Vuelve el calor y pensamos en comprar un sistema de aire acondicionado para casa, pero miramos las ofertas de las tiendas y hay infinidad de marcas, modelos y tecnologías diferentes, aunque aparentemente todos prometen hacer más o menos lo mismo: producir una cierta cantidad de frío para refrescar nuestras viviendas.
¿Son todos iguales? Pues como ya vimos en este artículo no, no son iguales. Su rendimiento dependerá de muchos factores y uno de ellos está íntimamente relacionado con la propia tipología del sistema de aire acondicionado que vayamos a instalar en casa.
En general podemos hablar de tres tipos o modalidades de aire acondicionado doméstico que podemos comprar para nuestras viviendas: los de tipo "split", los portátiles y los de conductos. Cada uno tiene sus propias ventajas e inconvenientes que vamos a repasar a continuación.
Aire acondicionado de tipo "split"
El termino inglés "split" en español significa "dividir" y este tipo de aire acondicionado se denomina así porque el sistema está fundamentalmente dividido en dos partes: una unidad exterior que integra el compresor y la tecnología encargada de generar el ciclo de intercambio de calor y una segunda unidad interior que se encarga de emitir el aire frío a la habitación con unos ventiladores tubulares.
La unidad exterior suele ser la más ruidosa, grande y pesada, necesitando de unos buenos soportes si la pensamos tener colgada de la pared de la fachada, aunque también puede instalarse sobre terrazas, tejados y suelos. La unidad interior es más elegante, ligera y está pensada para funcionar de forma mucho más silenciosa.
La principal ventaja de esta modalidad es su eficiencia. Con un equipo moderno y si la casa está bien aislada podemos reducir notablemente el gasto eléctrico a final de mes. No hay tubos por los que se escape el calor o el frío como en los modelos portátiles y además, si instalamos uno de estos equipos en cada habitación, podemos regular la temperatura de forma individual en cada uno de ellos para adaptarla a nuestras preferencias.
Y si hay alguna habitación que no usamos, simplemente no encendemos el split en esa sala y así no desperdiciamos energía. Es decir, podemos decidir para cada split si lo encendemos o no, a qué temperatura lo ponemos y con qué velocidad de ventilación lo queremos.
También son los más rápidos en lograr que la sala alcance la temperatura objetivo. Al no haber ineficiencias el aire frío o cliente (si tiene bomba de calor para el invierno) nos llega directamente desde el equipo sin interrupciones y a los pocos minutos de encenderlo ya empezamos a notar el frescor o calor deseado. No hay que enfriar o calentar previamente conductos ni tuberías.
También nos permiten regular la intensidad de este aire con diferentes modos y velocidades de ventilación, así como redirigir el chorro hacia la posición que más nos convenga, con aspas que se mueven tanto en vertical como en horizontal. Y algunos modelos vienen con sistemas de filtración avanzados para combatir alérgenos, virus y bacterias.
Entre sus inconvenientes se encuentra que son equipos más caros que los portátiles y que además requieren de una instalación profesional para que puedan estar en marcha oficialmente. Además, necesitaremos contar con un lugar adecuado para instalarlos, tanto en la habitación como fuera de casa, requiriendo hacer agujeros en la pared para pasar las tuberías de cobre que transportan el gas entre ambas unidades.
Aire acondicionado por conductos
Si os gustan los programas americanos de reformas seguro que habéis visto que instalan sistemas de climatización de los llamados "por conductos". Es un tipo de aire acondicionado o calefacción que suele ser menos habitual en las viviendas españolas de clase media, aunque sí está presente en las casas de alta gama con lo último en tecnología.
El motivo es que requieren o bien de una planificación previa desde el momento de construir la vivienda o bien de una importante reforma para llevar esos famosos conductos por todas las habitaciones deseadas.
Es la solución ideal si lo que queremos es climatizar toda la casa a la vez, puesto que el aire frío o caliente se reparte de forma uniforme por todas las estancias. Para ello se utilizan una o varias unidades exteriores que cuentan con el sistema de compresión y una o varias unidades interiores que, ocultas tras las paredes o techos reparten el aire a través de una serie de tubos.
Estos tubos suelen ir por falsos techos en una red de conductos que tiene salida en cada habitación mediante unas rejillas que podemos cerrar y abrir a voluntad, pero poco más.
¿Su principal ventaja? Que queda totalmente oculto a la vista del usuario. Tan solo vemos las rejillas por las que sale el aire y ya está. Dentro de casa no hay más aparatos salvo el termostato y mando a distancia.
El problema es que requiere, o bien que la vivienda ya tenga una preinstalación de obra o de lo contrario tendremos que hacer una importante reforma para ocultar todos los tubos. Además, en general el control por zonas no es tan bueno como en el caso anterior donde podíamos variar la temperatura sala por sala. Aquí logramos una temperatura más uniforme en toda la casa pero no podremos variar la de cada habitación por separado.
Aire acondicionado portátil
Los sistemas de aire acondicionado portátil son equipos que tienen un funcionamiento similar al de los fijos, con un sistema de compresión integrado esta vez bajo su carcasa. Sin embargo, a diferencia de éstos no necesitan instalación o por lo menos no tan compleja. Es suficiente con situarlos cerca de una ventana y sacar un tubo de extracción del aire caliente al exterior.
Por tanto no requieren de la visita de un técnico y nosotros mismos podemos hacerlos funcionar siguiendo las instrucciones del fabricante. Esto abarata su coste ya que nos ahorramos su instalación. Además, podemos moverlo de habitación si lo necesitamos y guardarlo cuando no lo utilicemos e incluso cambiarlo de vivienda si somos de mudanza fácil.
Está especialmente indicado en situaciones en las que no podamos o queramos instalar uno convencional de tipo split, como cuando estamos de alquiler, en segundas residencias, cuando la comunidad de vecinos no nos deja colocar uno con unidad de exterior, etc. Además, en los últimos años los fabricantes han ido incorporando más funcionalidades y en el mercado podemos encontrar modelos con bomba de calor para el invierno o sistemas de deshumidificación que tampoco necesitan instalación.
En cuanto a los inconvenientes de estos equipos, tres son las principales desventajas: ocupan un considerable espacio, se reduce la eficiencia energética con respecto a un modelo fijo y son muy ruidosos. Empezando por la cuestión del espacio, es evidente que tenemos que reservar un hueco en la habitación para colocar el sistema del aire.
A pesar de que los equipos modernos son muy compactos, el hecho de tener que sacar el tubo al exterior al final nos obliga a ponerlo cerca de una ventana y en posiciones que no siempre son las más adecuadas para pasar desapercibido.
El segundo problema es el de la eficiencia energética. El tubo expulsa el aire caliente al exterior pero también radia parte de ese calor dentro de la habitación al ser generalmente un tubo de plástico sin ningún tipo de aislamiento. Además, aunque suele venir algún adaptador para tapar el espacio de la ventana que sobra, siempre quedan huecos por los que se escapa el frío y entra el aire del exterior por lo que necesitaremos más frigorías de lo normal.
Por último tenemos el aspecto del ruido. Da igual las cifras que indique el fabricante en la propaganda. Los aires acondicionados portátiles suelen ser muy ruidosos. Normalmente nos encontramos con valores de entre 45 y 60 dB muy superiores a los 24-25 recomendados para dormir con el aparato encendido por la noche. Es cierto que hay modelos silenciosos, pero aún así siempre hacen más ruido que un modelo por conductos o de tipo split que tiene el compresor fuera de casa.
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