añadiendo algún sistema de refrigeración auxiliar.
Un consejo que también me ha resultado útil es el de comprobar cómo está el espectro electromagnético a nuestro alrededor para conocer si hay muchas redes de vecinos interfiriendo en la nuestra. En estos casos puede que el router no sepa elegir siempre el mejor canal disponible, algo que tiene fácil solución, ya que podemos hacerlo por él logrando un notable incremento en la cobertura y velocidad, como vimos en este artículo.
No te pongas a descargar cosas cuando está la "lavadora encendida". Parece absurdo, pero este consejo que leí en su día en foros por la Red tiene su sentido si contamos en casa con una instalación basada en PLC con puntos de acceso WiFi. Encender un electrodoméstico con motor (ya sea lavadora, lavavajillas, ventilador, calefactor, etc.) puede introducir interferencias en la red eléctrica, lo que reducirá su velocidad e introducirá microcortes en algunas situaciones. Esto a su vez provocará que la WiFi asociada a los PLC no funcione bien y no podamos descargar o navegar a plena velocidad.
Escoger para cada dispositivo y habitación la banda de 2,4 o 5 GHz según nos convenga es un consejo que sí me ha resultado útil en más de una ocasión. Por ejemplo, en las habitaciones más alejadas la banda de 2,4 GHz suele dar mejor resultado que la de 5 GHz, con menos cortes.
También conviene reservar la banda de 5 GHz para aquellos dispositivos que realmente necesiten de gran ancho de banda, como un reproductor multimedia, la tele o un PC que usemos para descargar, mientras que el resto de equipos, ordenadores que solo utilicemos para ofimática, móviles solo para chatear y similares suelen ir bien en 2,4 GHz y así no saturamos la otra para cuando la necesitemos.
En relación con el consejo anterior, también me ha resultado útil activar la función de "band steering" del router, que como ya vimos en su día nos permite ir variando entre las bandas de 2,4 y 5 GHz de forma automática en función de cuándo haya mejor cobertura. Sobre todo para el PC portátil sí me ha resultado útil ya que sin tener que andar conectándome a una u otra red puedo tener acceso a la mejor banda en cada momento al usarlo en diferentes habitaciones.
Comprar un amplificador, PLC con WiFi o punto de acceso más potente es ya el último recurso si con nuestro router no somos capaces de obtener una red inalámbrica potente, pero suele ser el más rápido y efectivo aunque tengamos que gastarnos algo más. En el mercado hay multitud de opciones y seguro que encontramos alguna que se adapte a nuestras necesidades, aunque sea solo en aquéllas habitaciones con menor cobertura y velocidad. En mi caso en la habitación más alejada del router tengo un PLC con WiFi a 300 Mbps, suficiente para el uso que le doy.
Trucos que no me han funcionado
Colocar el router en una posición adecuada suele ser un consejo recurrente de los expertos que, sin embargo, suele tener una difícil realización sobre todo si no queremos andar con instalaciones de cables por la casa. Lo ideal es que lo situemos en un punto centrado de la vivienda, pero la realidad nos obliga generalmente a ubicarlo donde tengamos la toma de fibra óptica, cable coaxial o de teléfono, habitualmente en la misma habitación. En mi caso, he probado a colocar el router en varias posiciones dentro del salón con unos tres metros de diferencia entre ellas y sin una mejora significativa ni en la propia habitación ni en el resto de la casa.
Otro consejo habitual es el de colocar las antenas externas del router, si las tiene, en diferentes posiciones para tratar de maximizar su cobertura. Lo recomendable es colocarlas perpendicular entre ellas, teniendo una en horizontal y la otra en vertical.
Es decir, las antenas tienen que dibujar un ángulo de 90 grados entre ellas. En mi caso he tenido varios routers con antenas externas que se podían orientar y moverlas en cualquier dirección tampoco suponía un cambio perceptible en la calidad de la conexión.
Construir un reflector metálico con una lata de cerveza o refresco para redirigir la señal de la WiFi hacia la habitación y que no se pierda por la pared es también un truco que aparece en Internet. En mi caso lo probé hace años siguiendo este tutorial sin muchos resultados. Además de que queda poco estético si tienes el router visible en el salón, su utilidad es relativa y solo para casos muy puntuales donde el dispositivo receptor está situado en la dirección de las ondas reflejadas por la lata. En casos contrarios puede ser hasta contraproducente.
Pero como la teoría dice que este tipo de reflectores debería funcionar, en su día volví a probar esta vez a forrar una cartulina de medio metro con papel de plata haciendo una especie de antena parabólica siguiendo este tutorial para colocarla en la pared detrás del router y que reflejase las ondas hacia dentro de la habitación.
¿El resultado? Pues tampoco fue notable, ni en velocidad ni en estabilidad. En el salón, que es donde tenía el router si se apreciaba una pequeña mejora de velocidad al ver vídeos o bajar archivos, pero en las habitaciones problemáticas, las más alejadas de la casa que era donde quería mayor señal, no noté nada.
Tratar de evitar obstáculos cerca del router es también un truco obvio pero cuyo resultado dependerá de nuestra habitación en concreto. En general nos dará buenos resultados si teníamos cerca objetos de gran volumen como una pecera, la tele o similares, pero en la mayoría de situaciones las mejoras serán limitadas.
Evitar poner el router junto con otros equipos que produzcan interferencias es otro consejo habitual por las redes, aunque suele ser difícil llevarlo a la práctica ya que estamos limitados por la ubicación del router. Por ejemplo, aunque alejarlo de hornos microondas suele ser sencillo, situarlo lejos de la tele, de teléfonos DECT y otros dispositivos que trabajen de forma inalámbrica como auriculares y móviles es más complejo de hacer.
Yo, por lo menos, no he podido hacerlo en mi salón y aunque he probado a desconectar dichos aparatos a ver si apreciaba algún cambio, las diferencias tampoco han sido notables.
Imagen portada | Xataka Smart Home
En Xataka Smart Home | Qué red WiFi es mejor usar en cada caso: 2.4 GHz vs 5 GHz
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