Programar el aire acondicionado para que se encienda solo no siempre es útil: cuándo merece la pena y cuándo es mejor no hacerlo

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Llega la época de calor y tras revisar los equipos de climatización y hacer las tareas de mantenimiento previas toca encender el aire acondicionado en casa. Son equipos que cuentan cada vez con más tecnologías y con muy diferentes funciones que sirven para lograr la temperatura ideal en casa y tener así un ambiente óptimo.

Y una de estas funciones que suelen venir de serie en la mayoría de modelos son los programadores o temporizadores, una opción que nos permite indicarle al aire acondicionado que se encienda y/o apague siguiendo un horario previamente establecido.

Es una característica que puede llegar a resultar muy útil en algunas circunstancias, pero que en otras no sirve de mucho e incluso puede ser contraproducente. ¿Cuándo merece la pena usarla?

Cuándo merece la pena usar el programador del aire acondicionado

La posibilidad de seleccionar en nuestro mando a distancia una serie de horarios para el encendido y apagado automático del aire parece a priori una clara ventaja, aunque una vez que nos ponemos manos a la obra muchas veces puede que no sea tan importante como pensábamos.

A las dificultades para establecer los horarios en algunos modelos concretos por configuraciones demasiado complejas se añaden otros inconvenientes, como por ejemplo que no siempre podemos aprovechar las teóricas ventajas ofrecidas.

Es una función que resulta útil si nuestro modelo no es lo suficientemente potente como para enfriar la sala de forma rápida y tarda muchos minutos o incluso varias horas en llegar a la temperatura objetivo. Es algo que puede suceder por ejemplo en ciertos días de mucho calor donde parece que la máquina no da más de sí al enfriar la habitación.

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En estos casos si queremos tener una temperatura confortable al llegar a casa podemos dejarlo programado para que se encienda una o dos horas (dependiendo del modelo y del calor que haga) antes de que lleguemos y así disfrutar de un mayor confort al entrar.

Otra situación habitual donde merece la pena es en viviendas muy calurosas, generalmente orientadas al sur, donde la temperatura se dispara hacia las horas centrales del día. En estos casos contar con la opción de que el aire se encienda solo nos permitirá encontrarnos con un ambiente más agradable al llegar del trabajo y evitar la típica sensación de bochorno que nos obliga a ir corriendo a abrir las ventanas.

La función de apagado programado es interesante si por ejemplo lo que queremos es irnos a dormir sin preocuparnos de que el aparato se quede funcionando toda la noche y si no queremos despertarnos para apagarlo manualmente. De hecho, hay muchos modelos que tienen modos "sueño" o "noche" especiales de temporización automática que permiten apagar el equipo tras unas ciertas horas pulsando un solo botón.

Cuándo no merece la pena usar el programador del aire acondicionado

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Sin embargo, hay otras ocasiones en las que usar el programador puede no ser de ayuda e incluso resultar contraproducente, como sucede por ejemplo si nuestro equipo tiene mucha potencia de refrigeración y la sala es pequeña.

Por ejemplo, en casos donde logramos alcanzar una buena temperatura objetivo en la sala en tiempos cortos como 15 o 20 minutos, probablemente no nos merezca la pena dejar programado el aire para que se encienda antes de llegar. El motivo es que, en cuanto estamos en casa lo encendemos y en muy poco tiempo mientras nos cambiamos de ropa, duchamos, guardamos la compra, etc. ya tendremos una temperatura agradable. De este modo evitamos desperdiciar energía durante el tiempo que no estamos.

Tampoco conviene dejarlo programado si no sabemos exactamente la hora de llegada a casa, ya que en cuanto nos retrasemos por cualquier circunstancia, como por ejemplo un atasco o porque nos surja otro plan alternativo, estaremos malgastando electricidad.

En estos casos sí puede resultar de ayuda contar con algún sistema de encendido y apagado remoto en los conocidos como aires acondicionados inteligentes, ya sea una función integrada de serie o añadida a posteriori, modelos que podemos controlar a través de una conexión WiFi allí donde estemos.

Otro caso donde no nos merece la pena es si vivimos en un lugar donde suele haber cortes de corriente eléctrica frecuentes y nuestros equipos de aire acondicionado no se "rearman" por sí solos o no guardan la configuración del programa. Esto es algo más frecuente en los modelos de aire acondicionado portátil, que en muchos casos requieren del usuario para volver a dar al botón de encendido tras un apagón.

Mi caso concreto: así uso yo los programadores de mis equipos

En mi caso, contamos en casa con dos aires acondicionado fijos de pared que comentábamos en este artículo y también con un modelo portátil que movemos de una habitación a otra cuando lo necesitamos y varios ventiladores también programables.

En los fijos de pared, aunque contamos con función de programación que permite establecer pautas muy detalladas, apenas lo usamos por varios motivos. Para empezar, usarlo resulta complicado y poco intuitivo, con botones que no sabes muy bien para qué sirven.

Además, tampoco tenemos un horario fijo todos los días de la semana, por lo que hay que acordarse de ir cambiando la programación día a día antes de salir de casa cada día (que casi siempre es con prisas como pararse a cambiar el programador) y con el engorro que supone.

Sí ponemos el modo nocturno que sube un poco la temperatura y reduce sensiblemente el ruido, aunque en general preferimos controlar la temperatura, el nivel de ventilación y el encendido y apagado de forma manual.

El motivo es que con todo bien cerrado, alcanzar una temperatura de 24-25 grados dentro frente a los 35-40 grados de fuera no lleva mucho más de 15-20 minutos, por lo que dejarlo programado para que se encienda solo no sale a cuenta, sobre todo si dependes de llegar a casa con transporte público que puede retrasarse mucho más de ese tiempo.

Lo que sí usamos con frecuencia son los modos de apagado automáticos de los ventiladores y del aire portátil. Su uso es muy sencillo e intuitivo, ya que basta con pulsar un botón varias veces para decirle que se apague en 30, 60, 90, 120 minutos, con lo que puedes dejarlo listo antes de acostarte y olvidarte. Es una función que sí me hubiese gustado tener en el aire acondicionado fijo.

Imagen portada | Elaboración propia

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