Los aficionados a la fotografía conocemos bien el prestigio que tiene la firma alemana Zeiss como fabricante de instrumentos ópticos y lentes de la más alta calidad para cámaras fotográficas. Sin embargo, actualmente su porfolio aglutina productos muy diferentes a aquellos que han encumbrado su imagen de marca entre los consumidores, como proyectores para planetarios, espectrómetros, escáneres para las máscaras utilizadas en fotolitografía o lentes para gafas, entre muchos otros.
Pero la capacidad de innovación de esta firma parece no tener límites. Uno de sus productos más atractivos para los usuarios domésticos es la nueva versión de sus gafas de realidad virtual, a las que han bautizado como Cinemizer OLED. Son más voluminosas que unas gafas activas para ver películas en 3D, por supuesto, pero sensiblemente menos aparatosas que otras propuestas a priori similares, como el Personal 3D Viewer de Sony.
Una tecnología a la última
En el interior de estas sofisticadas gafas podemos encontrar dos pequeños monitores OLED de alta resolución (870 x 500 píxeles) que, al estar a solo unos centímetros de nuestros ojos, nos brindan la sensación de sumergirnos en una pantalla de 40 pulgadas a una distancia de 2 metros. Precisamente, esta característica es la que proporciona a los usuarios la sensación de inmersión en los contenidos audiovisuales.
Además, son compatibles con una amplia variedad de señales en 3D, incorporan sonido estéreo de calidad y nos permiten realizar un ajuste de las dioptrías entre -5 y +2. Pero, sin duda, lo más interesante para nosotros, los usuarios, es saber para qué podemos utilizar un producto como este.
¿Para qué podemos usarlas?
El abanico de escenarios de uso en el que estas gafas pueden «hacernos la boca agua» es amplio. Podemos utilizarlas para sumergirnos en nuestros videojuegos favoritos conectándolas a una consola de sobremesa o un PC, disfrutar nuestras películas a través de ellas enlazándolas con un reproductor de Blu-ray Disc o un smartphone, usarlas para pilotar un drone u otro vehículo teledirigido equipado con una cámara FPV (First Person View), etc.
Incluso, resultan muy atractivas en escenarios claramente profesionales. Pueden, por ejemplo, ser empleadas por los odontólogos para conseguir que sus pacientes se abstraigan de las operaciones que se están llevando a cabo en su boca, o por los arquitectos para permitir a sus clientes pasear por un entorno virtual que represente de forma realista un edificio que aún no ha sido construido. Sus posibilidades son prácticamente ilimitadas.
Las principales diferencias existentes entre esta nueva versión de las gafas y la que Zeiss lanzó con anterioridad residen en el diseño externo del chasis, la calidad de las pantallas OLED, la conectividad (ahora incorporan un adaptador HDMI) y su autonomía. Si os han conquistado ya podéis haceros con ellas, aunque, eso sí, no son baratas. No hemos podido conseguir su precio oficial en Europa, pero os podemos adelantar que en Estados Unidos se están vendiendo por casi 800 dólares.
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