Llega el verano y a la hora de intentar sobrevivir a las altas temperaturas de la época más calurosa del año, junto a los métodos tradicionales, existen alternativas como sistemas de climatización y en el caso de los más afortunados, la posibilidad de instalar una piscina en casa.
Aunque esta última solución está este año más en entredicho que nunca, sobre todo por la sequía que nos ocupa, hay usuarios que se plantean instalar una piscina en casa, sobre todo aquellos que cuentan con espacio suficiente en el balcón o en la terraza. Y en este artículo vamos a intentar aclarar si hay algún impedimento al respecto.
Piscina de obra o portátil
En este artículo me voy a centrar en las piscinas portátiles, puesto que, en el caso de una piscina de obra se dan una serie de características especiales. De entrada será necesario contar con una licencia de obra, así como de un profesional, encargado de determinar si nuestra terraza y el forjado pueden soportar el peso para no terminar en casos como este, con balcones que se vienen abajo o terrazas que se desploman, porque además el agua no solo molesta, se mete por las grietas y afecta a la armadura del hormigón.
¿Necesito permiso de los vecinos?
De nuevo, hay que tratar el tema de las comunidades de propietarios. ¿Puede la Comunidad de Vecinos prohibirme que instale una piscina en mi terraza o balcón?
No, al menos en el caso de una piscina portátil o desmontable, ya que como veremos un poco más abajo, no es necesario realizar ninguna obra que altere los elementos comunes de la finca. Sólo será necesario le permiso, según la Ley de Propiedad Horizontal, si se ha de alterar algún elemento común (estructura, instalaciones, cerramientos).
Dicho esto, ocurre algo parecido a lo ya visto al hablar de los aires acondicionados. A menudo el ayuntamiento de turno prohibe máquinas exteriores en fachadas pero los estatutos de la una comunidad puede que lo hagan o que no... depende.
Por eso hay que estar al tanto de los estatutos y aunque no digan nada al respecto y aunque no sea necesario el permiso de la Comunidad de Vecinos, no está de más el ponerles en conocimiento acerca de la instalación que pretendemos realizar.
Además, no hay que olvidar que vamos a colocar una gran cantidad de agua en la terraza, de forma que una rotura, aunque sea parcial de la piscina, puede provocar un derrame de líquido importante que provoque filtraciones y daños a otros vecinos. Por eso es necesario antes vigilar que la cubierta está bien impermeabilizada e incluso ampliar las coberturas del seguro doméstico.
Normativa
Junto al tema de los vecinos, hay que fijarse es en el marco legal que puede afectar a este tipo de instalaciones. Como se trata de viviendas, de nuevo hay que fijarse en la Ley de Propiedad Horizontal. Una norma que de entrada no establece ninguna limitación al respecto.
Volvemos a fijarnos en el artículo 7.2, el mismo que ya vimos cuando tratamos el tema de los aires acondicionados y la posibilidad de instalar uno en casa. Este artículo afirma lo siguiente:
"Al propietario y al ocupante del piso o local no les está permitido desarrollar en él o en el resto del inmueble actividades prohibidas en los estatutos, que resulten dañosas para la finca o que contravengan las disposiciones generales sobre actividades molestas, insalubres, nocivas, peligrosas o ilícitas”.
La LPH no establece de entrada ningún impedimento legal a la hora de instalar una piscina desmontable o hinchable dentro de nuestra casa, en una terraza o un balcón. Pero que no se prohiba de forma expresa, no quiere decir que pueda hacerse siempre.
Y es que hay aspectos muy importantes a estudiar. No es sólo comprar una piscina y llenarla de agua porque tengamos espacio en la terraza para colocarla. Y es que es muy importante la capacidad de sobrecarga. La pregunta que debemos formular es si la terraza aguantará el peso de la piscina.
Números y más números
Es importante calcular el peso máximo que esta puede aguantar. Por eso, lo primero puede ser ponerse en contacto con un profesional, ya sea un aparejador o arquitecto, alguien con conocimientos específicos, que vea el sitio en el que queremos colocar la piscina y que termine si es posible emitiendo un informe técnico, relativo a la seguridad en la instalación.
En este punto hay que tener en cuenta otra normativa, más allá de la LPH. Son las normas de estructuras, caso del Código Técnico de la Edificación (DB SE-AE) para calcular el peso que la terraza puede soportar, algo que puede depender del estado del edificio y de su mejor o peor conservación.
