El mercado de los componentes de Alta Fidelidad está actualmente repleto de productos con una gran calidad. Sin embargo, solo un puñado de fabricantes puede presumir de haber contribuido decisivamente a afianzar esta afición y transformarla en lo que representa hoy en día para miles de incondicionales. Sonus Faber es, sin lugar a dudas, una de esas compañías.
La firma fundada por el recientemente desaparecido Franco Serblin presentó hace varias semanas su última familia de cajas acústicas: las Olympica. Estos nuevos altavoces se sitúan justo en el centro del nutrido catálogo de Sonus Faber, con los modelos de High End y referencia por encima, y las series «de entrada» justo debajo. Y, por supuesto, son unas Sonus «de pura cepa».
Una audición de altura en Clave Audio
El pasado fin de semana tuvimos la ocasión de escuchar en las mejores condiciones lo que es capaz de ofrecernos la «benjamina» de las nuevas cajas acústicas de Sonus Faber: la Olympica I. No obstante, antes de entrar en materia queremos agradecer a los siempre amables responsables de Clave Audio, uno de los establecimientos especializados en Alta fidelidad y Cine en casa de Madrid con más solera, que nos permitiesen abordar esta audición con la debida meticulosidad.
Antes de desgranar nuestras impresiones, vamos a resumir brevemente las características de estas cajas acústicas. Las Olympica I son unos monitores de 2 vías dotados de un innovador puerto bass réflex. Su recinto tiene forma de lira y una gran rigidez, lo que le permite combatir con una eficacia inusual la aparición de resonancias internas y ondas estacionarias. Asimismo, incorporan dos altavoces: un tweeter de cúpula de 29 mm de diámetro propulsado por un potente imán de neodimio, y un altavoz de medios y graves de 150 mm de diámetro diseñado completamente por los ingenieros de Sonus Faber.
En lo que concierne a sus especificaciones «brutas», las Olympica I están respaldadas por una respuesta en frecuencia de 50 a 30.000 Hz, una impedancia nominal de 4 ohmios y una sensibilidad de 87 dB SPL (2.83 V/1 m). La potencia máxima de ataque recomendada por el fabricante asciende a 150 vatios (sin clipping, por supuesto), tienen unas dimensiones de 708 x 287 x 376 mm y un peso de 15 Kg la unidad.
Una construcción extraordinaria
El diseño y el acabado de estas cajas son magníficos. Y es que no solo son preciosas (su recinto combina madera y piel con un gusto exquisito); además, al igual que la mayor parte de los productos de Sonus Faber, gozan de una construcción y un mecanizado prácticamente perfectos.
Durante la audición tuvimos la oportunidad de escucharlas colocadas sobre sus soportes «oficiales», diseñados por Sonus Faber expresamente para estas cajas acústicas. No cabe duda de que lo ideal es utilizarlas en combinación con estas bases, pues confieren a las Olympica I la inclinación idónea para alinear en la dimensión temporal los dos transductores y, así, conseguiremos que las ondas de sonido que proceden del tweeter y el woofer lleguen a nuestras orejas perfectamente alineadas.
Un sonido cálido y detallado
En el momento en el que comenzamos nuestra audición las cajas apenas tenían unas pocas horas de rodaje, por lo que no estaban aún en condiciones de entregar su mejor sonido. Cómo no, reprodujimos cortes que conocemos muy bien y que nos han acompañado en decenas de audiciones hasta la fecha, como Sultans of swing (Dire Straits), Stimela (Hugh Masekela), Spanish Harlem (Rebecca Pidgeon), Las cuatro estaciones (Vivaldi), The way we were (Tsuyoshi Yamamoto Trio) o la Sinfonía nº 40 en G menor (W. A. Mozart).
Como fuente utilizamos un reproductor de CD Primare CD32, y como electrónica de amplificación un integrado de Audio Research con topología circuital híbrida (válvulas y transistores): el VSi75, equipado con cuatro válvulas KT120 y dos 6H30.
Lo primero que nos sorprendió fue el elevado nivel de detalle de las Olympica I. Revelan todas las sutilezas contenidas en la grabación y, además, lo hacen respetando el equilibrio tímbrico y tonal de los instrumentos. Son precisas, generan una imagen estereofónica amplia y profunda, y tienen un extremo grave con el que otras cajas acústicas de estas dimensiones solo pueden soñar.
Aunque nos gustaron con rock y reggae, en nuestra opinión brillaron más con la música clásica y el jazz por su credibilidad tímbrica y habilidad para manejar grandes masas orquestales. Sin embargo, no son perfectas. Como os hemos explicado, aún no habían completado su rodaje, de hecho, eran prácticamente nuevas, por lo que las frecuencias más altas eran algo «chillonas» en algunos momentos. Además, la estratificación de los planos sonoros no es tan fidedigna como en las cajas acústicas de referencia de Sonus Faber, que, por supuesto, son mucho más caras. Pero no cabe duda de que son unas cajas acústicas magníficas que harán las delicias de muchos aficionados, que, con ellas, alcanzarán su particular «nirvana musical».
Precio y disponibilidad
Las Olympica I de Sonus Faber ya están disponibles en nuestro país a un precio recomendado de 4.790 euros. El coste de los soportes que «Sonus» ha diseñado específicamente para ellas es 930 euros.
Más información | Sonus Faber En Xataka Smart Home | Sonus Faber presenta Olympica, su nueva línea de altavoces con sabor clásico
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