Quería comprobar si realmente se podía comparar a un aire acondicionado portátil
Al final, mucho ruido, nunca mejor dicho, y pocas nueces, ya que casi no enfriaba
Estamos a punto de entrar en la estación cálida por excelencia: el verano. Las temperaturas altas están a la vuelta de la esquina y son muchos los usuarios que quizás en este momento se planteen la compra de un aire acondicionado o un sistema de climatización.
Yo también pasé por ese punto y opte por un aire acondicionado, pequeño y portable (un aire barato, vamos) con el que acompañar al ordenador en mi lugar de trabajo, una habitación sin aire acondicionado y en la que trabajar en verano se convierte en un auténtico suplicio.
Y ojo, que no estoy hablando de los aires portátiles que tienen un tubo que sale al exterior. En este caso es un modelo low cost en el que he comprobado que cómo dice el refrán, "nadie da duros por pestas". Y tras un tiempo usándolo, ahora puedo decir que he perdido el dinero y encima tengo más espacio ocupando el trastero.
Pequeño, barato y... nada más
Un aire acondicionado pequeño y portátil puede ser sobre el papel, una idea muy atrayente. Y es que mucha gente con la que hablaba me vendía una serie de ventajas interesantes... al menos en teoría. Y cómo lo quería para ponerlo junto al ordenador, compré estas bonanzas:
- Enfriamiento personalizado: un aire acondicionado portátil te permite enfriar específicamente una habitación o estancia.
- Versatilidad: al ser portátil, puedes utilizarlo en diferentes lugares.
- Costo más bajo: los aires acondicionados portátiles suelen tener un costo inicial más bajo.
- Movilidad: la característica principal de estos aires acondicionados es su movilidad. Puedes llevarlos contigo o cambiarlos de habitación según tus necesidades
Estas son las supuestas ventajas pero ahora os voy a contar con lo que realmente me he encontrado... aunque a ser sinceros, en el titular ya cuento un poco.
Ha pasado ya casi un año desde ese momento y aquel pequeño dispositivo, que compré con la esperanza de no pasar calor, ha terminado guardado en el trastero tras las mantas y la demás ropa de invierno.Y es que no es oro todo lo que reluce.
Falto de potencia
En mi caso, el pequeño aire acondicionado que compré para acompañar mi ordenador finalmente terminaba dando menos frescor el ventilador que usamos en casa. Es cierto que es un ventilador grande que hace 5 años me costó 100 euros... pero es que no hay color
Y sí, es cierto que por el precio que me costó no iba a poder obtener el rendimiento que ofrece un aire acondicionado más caro, pero tampoco esperaba que al final terminase mandándolo al sueño de los justos por el ruido que hacía y el poco frescor que generaba.
Ni tan siquiera contar con un depósito en el que almacenar agua para ofrecer un aire húmedo y más refrescante... nada, no llegaba a surgir efecto. De hecho, este que veis sobre las líneas que escribo, es el pequeño ventilador USB, que termino usando muchos días.
Ruidoso... es poco
Se podía pensar que un aparato pequeño, no iba a ser demasiado ruido. Pero nada más lejos de la realidad y es que el pequeño dispositivo terminaba siendo más ruidoso que el aire acondicionado tipo split, que tengo en el salón.
Es cierto que lo usaba para trabajar, pero el hecho de estar situado junto al ordenador, quizás lo hacía aún más molesto. Ni que decir tiene que intentar echar una siesta con ese pequeño demonio al lado, era algo imposible de conseguir.
Así que, finalmente, la opción elegida (junto con la del pequeño ventilador USB) ha sido tener una mudanza continua con el ventilador de pie que tenemos en casa. Esa si que fue en su momento una buena compra que nos lleva ya acompañando cerca de cinco años y funcionando como el primer día.
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