Si habéis tenido la ocasión de asistir alguna vez a una feria dedicada a la alta fidelidad, como, por ejemplo, Elitexpo, el evento que se celebra anualmente en Madrid desde hace casi cinco años, habréis comprobado que el mercado pone actualmente a nuestra disposición cajas acústicas muy diferentes. Las hay electrodinámicas, electrostáticas, con bocinas... Pero las diferencias no solo residen en su principio de funcionamiento; también en su forma externa, que puede ser radicalmente distinta de unas a otras.
La forma del recinto de una caja acústica es muy importante porque puede ayudar a combatir con eficacia las resonancias internas para, de esta manera, reducir la coloración del sonido tanto como sea posible. Lo curioso es que, aunque todos los fabricantes conocen este principio, algunos siguen caminos diametralmente opuestos. Los hay que apuestan por diseños muy «cuadradotes» y angulosos. Otros prefieren los recintos redondeados y sin aristas. Y unos pocos han decidido inspirarse claramente en la forma de los instrumentos musicales que todos conocemos porque argumentan que, así, suenan mejor.
Durante la última década y media he tenido ocasión de asistir a decenas de ferias de alta fidelidad (muchas de ellas en el extranjero), y también a cerca de un centenar de audiciones. A lo largo de este tiempo me he formado la opinión, subjetiva, por supuesto, de que las cajas acústicas con recintos que evitan las paredes paralelas y tienen superficies curvas, suenan mejor. Es evidente que esta es una simplificación excesiva porque la calidad de los altavoces y el diseño del filtro divisor de frecuencias son esenciales. Pero, si tengo que mojarme, me quedaría sin dudarlo con los recintos redondeados, suponiendo que los demás elementos de la caja acústica acompañan.
Y, en lo que concierne a las que están inspiradas en la forma de un instrumento musical, como muchos modelos de Sonus Faber, Eggleston Works o Ring Audio, entre otras firmas, creo que el secreto de su sonido, que a menudo es muy bueno, reside sobre todo en que esos recintos curvados y con paredes no paralelas consiguen combatir eficazmente las ondas estacionarias y las vibraciones que suelen colorear el sonido. Casi siempre usan recintos reforzados, lo que les da una gran rigidez estructural.
Solo conozco una excepción. Se trata de unas cajas acústicas cuya construcción está claramente inspirada en la de instrumentos musicales como las guitarras o los violines. Pero, a diferencia de la mayor parte de las cajas acústicas, su recinto está diseñado para vibrar, tal y como lo hace la caja de resonancia de muchos instrumentos musicales. ¿Su sonido? Excepcional. De lo mejor que he oído por su transparencia y creíble timbre. Son las Kiso Acoustic, tanto el modelo HB-1 como el HB-X1, fabricadas artesanalmente en Japón. Quedaos con este nombre y, si tenéis la oportunidad de escucharlas, no las dejéis escapar.
En Xataka Smart Home | Elitexpo 2013: regresa la feria para los apasionados por la Alta Fidelidad (Parte I)
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