Hay que estudiar por un lado el peso propio de la estructura, o lo que es lo mismo, el peso del forjado (el peso de la propia estructura y de los materiales) al que se ha de sumar las cargas variables. Éstas se refieren por ejemplo a las personas que entran en la piscina y sobre todo al agua, que esta es capaz de almacenar.
Hay que tener en cuenta, que más que el tamaño y la amplitud de la piscina, lo que importa es la altura de agua que puede almacenar. Sabiendo que la densidad el agua es de aproximadamente un kilogramo por litro, imaginemos una piscina que tiene 40 centímetros de agua en altura. Total, 400 kilos por metro cuadrado, y eso sin sumar la carga variable por las personas que la van a usar.… Se puede alcanzar un peso que ponga en riesgo la estructura de la casa.
Imaginemos una piscina como esta, con una capacidad anunciada de 4.800 litros, 3.600 litros si se llena al 90%. Esto son 3.600 kg de masa o 3,6 toneladas. En el caso de esta piscina, ese peso se reparte en un superficie de 7,07 m2, lo que sale a 509 kg/m2.
Ahora debemos fijarnos en el Código Técnico de Edificación (pag 9.) para conocer la capacidad de sobrecarga de una terraza en un edificio de viviendas. Son 200 kg/m2 y con la piscina del ejemplo superamos el doble de la carga para la que fue diseñada la estructura.
Aunque la ley no dice nada al respecto, lo que si dice es que cada metro cuadrado forjado de una vivienda debe ser capaz de soportar la presión de 200 kilos. Una cifra sobre la que hay que hablar. Y es que para dejarlo todo claro, he recabado la información de un experto, Rafael Roa, que es arquitecto técnico e Ingeniero de Edificación.
Y es que aunque es verdad que se suele calcular una cifra mayor (superior es esos 200 kilos) en los certificados de la obra, "se firman los 200kg/m2 porque la resistencia real del hormigón depende de muchos factores".
A día de hoy todos los hormigones estructurales se elaboran en fábrica, así que ese factor no afecta cómo cuando se conseguía la mezcla de forma manual, pero "eso no quita que el hormigón se pueda ver afectado por factores como la humedad y temperatura del día concreto que se vierta y el riego continuo (curado) que se hace tras vertirlo mientras se seca".
Por lo tanto, ya vemos que "esos 200kg/m2 viene a ser una especie de mínimo de seguridad". Una cantidad de la que se está seguro que no va a bajar, aunque se calculen para de 350kg/m2 o más y se empleen hormigones especiales. Debemos por lo tanto quedarnos con esos 200kg/m2.
Una cantidad que es perfectamente compatible con el uso residencial habitual, soportando, muebles y personas sin mayor problema. Pero como vemos, con una piscina y 30 centímetros de agua, la cosa ya cambia. Superamos ese tope de seguridad y eso es algo que hay que evitar a toda costa.
Y es que con todo lo que hemos dicho, el valor aceptado será el de no lograr una altura de más de 20 centímetros en agua para alcanzar esos 200 kg/m2 (350 kg son 35 cm de agua, 400 kg son 40 cm de agua...) pero no queda aquí todo.
Y es que esos 200 kilos no son la cifra final. A esa cantidad, a esos famosos 200 kg que logramos con los 20 centímetros de agua, "hay que restar el peso de los niños y adultos que haya en la piscina".
Poniendo por ejemplo un niño, si este pesa 20 kg, "hay que hacer una resta y hay que quitar 2 centímetros de agua para no pasarse de los 200 kg/m2". Eso en el caso de un niño, porque si por ejemplo se bañan dos adultos de 80 kg cada uno el resultado con la resta es que la piscina no puede tener más de 4 centímetros de agua.
Otros factores para buscar seguridad
Además entran en juego otros términos como los coeficientes de seguridad o la redistribución de las cargas. Se trata de variables que son eso, un margen en el que moverse.
En el caso de los coeficientes de seguridad, son los que usan los arquitectos para no bajar de los 200 kg. Tratan de corregir problemas con los materiales, que estos no se comporten de forma adecuada, para subsanar defectos de la construcción, distribuciones irregulares de las cargas, pérdida de capacidad portante por agotamiento...
Con estos cálculos, en un piso recién construido con la normativa actual se podría poner una piscina portátil que no supere los 20 centímetros de profundidad, una cantidad que habría que relacionar con el peso de las personas que van a usar esa piscina en un momento determinado.
Imagen portada | Kampus Production
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