El DVD cambió las reglas del juego. No cabe ninguna duda de que la llegada de este popular formato a nuestros hogares, a finales de la década de los 90, representó un espaldarazo definitivo para el cine en casa. El VHS popularizó la reproducción de cine doméstico, por supuesto, pero el primer formato digital de distribución masiva lo consolidó definitivamente.
El indiscutible éxito del DVD estribó, por un lado, en la evidente mejora de la calidad de imagen que ofreció frente al formato analógico VHS y sus competidores, los estándares Betamax y Vídeo 2000. Y, por otra parte, en la posibilidad de disfrutar un sonido multicanal 5.1 de gran calidad.
Cuando este atractivo formato estaba plenamente asentado, se inició la comercialización de algunas películas cuya banda sonora no estaba codificada con una distribución de canales 5.1 (dos delanteros laterales, un delantero central, dos de efectos traseros y uno más para las bajas frecuencias), sino 7.1. Esta configuración de las bandas sonoras contempla dos canales de sonido adicionales, destinados a otras tantas cajas acústicas colocadas justo detrás de la posición de escucha.
¿Estás seguro de que te interesa un equipo 7.1?
Sobre el papel, disfrutar una buena película con sonido 7.1 es una gozada. La filosofía del sonido multicanal, y lo que realmente da sentido a esta tecnología, es su capacidad de situarnos en el centro de la acción, sumiéndonos en el hilo argumental de la película. Esto es fantástico, pero, antes de embarcaros en la compra de un equipo de cine en casa dotado de ocho cajas acústicas, os aconsejo que os planteéis dos condicionantes a los que merece la pena prestar atención si no queremos que nuestras expectativas acaben insatisfechas.
La primera de ellas incide directamente en la oferta de películas. La mayor parte de los títulos en DVD y Blu-ray Disc que se editan en nuestro país tiene una banda sonora codificada en formato 5.1. Existen películas con sonido 7.1, por supuesto, pero buena parte de esos títulos solo incorporan este formato en la pista original en inglés, y no en castellano. Aun así, y aunque nos guste disfrutar las películas con su sonido original, el número de películas con sonido 7.1 es abrumadoramente inferior al de títulos con audio 5.1.
En esta tesitura tenemos dos opciones. La primera nos obligará a conformarnos en la mayor parte de las ocasiones con escuchar bandas sonoras 5.1 en nuestro flamante equipo 7.1; aunque, en este caso, las dos cajas de efectos posteriores estarán siendo desaprovechadas. Y la segunda consiste en programar nuestro receptor de A/V o procesador de sonido envolvente para que utilice todos nuestros altavoces. Lo que hará, en este caso, es «inventarse» las señales que enviará a las cajas de efectos posteriores a partir de las señales de las cajas de efectos traseros laterales. Puede quedar «resultón», pero no debemos olvidar que, si la banda sonora original es 5.1, estaremos devaluándola, por lo que no disfrutaremos el sonido que el director y el ingeniero de audio diseñaron para esa película en particular.
Ten en cuenta las dimensiones de tu salón
La anterior es una desventaja importante, pero comprendo que a muchos cinéfilos no les perturbe demasiado que su receptor de A/V se «invente» la información que envía a las cajas acústicas traseras centrales en buena parte de sus películas. Pero hay otro problema que también debemos considerar, y que es, si cabe, más difícil de sortear: las dimensiones de la habitación en la que hemos instalado nuestro equipo de cine en casa.
Si nuestras cajas acústicas están demasiado cerca de las paredes o los muebles, o demasiado próximas las unas a las otras, la calidad del sonido y nuestra capacidad de discernir entre los distintos canales de la banda sonora se irán al traste. Es posible instalar un equipo 5.1 en una habitación de dimensiones relativamente modestas, sí. Y, si ubicamos bien las seis cajas, podemos obtener un sonido muy convincente. Pero las dos cajas traseras centrales de los equipos 7.1 son especialmente difíciles de ubicar, sobre todo, porque en muchos salones el sofá en el que nos sentamos está pegado a la pared posterior.
Si las cuatro cajas acústicas traseras están muy próximas, o, incluso, muy cerca de la posición de escucha, el contenido de la banda sonora quedará desvirtuado, y no percibiremos el sonido envolvente focalizado y con nitidez. En su lugar, aparecerá un sonido emborronado, poco preciso y difícil de situar en el espacio que, con frecuencia, más que enriquecer nuestra experiencia cinematográfica la empobrecerá, aturdiéndonos.
En resumen, si tenéis una sala de grandes dimensiones que os permite instalar sin problemas un equipo 7.1, y os apetece disfrutar esta configuración de sonido en las pocas películas que os permitan hacerlo, adelante. En esta condiciones yo me decantaría por esta opción sin dudarlo. Pero si tenéis un salón normal, de entre 18 y 35 metros cuadrados, y no una sala dedicada que impida que vuestro equipo deba convivir con una mesa de comedor, un puñado de sillas y otros muebles, quizás os interese conformaros con un equipo 5.1. En cualquier caso, al margen de la opción por la que os decantéis, no olvidéis colocar meticulosamente vuestras cajas acústicas. Si queréis saber cómo abordar este proceso, no dejéis de leer este estupendo post. En él encontraréis todas las claves.
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