Una buena higiene de nuestra ropa de cama es esencial para frenar el contagio de virus y bacterias en casa
Hacer la colada es una tarea cotidiana para una gran mayoría de hogares que busca tener las prendas de diario siempre impecables gastando poco, al tiempo que se higienizan elementos de uso diario como sábanas, mantas, toallas, etc., algo de especial interés sobre todo en plena época de afecciones víricas cuya expansión familiar queremos contener.
Por este motivo, elegir bien la temperatura de lavado que usamos en nuestra lavadora es esencial si queremos optimizar la higiene pero al mismo tiempo preservar la integridad de las prendas y evitar despilfarrar energía. ¿Cuáles son las temperaturas ideales en la lavadora para cada tipo de uso?
Temperatura ideal de lavado si queremos desinfectar la ropa
Uno de los principales casos de uso de la lavadora en invierno, con tanta epidemia vírica y bacteriana, es el relacionando con la desinfección de nuestra ropa, por ejemplo porque hemos estado en un ambiente muy contaminado (hospital, centro de salud, comercio, etc.) con posibilidad de haber estado en contacto con gérmenes como virus y bacterias, alérgenos, polvo e incluso sustancias contaminantes volátiles, etc.
Pero también en el caso típico de que ya haya entrado un virus en casa, como la gripe, y lo que queramos sea mantener a raya su expansión por la vivienda evitando o reduciendo el contagio a otros miembros de la familia.
En este caso la recomendación más generalizada es lavar la ropa de cama (sábanas, fundas de almohada, mantas), toallas, fundas del sofá e incluso cortinas, ropa interior, pijamas, etc. con más frecuencia de lo habitual (por lo menos una vez a la semana) y a la temperatura máxima que permita el tejido, dato que suele estar indicado en la etiqueta del producto.
Habitualmente los fabricantes como AEG, Haier o Siemens y empresas de detergentes como Sanytol coinciden en recomendar una temperatura mínima de 60ºC para lograr una desinfección efectiva, aunque en casos concretos si nuestra lavadora lo permite podemos incluso pasar de esta cifra en el caso de tejidos que lo soporten. Así, el calor podrá eliminar los gérmenes y desactivar las capacidades de contagio de los virus, bacterias y ácaros.
Además de la temperatura, elegir un ciclo de lavado largo también ayuda a mejorar la desinfección, así como tomar medidas adicionales como las siguientes:
- Emplear un detergente para desinfectar ropa que incluya un cierto porcentaje de lejía, aunque sea de forma puntual para ciertos días concretos del año en los que queremos prevenir contagios.
- Usar una secadora tras el lavado en lugar de secar al aire permite añadir una capa de calor adicional y eliminar más virus, bacterias y gérmenes residuales que solo con el ciclo normal de la lavadora.
Finalmente, es importante asegurarse de que la ropa no quede húmeda tras el ciclo de secado, para así evitar la posible aparición de bacterias y moho que puede resultar perjudicial para la salud.
Temperatura ideal en la lavadora si queremos ahorrar luz y cuidar las prendas
La mayor parte del consumo eléctrico de la lavadora es debido al proceso de calentamiento del agua para el lavado, de ahí que elegir una temperatura muy elevada pueda hacer que nuestro gasto se dispare.
Por ello, siempre que podamos y que la colada no esté muy sucia, conviene elegir modos de lavado de baja temperatura. De hecho, según la OCU, lavando a 30 grados o menos es posible ahorrar hasta un 60% de energía en el proceso, aunque lógicamente no tendremos la misma eficacia en la limpieza de prendas complicadas.
No obstante, con temperaturas por debajo de 50 grados debería ser más que suficiente para la mayoría de casos de prendas con poca suciedad que hayamos usado por ejemplo una o dos veces, obteniendo unos consumo medios eléctricos aceptables, algo que se dispara si seleccionamos modos por encima de esos 50 grados.
Además, también podemos ahorrar rebajando las revoluciones de la máquina a la hora de centrifugar la ropa seleccionando valores de entre 500 y 600 rpm si lo permite nuestro modelo, frente a los valores por encima de las 800-1000 rpm.
Así lograremos un importante ahorro aunque como es de esperar la ropa saldrá más húmeda al finalizar el ciclo, por lo que es una medida que conviene tomar sobre todo en regiones donde suela hacer calor para que no haya exceso de humedad en los tejidos y puedan producirse malos olores.
En el caso de que lo que queramos sea cuidar prendas delicadas, la temperatura elegida también deberá ser baja, típicamente de 30 o 40 grados. Esto permitirá mantener la integridad de las fibras de tejido y alargar la vida útil del producto.
Imagen portada | Siemens
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