Los relojes digitales que no están conectados a Internet dependen de un oscilador interno de cuarzo que puede ser de poca calidad
La temperatura, la humedad y otros factores ambientales pueden afectar a los componentes electrónicos afectando su precisión
Se acerca el momento del cambio de hora y, aunque cada vez más relojes en casa (tanto dispositivos como los de estilo clásico) están conectados a Internet, aún existen relojes analógicos o “tontos”. Tal vez te hayas dado cuenta de que algunos se atrasan (a mí me ha pasado). Si te preguntas por qué sucede esto, te lo explico a continuación.
De antemano, te adelanto que es un fenómeno normal y, si tu reloj se atrasa, no hay mucho que hacer: solo tener paciencia. Es algo que pasa en todos los relojes que no están conectados a Internet, y este es el motivo.
Es inevitable
Hay que tener en cuenta que todos los relojes, absolutamente todos, tienen un margen de error. Solo los relojes atómicos se acercan a la perfección, y son los utilizados para calibrar con precisión sistemas como el GPS, permitiendo la sincronización de las señales entre satélites y dispositivos en la Tierra, o para sincronizar redes de comunicación entre otras causas. Un reloj atómico puede tener un desfase de solo un segundo cada 100 millones de años.
El retraso en un reloj puede variar, desde un segundo por día hasta varios minutos, dependiendo de la calidad de su mecanismo. En mecanismos baratos, este fenómeno se intensifica. Tanto los relojes de sobremesa digitales como los de pulsera utilizan un oscilador de cuarzo para medir el paso del tiempo.
Los relojes digitales que no están conectados a Internet dependen de este oscilador interno, que funciona gracias a las propiedades piezoeléctricas del cuarzo, el cual vibra a una frecuencia específica al aplicarle una corriente eléctrica. Estos osciladores no son perfectos y, con el tiempo, pueden perder precisión, provocando un desajuste en la hora.
Lo normal es que los relojes más económicos tengan una precisión de alrededor de ±1 segundo por día, lo que puede traducirse en un minuto de diferencia cada dos meses. Este margen de error también puede verse afectado por temperaturas extremas, tanto de frío como de calor. Por otro lado, los relojes de mayor calidad pueden perder solo unos 10 segundos por mes, dependiendo de su mecanismo.
No dependen de mecanismos internos
En contraste, los dispositivos conectados a Internet, como teléfonos móviles, ordenadores, tabletas y algunos electrodomésticos, junto con relojes inteligentes conectados a la red, no tienen este problema.
Estos dispositivos, además de ajustar la hora automáticamente, se sincronizan con servidores de tiempo mediante protocolos como NTP (Network Time Protocol), lo que les permite corregir cualquier desajuste al compararse continuamente con una fuente confiable de tiempo, como los relojes atómicos. Por eso, estos dispositivos no presentan desfases en la hora.
En resumen, los relojes digitales dependen de un mecanismo interno que puede no ser tan preciso, mientras que los dispositivos conectados a Internet se ajustan continuamente a fuentes de tiempo exactas.
Foto de portada | Andrey Grushnikov
En Xataka SmartHome | Mañana cambia la hora pero si tienes relojes y dispositivos conectados ya puedes olvidarte de pulsar botones
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