A la hora de combatir el frío en casa en invierno estamos acostumbrados a tirar de cualquiera de los sistemas de climatización que hay en el mercado. Lo que no es tan conocido es que existen distintos trucos que puedes aplicar para mejorar el uso de la calefacción.
A la hora de no pasar frío en casa, hay varios trucos y estrategias que puedes utilizar para calentar tu hogar sin depender de sistemas de climatización costosos. Se trata de aprovechar, lo mismo que en verano, casi cualquier elemento que nos rodea para atrapar el calor del aire o evitar que salga del cuerpo.
Las bajas temperaturas han llegado. Ya hemos visto cuales son los sistemas más económicos a la hora de climatizar la casa, pero podemos seguir arañando algunos euros a la factura energética si aplicamos algunos gestos en el día a día.
Vigilar cierres y puertas
El primero y básico pasa por vigilar que los cierres y puertas de la casa están en buen estado. Asegúrate de que tu casa esté bien aislada para evitar la pérdida de calor. Sellando ventanas y puertas con juntas de goma o burletes y añadiendo aislamiento en áticos y paredes, puedes mantener el calor en el interior.
De esta forma lo que estarás haciendo también de paso es bloquear las corrientes de aire en tu casa. Al usar burletes o cinta aislante para sellar las áreas donde se filtra el aire frío, como debajo de las puertas y las ventanas, estarás evitando que el aire frío circule a sus anchas por toda la casa.
Ventilar... básico
Otro de los gestos pasa por ventilar la habitación. A no ser que dispongas de un sistema de ventilación con retención del calor, tendrás que hacerlo a mano abriendo ventanas. Ventilar las habitaciones es bueno por todos los beneficios que aporta.
Al ventilar una habitación, se permite la entrada de aire fresco desde el exterior y la expulsión del aire viciado y contaminado del interior. Esto mejora la calidad del aire y ayuda a eliminar o reducir olores desagradables, humedad, partículas en suspensión y otros contaminantes del aire interior.
Pero además, la ventilación adecuada ayuda a reducir la humedad en una habitación. La acumulación de humedad puede conducir a problemas como moho y hongos, que pueden afectar la salud. Ventilar una habitación contribuye a un ambiente interior más saludable. Ayuda a reducir la concentración de alérgenos, como ácaros del polvo, y a eliminar contaminantes que pueden afectar la salud respiratoria, como el humo del tabaco, los compuestos orgánicos volátiles (COV) y otros irritantes.
Pero además, una ventilación adecuada ayuda a reducir la concentración de dióxido de carbono (CO2) en el interior, lo que puede ser importante en habitaciones con muchas personas, ya que el CO2 en niveles altos puede afectar la concentración y el bienestar.
Y no hay que olvidar que sirve para el control de la temperatura. Una ventilación adecuada puede ayudar a controlar la temperatura de una habitación. En climas cálidos, la ventilación cruzada puede ayudar a enfriar una habitación, mientras que en climas fríos, puede ayudar a eliminar la humedad y prevenir la condensación en las ventanas, lo que puede contribuir al ahorro energético.
Una gran cantidad de ventajas, lo mismo que en verano, pero ahora en invierno el proceso cambia. En lugar de abrir cuando más fresco hace en la calle, las ventanas hay que abrirlas menos tiempo y cuando las temperaturas en el exterior son más altas.
Puedes ventilar la casa durante el día abriendo las ventanas durante un corto período, sobre todo si hace sol, puesto que de esta forma permitirás que el calor solar entre en tu hogar y lo caliente de forma natural.
Y es que un buen sistema pasa por aprovecha la luz solar. Y al revés que en verano, ahora, durante el día, abre las cortinas y persianas de las ventanas que reciben luz solar directa. Luego, por la noche, cierra las cortinas gruesas y baja las persianas para mantener el calor adentro y evitar que el frío entre desde el exterior.
En este sentido, puede ayudar el color de las cortinas y puedes tener mejor resultado usando cortinas oscuras, ya que retiene más el calor y al ventilar, retendrán la mayoría de la radiación que llegue. Un extra puede llegar en forma de cortinas térmicas, que ya hemos visto y que ayudan a retener el calor dentro de las habitaciones.
Usa alfombras y moquetas
Colocar alfombras y tapices en el suelo y en las paredes puede ayudar a retener el calor y proporcionar aislamiento adicional. Las alfombras proporcionan una capa de aislamiento en el suelo, lo que ayuda a retener el calor en el interior de la habitación. Esto es especialmente beneficioso en invierno, ya que evita que el frío del suelo penetre en la habitación.
