La mayor parte de los aficionados al cine en casa y la alta fidelidad dedica un amplio porcentaje de su presupuesto a las cajas acústicas. Y es comprensible. Los altavoces son los componentes que suelen incidir con más claridad en la personalidad sonora del equipo. Sin embargo, es necesario tener en cuenta que si queremos sacarles el máximo partido es imprescindible que nos hagamos con uno o varios amplificadores cuyas características se adecuen a lo que necesitan las cajas para dar lo mejor de sí mismas.
Conozco muchos usuarios que a la hora de elegir su amplificador prácticamente solo prestan atención a la marca y la potencia que entrega. Y eso no es suficiente. Hay muchos otros parámetros de la electrónica de amplificación que también debemos contemplar si queremos elegir la mejor opción para nuestras cajas acústicas. Precisamente, este es el objetivo de este post: arrojar un poco de luz sobre esas características a menudo ignoradas, pero que pueden limitar o potenciar las prestaciones de nuestros altavoces.
Las claves de una buena amplificación
La mayor parte de los fabricantes de amplificadores suele describir con bastante profundidad las especificaciones de sus productos en su página web, por lo que podemos recurrir a ella para investigar qué pueden ofrecernos sus soluciones. Obviamente, no todos son igual de honestos, pero es evidente que no nos queda más remedio que fiarnos de lo que nos dicen, y, si es posible, como explicaré al final del post, tomar una decisión firme haciendo caso a lo que nos dicta nuestro oído.
La compañía más honesta que conozco es, sin lugar a dudas, la japonesa Accuphase. Y lo es no solo porque en sus catálogos muestra fotografías del interior de sus productos, e, incluso, el esquema eléctrico de sus componentes, sino porque garantiza que las especificaciones que anuncia responden exactamente a la realidad porque utiliza como sistema de evaluación los estándares JEITA y EIA, que son las referencias en este mercado. Por supuesto, no es el único fabricante creíble. De otras marcas, como McIntosh, Mark Levinson, Spectral o D'Agostino, por ejemplo, también nos podemos fiar.
El problema es que las marcas más honestas son las que suelen fabricar los componentes de gama más alta, que, por otra parte, suelen ser muy caros. Los fabricantes generalistas de consumo no suelen «mentir», pero con frecuencia desvirtúan algunas de las especificaciones que anuncian tomando las medidas en condiciones favorables que no responden a ningún estándar, o bien las «disfrazan» de forma que parezcan mejores de lo que realmente son. En cualquier caso, estos son los parámetros a los que os recomiendo que prestéis atención:
Ante todo, fíate de tu oído
Aunque las especificaciones de un amplificador, o cualquier otro componente de un equipo de alta fidelidad o cine en casa, sean sobre el papel fantásticas, os recomiendo encarecidamente que intentéis que os lo muestren en funcionamiento. Conseguir esto en una gran superficie comercial en las condiciones óptimas es prácticamente imposible, pero la mayor parte de las pequeñas tiendas especializadas sí ofrece este servicio.
Algunas, incluso, os permitirán previo pago de una señal que lo probéis en vuestra propia casa para ver si se amolda a vuestro equipo como esperáis que lo haga. Esta última, desde luego, es la opción ideal, aunque desafortunadamente con frecuencia no es posible.
En Xataka Smart Home | Nueve conceptos que te ayudarán a entender mejor las especificaciones y las prestaciones sonoras de tus dispositivos
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