Las redes WiFi forman ya una parte indispensable de nuestras vidas digitales, ofreciéndonos acceso a Internet y sus múltiples servicios. Sin embargo, no siempre su rendimiento dentro de casa es el óptimo, teniendo ralentizaciones, cortes en la conexión y el problema más habitual: áreas de la vivienda que se quedan prácticamente sin cobertura.
¿Qué podemos hacer? Pues en general no hay milagros y por muchos trucos mágicos que podamos leer o ver en vídeos por Internet, algunos con buena base científica, no siempre van a funcionar y tendremos que recurrir a las técnicas clásicas para tratar de optimizar todo lo posible nuestras conexiones.
Ubicación del router y de sus antenas
Este es un punto clave al que no solemos prestar atención. En general, lo más fácil para el instalador a la hora de situar el router en casa es elegir un lugar lo más cercano del cable de entrada, pero no siempre esta ubicación es la más adecuada para obtener la máxima velocidad de acceso y calidad en la conectividad WiFi de toda la vivienda.
Por ello, siempre que sea posible conviene colocar el router en la posición más favorable para que las señales inalámbricas que emite y las que le llegarán de nuestros dispositivos tengan el mejor alcance posible, con las menores interferencias tanto internas como externas a la vivienda. ¿Cómo lo hacemos? Pues podemos seguir los siguientes consejos:
- En primer lugar conviene mapear la cobertura de la WiFi en casa como explicamos en este artículo, para encontrar la mejor ubicación posible para el router en un punto intermedio y central en casa.
- En una vivienda de una sola planta, hay que intentar que el router esté al menos a la altura de los dispositivos que se van a conectar a él. Esto generalmente supone a la altura de una mesa y no en el suelo o completamente colgado en el techo.
- No conviene instalarlo en la habitación más alejada de la casa, sino más bien centrado con respecto a todas las habitaciones, ya que de lo contrario estaremos perdiendo una buena parte de la energía emitida hacia los muros exteriores en lugar de hacia el interior de la vivienda.
- No hay que instalarlo dentro de un mueble, aunque sea de madera, ni en la balda de una estantería con otras repletas de objetos o libros a su alrededor.
- Por supuesto, no tenemos que colocar objetos metálicos (como grandes electrodomésticos) o volúmenes de agua de gran tamaño (como peceras) a su alrededor, ya que pueden bloquear la señal saliente del router y la entrante procedente de los dispositivos como móviles, portátiles, etc.
- También conviene colocar las antenas externas, si es que las tiene el router, en perpendicular y no apuntando directamente a los dispositivos. En el caso de que la vivienda tenga varias plantas, nos interesará colocarlo en una intermedia, evitando la planta más baja o la superior para lograr una mejor distribución de la señal.
- En las cocinas suelen converger diversos problemas que reducen la señal inalámbrica, como por ejemplo el hecho de contar con grandes electrodomésticos con partes metálicas que reflejan la señal (hornos, frigoríficos, lavadoras, etc.), tuberías, depósitos de agua en calderas y termos que absorben el WiFi y aparatos como microondas que también pueden llegar a interferir. Si podemos, mejor evitar poner el router dentro o cerca de la cocina.
- Tampoco conviene situarlo detrás de una tele grande, ya que tienen muchas partes metálicas (si son modelos con disipador de calor con más razón) que bloquearán la señal del router.
Elección de la banda y canal para evitar interferencias
Al tratar de lograr la mejor velocidad de conexión y estabilidad posible hay otro factor muy importante que conviene considerar: la elección de la banda de funcionamiento, generalmente la de 2,4 GHz o la de 5 GHz en función de diferentes parámetros como del uso que vayamos a darle a la red, las dimensiones y características de la vivienda e incluso de cuántos vecinos haya a nuestro alrededor con conexión inalámbrica.
El primer parámetro a considerar es el radio de cobertura que nos ofrece cada banda de frecuencias, dato que está íntimamente ligado a su capacidad de penetración y a los obstáculos que encontraremos. La de 2,4 GHz es capaz de traspasar con mayor facilidad paredes, techos, suelos de distintos pisos, muebles, ventanas, etc.
Sin embargo su velocidad de acceso es generalmente menor por contar con un menor ancho de banda disponible en los canales, situándose, dependiendo del estándar, en menos de la mitad de velocidad de acceso que en el caso de 5 GHz.
- En equipos como altavoces conectados, sistemas de sonido, dispositivos del hogar inteligente, para navegar por la Web desde un PC o móvil, servicios de mensajería instantánea, correo electrónico, acceso a redes sociales, etc. suele ser recomendable utilizar la banda de 2,4 GHz por su mejor cobertura y estabilidad, ya que no necesitaremos grandes velocidades de acceso.
- Si lo que queremos es contar con la máxima capacidad de transferencia, entonces 5 GHz es la ganadora. Muy útil para ver vídeos a 4K con grandes tasas binarias, realizar descargas a toda velocidad o transferir archivos de un PC a otro.
- También conviene conocer qué otras redes WiFi hay a nuestro alrededor (por ejemplo las de nuestros vecinos) para poder elegir correctamente esta banda de funcionamiento óptima y el canal más apropiado en cada caso, como vimos en profundidad en este artículo.
Comprar o usar un dispositivo adicional que nos ayude
Si tras tener en cuenta todos los parámetros anteriores no logramos una mejora notable de la señal inalámbrica, podemos optar por adquirir algún dispositivo adicional que nos ayude en nuestra misión de lograr más cobertura y velocidad en la conexión.
- Por ejemplo, podemos apostar por los clásicos extensores de cobertura inalámbrica que copian los parámetros de nuestra red principal y crean una adicional a la que se conectarán los dispositivos más cercanos. Suelen ofrecer rendimientos aceptables siempre que podamos colocarlos en un lugar intermedio entre el router y la habitación donde queremos mejorar la cobertura.
- También tenemos la opción de comprar los llamados sistemas WiFi Mesh o en malla, que nos ofrecerán las mejores prestaciones posibles hoy en día, con múltiples nodos capaces de comunicarse entre sí para establecer los parámetros de la red más adecuados en cada momento.
- Otra de las opciones disponibles en el mercado son los adaptadores PLC con WiFi integrado, sistemas muy sencillos de instalar que utilizan la red eléctrica de casa para llevar la conexión cableada hasta las distintas habitaciones y desde allí, con un simple adaptador conectado a un enchufe establecen un punto de acceso inalámbrico al que se conectarán nuestros dispositivos. Suelen ser una muy buena opción y ofrecer un excelente rendimiento en instalaciones eléctricas relativamente modernas, aunque no están tampoco exentos de problemas y posibles situaciones de cortes y fluctuaciones de la velocidad que pueden llegar a resultar en un auténtico quebradero de cabeza.
- También podemos comprar un punto de acceso inalámbrico que conectaremos al router principal por cable Ethernet y nos ofrecerá una red WiFi generalmente de mayores prestaciones en cuanto a velocidad y cobertura se refiere.
- Por último tenemos la alternativa de utilizar un segundo router como sistema auxiliar para ampliar la cobertura de la red WiFi. En este punto podemos optar por usar uno antiguo que ya tengamos en casa para ampliar la cobertura configurándolo como repetidor o directamente por comprar y configurar un modelo de router neutro de nueva generación que nos proporcione lo último en conectividad.
Imagen portada | Netgear Wax204
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