Las alfombras actúan como un cojín térmico que puede mantener el calor durante más tiempo. Cuando caminas sobre una alfombra, esta retiene el calor corporal y lo libera gradualmente, lo que te hace sentir más cómodo y cálido.
Si tienes suelos de madera dura o baldosas, estos pueden ser muy eficientes para disipar el calor. Colocar alfombras en zonas en las que sueles hacer vida, como la sala de estar y los dormitorios y ayudarás a reducir la pérdida de calor y a mantener una temperatura más constante.
A todo esto se suma que las alfombras añaden una sensación de calidez y comodidad a la habitación. Esto puede hacer que la casa se sienta más acogedora y agradable durante los meses fríos.
Elige la ropa adecuada, para ti y para casa
Más allá de la típica mantita para el sofá, acompaña tu casa de ropa cálida y lo mismo que en verano usas tejidos frescos que transpiran, ahora apuesta por tejidos naturales como la lana, que es un material natural excelente para el aislamiento térmico, prendas de alpaca, como suéteres y mantas, que son ideales para mantener el calor en invierno o la cachemira, un tejido lujoso y cálido que permite fabricar prendas livianas pero proporcionan un aislamiento térmico excepcional.
Junto a lo natural existen tejidos sintéticos diseñados específicamente para retener el calor, como el Thinsulate y el PrimaLoft. Estos materiales son utilizados en ropa de invierno para mantener el calor en condiciones frías.
Además es importante la forma en la que usas esa ropa. Es interesante vestirse a base de capas. Se trata de adaptarnos sin problemas en cada momento y si pasamos calor o frío podemos quitar o añadir capas de ropa y así sacar el máximo partido a la climatización.
En la cama utiliza ropa de cama cálida, como edredones y mantas, para mantener caliente tu cama durante las noches frías. Puedes usar elementos con relleno de plumón son excelentes para retener el calor. Las plumas proporcionan un aislamiento natural y son muy efectivas para mantener el calor corporal.
Cocina más, come mejor
En invierno pasamos más tiempo en la cocina y los platos, en muchas ocasiones son más contundentes y además de tener más calorías, llevan más tiempo de preparación que el típico gazpacho o sopa fría de verano. Aprovéchalo.
Cocinar y hornear pueden generar calor en tu hogar. Aprovecha la oportunidad para preparar platos en el horno. Notarás como sube la temperatura de la cocina y si dejas la puerta abierta contribuirás a que el calor se disperse por la casa.
Usa la climatización con cabeza
Si tienes que usar un sistema de climatización, calienta solo las habitaciones necesarias. En lugar de calentar toda la casa, puedes concentrarte en calentar solo las habitaciones que utilizas con frecuencia. Usa calentadores portátiles o estufas eléctricas en esas áreas. Además, vigila el estado de los radiadores purgándolos si es necesario y usando pequeños trucos que mejoran su eficiencia.
Si tienes una chimenea, úsala para calentar una habitación pero también el resto de la casa, sobre todo en caso de tener varias plantas. Puedes aprovechar su funcionamiento para calentar varias habitaciones a la vez.
Dicho esto, hay que tener cuidado con las chimeneas, ya que aunque proporcionan un calor acogedor, no son siempre la fuente de calefacción más eficiente y pueden generar contaminantes en el aire interior, como partículas y monóxido de carbono. Asegúrate de ventilar tu hogar regularmente y considera alternativas más eficientes y limpias para calentar tu casa, especialmente en climas muy fríos.
Y si con todo esto, no es suficiente, puedes recurrir a lo clásico para no pasar frío. Usa sacos de grano que calentar en el microondas, llena una bolsa de agua caliente y colócala en la cama o en tus pies para calentar la cama antes de acostarte o mientras estás en el sofá (ofrecen un calor que se libera de forma progresiva con el que podemos mantener una de buena temperatura mientras descansamos o trabajamos). O aprovecha un acumulador que se enchufa sólo tres minutos y que sirve como fuente de calor durante varias horas.
Recuerda que, aunque estos métodos pueden ayudarte a mantener tu casa más cálida, la eficacia puede variar según la ubicación y las condiciones climáticas. Además, es importante tomar medidas de seguridad al utilizar chimeneas, velas y otros dispositivos de calefacción alternativos para evitar riesgos de incendio o problemas de salud.
Imagen portada | Jill Wellington
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