Con la llegada de los primeros fríos es el momento de preparar la casa para combatir las bajas temperaturas. Hemos repasado muchos trucos y a todos ellos sumamos ahora los que da la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) para evitar que el frío se cuele en casa.
Se trata de consejos con los que acondicionar la casa de cara a los meses de invierno para que de esta forma los sistemas de climatización funcionen mejor y al mismo tiempo lograr un ahorro en la factura energética (luz y gas) de cada mes.
Poner a punto los radiadores
Lo primero que hay que hacer antes de comenzar a usar los radiadores es prepararlos y comprobar que funcionan de manera correcta. Antes de encender la caldera lo mejor que puedes hacer es comprobar que la llave de paso esté abierta (sobre todo si la cerraste en verano).
Además es aconsejable purgar los radiadores con el método que ya hemos visto. Purgar los radiadores de calefacción es una tarea de mantenimiento esencial que ofrece múltiples beneficios.
La purga de radiadores mejora la eficiencia del sistema de calefacción al liberar el aire atrapado, permitiendo una mejor circulación del agua caliente y optimizando el rendimiento. Esto reduce el consumo de energía, ya que se necesita menos tiempo para alcanzar la temperatura deseada, lo que también disminuye los costos. Además, al eliminar el aire y los gases, se previene la corrosión, prolongando la vida útil del sistema. La distribución del calor se vuelve más homogénea, reduciendo zonas frías, ruidos molestos y el riesgo de congelación en climas fríos, lo que incrementa el confort en el hogar.
Comprueba la caldera
Dejando un lado que a la caldera le toque o no pasar la revisión, es conveniente que realices algunas acciones que puedes llevar a cabo tú mismo para comprobar que la caldera funciona correctamente.
Antes de revisar la presión de la caldera, asegúrate de que esté apagada y fría. La presión ideal suele encontrarse entre 1 y 1,5 bares (zona verde del manómetro), pero siempre consulta el manual de instrucciones para confirmar el valor recomendado por el fabricante. Si la presión baja a menos de 0,5 bares, la caldera probablemente no funcionará, aunque la mayoría cuenta con un sistema de seguridad que la apaga automáticamente en casos de presión extremadamente baja.
Si la caldera también proporciona agua caliente sanitaria, configúrala en el modo “Invierno” o “Calefacción + ACS”, identificado con símbolos de un radiador y un grifo. Ajusta la temperatura de funcionamiento; si es una caldera de condensación, la temperatura aconsejada está entre 55 y 60°C. Para calderas mixtas, la temperatura recomendada del agua depende del tipo de sistema: entre 40 y 50°C si es instantáneo, y entre 55 y 60°C si incluye acumulador.
Revisa el termostato
Otro aspecto importante a verificar es el termostato, que regula el encendido y apagado del sistema de calefacción. Para comprobar su correcto funcionamiento, aumenta la temperatura para asegurarte de que la caldera se encienda, y luego bájala para confirmar que se apaga. Aunque pueda parecer obvio, también revisa el estado de las pilas del termostato, ya que unas baterías agotadas pueden impedir que este se comunique correctamente con la caldera, lo que podría causar fallos en su operación.
Ajusta la temperatura adecuadamente
Aspecto básico es ajustar la temperatura de casa, de forma que sin pasar frío, tampoco estemos pasando calor o pasando el invierno en manga corta (usa vestimenta adecuada) con los radiadores funcionando a toda potencia.
Según un estudio realizado por investigadores británicos, como mínimo deberíamos tener unos 18 ºC dentro de casa para no tener riesgos para la salud. A esto se suma otro dato: desde el Grupo de Trabajo de Respiratorio de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), ya que, en general, una persona en reposo comienza a sentir frío con temperaturas inferiores a 20°C.
De hecho, el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) de España propone también en su página web situar los termostatos alrededor de esta cifra. En concreto, aconsejan "ajustar el termostato a 20ºC o 21ºC y utilizar ropa de abrigo para estar en casa".
Por lo tanto, se recomienda tener en casa una temperatura de 20ºC o 21ºC. Con el termómetro a esta temperatura se puede ahorrar hasta un 20% de energía.
Además, por la noche puede rebajar los grados. Tendrás bastante con una temperatura de 16ºC y de esta forma estarías ahorrando un 13% con respecto a mantenerla encendida a 20 ˚C.
Instala válvulas termostáticas en los radiadores
Para ajustar la temperatura de los radiadores de forma personalizada y si tu sistema de calefacción lo soporta, puedes instalar válvulas termostáticas, que funcionan de manera automática. Estas válvulas constan de dos componentes principales:
- Un sensor con un fuelle lleno de gas que, al calentarse con el aumento de la temperatura ambiente, se expande y mueve un pasador dentro de la válvula, reduciendo así el flujo de agua hacia el radiador. Girando el sensor, es posible ajustar la temperatura deseada en la habitación.
