Siguiendo estos sencillos consejos es posible lograr mejorar el almacenamiento de los alimentos y que tarden más en estropearse
Llega una de las épocas del año en la que los frigoríficos suelen trabajar más que de costumbre, porque compramos más comida, elaboramos más recetas que hay que conservar dentro, abrimos más las puertas y recibimos invitados, por lo que la cantidad total de alimentos se multiplica.
Esto hace que los electrodomésticos tengan que esforzarse para poder rendir adecuadamente, pero si no tenemos cuidado quizá no puedan hacerlo bien y al final la comida que metamos, que con los precios actuales nos habrá costado una pequeña fortuna, tienda a estropearse más fácilmente.
¿Qué podemos hacer? Pues hay una serie de medidas que conviene tener en cuenta para lograr mejorar el rendimiento de frigoríficos y congeladores en estas fechas en lo que podríamos llamar como activar el "modo Navidad". Veamos cuáles son las más importantes.
Elegir una temperatura especial para Navidad
Elegir una temperatura adecuada en nuestros frigoríficos permitirá que los alimentos se mantengan más tiempo frescos, que duren más y desperdiciemos menos comida. Pero bajar mucho el nivel de enfriamiento del equipo puede ser contraproducente y disparar el consumo eléctrico. De ahí que sea necesario mantener un equilibrio adecuado y más en Navidad.
Según la OCU e Iberdrola, la temperatura óptima en condiciones normales se sitúa en torno a 4°C, aunque el margen real oscila entre los 3 y los 5 grados, en función de lo vacía o lo llena que esté la nevera y la época del año. Por su parte, la temperatura ideal del congelador se sitúa entre los - 17-18°C en el rango superior y los - 22-24ºC en el inferior.
Otras marcas como LG recomiendan mantener el frigorífico a una horquilla de temperaturas más amplias, de entre 2 y 8 grados centígrados, mientras que compañías como AEG hacen lo propio en el rango de 3 y 5 grados. Este fabricante también nos da recomendaciones concretas para el congelado de ciertos alimentos como el pescado o la carne.
Muy bien, pero ¿qué cambia en Navidad? Pues aquí hay que diferenciar entre dos casos de uso: si somos anfitriones y vamos a encargarnos ce las cenas y comidas o si no.
Si somos de ir a comer fuera en Navidad y no estaremos en casa tanto tiempo, podemos elegir el rango alto de las temperaturas antes mencionadas del termostato, suponiendo que la temperatura habitual de la cocina en estas fechas sea baja. Así, podemos escoger unos 5ºC para el frigo y -18ºC en el congelador.
Pero si vamos a ser anfitriones las cosas cambian, o por lo menos en los días más señalados del mes como Nochebuena, Navidad y Nochevieja. En estos casos donde nos encargaremos de celebrar reuniones en casa van a suceder varias cosas que hay que tener en cuenta.
Para empezar tendremos que almacenar más cantidad de comida, pero también probablemente elaboremos más platos calientes usando hornos y placas, por lo que subirá la temperatura de la cocina. Además, la puerta del frigorífico tenderá a abrirse con mayor frecuencia para sacar y meter productos, bebidas frescas, hielos, etc.
Por todo ello, estas fechas clave de uso intensivo de la nevera y el congelador la recomendación es optar por el valor mínimo de los rangos antes mencionados. Es decir, podemos seleccionar una temperatura de unos 3 grados en la parte de la nevera y entre -21 y -22 en el congelador, si nuestro modelo lo permite.
Colocar bien los alimentos dentro del frigo
Si queremos evitar que la comida se estropee antes, se deshidrate o pierda valor nutritivo, es recomendable además que guardemos los alimentos siempre empaquetados o cubiertos con film transparente. Esto nos evitará además que se mezclen aromas, contaminaciones cruzadas y que la comida tenga ese característico "olor a frigo".
Otro consejo general de almacenamiento es tratar de evitar introducir comida muy caliente en el frigo. Si lo hacemos se incrementará la temperatura del interior del mismo estropeando potencialmente el resto de alimentos que ya tuviéramos guardados.
Como el aire frío tiende a bajar y el caliente a subir, la zona inferior del frigorífico será en general la que presente unas temperaturas más bajas, lo que la convierte en el lugar ideal para conservar los alimentos más perecederos.
Por ejemplo, en la balda inferior que la mayoría de modelos tienen justo por encima del cajón de frutas y verduras conviene colocar los recipientes con carnes y pescados crudos que acabemos de traer de la tienda.
También los alimentos que hayamos sacado del congelador para descongelar. Aunque los coloquemos en un recipiente estanco que recoja el agua que se vaya derritiendo, si los situamos en esta zona inferior nos evitaremos posibles problemas de contaminación de otros alimentos.
En el cajón de frutas y verduras situado bajo esta balda inferior colocaremos este tipo de alimentos vegetales, prestando especial atención a si nuestra nevera cuenta con alguna función concreta para regular la cantidad de humedad en función del tipo de contenido que almacenemos, para lo que conviene leer las instrucciones del fabricante para nuestro modelo concreto.
Las puertas suelen ser la zona más inmediata para colocar cosas en el frigorífico. Sin embargo, dada su situación y que van a estar abriéndose y cerrándose con frecuencia, presentan grandes oscilaciones de temperatura, lo que limita su uso a comida que sea resistente a estas variaciones térmicas.
Por ejemplo, al ser la zona menos fría del frigo es el lugar ideal para alimentos que no requieran temperaturas bajas y estables, como bebidas, refrescos, leche, salsas no caseras, margarinas, chocolates o huevos.
Función de enfriamiento rápido
Otra cosa que conviene tener en cuenta en Navidad es que, cada vez que vayamos a la compra a cargar la nevera con nuevos alimentos conviene activar, si la tenemos, la función de enfriamiento rápido, conocida por algunos fabricantes como función "ultra cool", "coolmatic", "frostmatic", "ultrafrost", "rapid cool" y nombres similares.
Es una función que suele estar disponible como un botón dedicado en la interfaz del frigorífico o dentro del menú principal de opciones. En todos los casos la misión de esta función es la misma: poner a trabajar al frigorífico y/o congelador al máximo de sus posibilidades durante un relativo corto periodo de tiempo para lograr bajar la temperatura del interior hasta un valor prefijado lo antes posible.
Dependiendo de cómo se implemente esta función en cada modelo concreto, puede que esta temperatura objetivo sea la misma que ya teníamos configurada para el uso diario, o bien que sea una más reducida para darle un extra de frío a los alimentos.
Una vez transcurrido un cierto periodo de tiempo, que suelen ser unas 4-6 horas, esta función se desactiva automáticamente, aunque hay frigos y congeladores en los que tenemos que hacerlo a mano, volviendo a pulsar el correspondiente botón en el menú principal o interfaz principal del aparato.
Por ejemplo, si traemos carne, pescado o congelados es una función imprescindible para que sufran lo menos posible en el traslado. De hecho, podemos activarla justo antes de salir a la compra para que a la vuelta ya tengamos el frigo preparado con una temperatura más baja de lo normal.
Otro caso de uso es cuando vamos a meter en el frigo alimentos templados procedentes por ejemplo de un cocinado reciente. De este modo nos aseguramos de que ese exceso de calor introducido en la nevera no daña al resto de alimentos.
O también cuando queremos un enfriamiento rápido de algunos elementos como bebidas o refrescos o por ejemplo para acelerar la fabricación de hielo en un momento puntual para atender a invitados.
Imagen portada | Kateryna Hliznitsova
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