Cada vez que un fabricante presenta un nuevo modelo de televisor para la siguiente temporada, además de apabullarnos con multitud de siglas y tecnologías que si nos estamos metidos en el mundillo cuesta saber qué significan, sí hay un dato que suelen querer dejar claro en las especificaciones: el nivel de brillo.
Año tras año nos sorprenden con cifras de brillo más y más elevadas que van mejorando, según afirman, la calidad de imagen, aunque puede que en principio nos cueste saber cuál es el motivo y la importancia de este factor en el uso diario de la tele.
Por qué es importante el nivel de brillo de la tele
El valor máximo de brillo de un televisor (no confundir con la luz de fondo, aunque están íntimamente relacionados) se mide en nits, dato que nos indica cuánta luz se emite en un metro cuadrado y que se corresponde con una candela por metro cuadrado (1 cd/m²).
En general cuanto mayor sea este número de nits mejor, ya que el televisor podrá mostrar un mayor rango dinámico de matices, aunque esto tiene truco, puesto que es necesario conocer también el contraste del panel o relación entre la imagen más brillante y la más oscura que es capaz de representar.
¿Por qué es importante contar con un nivel de brillo elevado? Pues en primer lugar porque el brillo nos facilita ver una imagen en el televisor y en general en cualquier pantalla. Cuanto más brillante es una imagen, más detalles podremos ver si contamos con un buen contraste y más resaltará la imagen con respecto a la luz ambiental de la sala.
Así, cuanta más luz haya a nuestro alrededor más luminosa deberá ser la tele para poder apreciar los detalles de la imagen. Esto hace que, si somos de ver contenidos por el día en una habitación con mucha luz, nos convendrá apostar por un televisor con gran nivel de brillo.
Pero el nivel de brillo que es capaz de mostrar un televisor es también un indicador de cómo se comportará este al reproducir contenidos masterizados con alto rango dinámico o HDR. Hasta hace unos años solo veíamos material con SDR (rango dinámico estándar), el clásico de toda la vida que surgió con los televisores de tubo y donde 0,1 nits era considerado el negro más oscuro y 100 nits era el blanco más brillante.
La señal de televisión llegaba con estos parámetros y luego cada tele la adaptaba a sus características. Por ejemplo, si una tele de plasma era capaz de mostrar imágenes a 300 nits pues adaptaba la curva de brillo a ese valor y así mantenía una imagen adecuada (es decir, estábamos viendo la imagen con más brillo del que deberíamos).
Ahora con el HDR la situación ha cambiado, ya que la escala básica se ha situado en los 1.000 nits para los estándares como HDR10 (En Dolby Vision la escala podría llegar a los 10.000 nits), cifra que no todos los televisores son capaces de alcanzar, lo que da lugar a recortes en la calidad de imagen en muchos modelos de gamas medias y bajas.
Es decir, cuando el contenido pide a la tele que en una zona reproduzca 1.000 nits y la tele no puede alcanzar esta cantidad, entonces o bien se cambia la escala hacia abajo para mostrar toda la información o habrá una saturación en la información de brillo mostrada al espectador.
Cuándo me conviene comprar una tele muy brillante
Como comentábamos al principio, cada año cuando se presentan los nuevos modelos de televisores para la temporada uno de los factores diferenciadores entre modelos suele ser el nivel de brillo máximo alcanzado por los paneles.
En general es un dato que suele ocupar buena parte de las presentaciones y los fabricantes se afanan en explicar cómo han conseguido unos cuántos nits extra para sus modelos. Sin embargo, ¿de verdad para un usuario medio es un valor tan importante?, ¿en qué casos es recomendable gastar un poco más y apostar por un televisor más brillante?
- En primer lugar tenemos el típico caso del usuario que tiene la tele en una habitación luminosa y la ve durante el día para un uso generalista, especialmente de la TDT. En esta situación contar con un modelo capaz de ofrecer altos niveles de brillo nos permitirá poder apreciar mejor los detalles en sombra y la imagen en general. Por ello son más recomendables los modelos LCD que los OLED, puesto que estos últimos ofrecen habitualmente niveles de brillo inferiores.
- Otro caso de uso típico donde nos interesa un televisor muy brillante es si somos aficionados al cine, series y videojuegos con HDR. En este caso y con independencia del nivel de luz de la sala, nos interesará que la pantalla sea capaz de ofrecer un brillo de 1.000 nits real, ya que así no habrá recortes en la curva de brillo de los contenidos.
Muy bien, yo no entro en ninguno de estos dos casos de uso, ya que suelo ver la tele en una habitación con poca luz o por las noches y casi nunca reproduzco contenidos en alto rango dinámico, ya que principalmente veo la TDT, las cadenas de la operadora o juegos más antiguos.
En este caso probablemente no podamos aprovechar las capacidades de brillo de un televisor de gama alta moderno, por lo que podríamos optar por un modelo más básico y ahorrar unos euros en la compra.
Sin embargo, como los fabricantes suelen incorporar las funciones avanzadas en los modelos de alta gama, si aparte del brillo estamos buscando otras características como un mejor sonido, mejores funciones Smart TV, mejor procesamiento de imagen, etc., entonces probablemente tengamos que irnos a un modelo más caro con altos niveles de brillo a los que no sacaremos partido.
En Xataka Smart Home | La "luz de fondo" de tu tele: qué es, en qué se diferencia del "brillo" y cómo ajustarla correctamente
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