- La carcasa de la válvula, que puede incluir un limitador de caudal para controlar la cantidad máxima de agua que pasa por el radiador, asegurando una refrigeración adecuada del agua, incluso cuando el termostato exige la máxima calefacción.
Deja abiertos solo los radiadores que usas
Dejar abiertos únicamente los radiadores de las habitaciones que se van a utilizar permite optimizar el uso de la energía, ya que el sistema de calefacción no tiene que calentar espacios innecesarios. Esto reduce el consumo de combustible o electricidad, lo que se traduce en un ahorro económico significativo en las facturas de energía. Al concentrar el calor en áreas específicas, la temperatura deseada se alcanza más rápidamente, lo que también mejora la eficiencia del sistema.
Además, esta medida prolonga la vida útil de los radiadores y la caldera. Al reducir la carga de trabajo en el sistema, se disminuye el desgaste de los componentes, lo que puede evitar averías y reducir los costes de mantenimiento a largo plazo. Además, limitar el uso de los radiadores en espacios no ocupados también contribuye a un entorno más sostenible, ya que se minimiza el desperdicio de recursos energéticos.
Paralelamente, asegúrate de controlar las puertas y ventanas de las habitaciones donde los radiadores están apagados. Mantén las puertas de estas estancias cerradas, ya que tendrán una temperatura más baja y, si permanecen abiertas, el calor del resto de la vivienda se dispersará hacia ellas, lo que provocará una pérdida innecesaria de energía. Además, cerrar ventanas evitará corrientes de aire frío que también pueden hacer que el sistema de calefacción trabaje más para mantener la temperatura deseada en el hogar.
No cubras los radiadores
Evita cubrir los radiadores con la mitad decorativos. Esto puede provocar un esfuerzo en la calefacción para alcanzar la temperatura adecuada y por lo tanto un mayor consumo de energía.
Igualmente evita usar los radiadores como tendederos para calentar la ropa si no se puede tender fuera de casa. Hay otros métodos para sacar la ropa dentro del hogar sin tener que cubrir los radiadores
Pon reflectores en los radiadores
Puedes mejorar el funcionamiento de los radiadores colocando un panel reflectante entre el radiador y la pared. Incluso puedes usar métodos caseros como el de la bolsa de patatas para lograrlo.
De esta forma contribuirás a una mejor distribución del calor generado por el radiador, evitando que éste se pierda y se fugue por la pared y recuperando entre un 10-20% del calor que se pierde hacia el muro.
Cuida la decoración
Cuida los elementos decorativos que usas y aprovecha alfombras y cortinas. Puedes usar alfombras y cortinas oscuras que ayudan a absorber más radiación solar y facilitan un mantenimiento del calor. También puedes optar por usar cortinas dobles con una cortina fina que permita entrar la luz y el calor del sol y otra más gruesa que no deje pasar el frío nocturno.
Las alfombras sirven para evitar que el frío del suelo se extienda y así reducir la necesidad de usar la calefacción. También puedes mejorar el aislamiento si se pueden cubrir las paredes con cuadros o estanterías, lo que puede aumentar la temperatura de la pared hasta 1,5 °C en comparación con una pared desnuda. Otra opción es instalar un zócalo para bloquear el frío que sube desde el suelo.
Revisa el aislamiento de puertas y ventanas
Una buena idea es usar burletes en puertas y ventanas. De hecho, ya vimos un ejemplo en este accesorio que vende Lidl. Son unas pequeñas piezas de plástico que se ponen en la puerta o en la ventana y que tapona la entrada de aire, impidiendo que se pierda calor por una parte y al mismo tiempo taponando la entrada de aire frío del exterior. Sirve como sellador de la puerta del piso para impedir que entre aire frío.
Además cuida las ventanas. Puedes invertir en unas buenas ventanas y si son cierres viejos vigila que ajusten bien y no tengan grietas. En caso necesario puedes usar burletes autoadhesivos alrededor del marco de la ventana para sellar cualquier espacio entre la ventana y el marco pero también selladores de silicona o masilla para tapar grietas y aberturas en el marco de la ventana. Incluso llegué a instalar cortavientos alrededor de las ventanas para reducir la exposición directa a las corrientes de aire.
Incluso puedes emplear paneles aislantes en las ventanas. Sirve para ayudar a reducir la pérdida de calor en invierno y bloquear los rayos UV en verano. Hasta puedes colocarlos en el cajetín de la persiana si no ajusta bien.
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