A pesar del auge de los auriculares intraurales totalmente inalámbricos dada su gran versatilidad para llevarlos siempre con nosotros y la comodidad del proceso de carga, los modelos de grandes pabellones y diadema tienen todavía un importante hueco en el mercado de usuarios que buscan un equipo con el que disfrutar de la música sin tener que introducirse nada en los oídos.
Este tipo de auriculares, ya sean circumaurales o supraurales, han ido migrando en los últimos años hacia modelos que incorporan conectividad inalámbrica haciendo uso de alguna de las versiones de Bluetooth, pero también suelen dar la opción al usuario de utilizar un cable clásico analógico para cuando queramos conectarlos a un reproductor externo que no cuente con capacidades inalámbricas.
En estos casos de doble opción de conectividad nos encontramos ante un mismo auricular y a priori podríamos pensar que la calidad de sonido y la respuesta final del dispositivo sería la misma con independencia del tipo de conexión, pero sin embargo lo habitual es que esto no sea así, ya que van a influir una serie de factores externos e internos que harán que las sensaciones percibidas por el usuario sean diferentes si usamos una conexión Bluetooth o si utilizamos el cable.
La importancia del DAC, DSP, impedancia y amplificador
Los auriculares inalámbricos cuentan en su interior con su propio conversor digital a analógico o DAC, un hardware que transforma la señal de audio digital procedente de la interfaz Bluetooth en la onda analógica que es pasada a su vez a la etapa de amplificación integrada para posteriormente excitar los transductores electroacústicos que forman finalmente el sonido.
De la calidad y prestaciones de este DAC dependerá en buena medida la calidad del sonido que escuchemos cuando nos conectemos por Bluetooth, algo que no sucede si optamos por el cable, ya que en este caso lo que hacemos es situar el DAC en el reproductor externo (un teléfono móvil, reproductor de MP3, la tarjeta de sonido del ordenador, etc.) y enviar la señal analógica directamente ya amplificada al auricular.
En este punto del amplificador también hay diferencias, ya que cuando usamos la conexión inalámbrica el amplificador utilizado será el del propio auricular, mientras que si utilizamos cable estaremos haciendo uso otra vez del reproductor externo y de su capacidad para entregar potencia a los drivers de los cascos, algo que resulta relativamente sencillo con auriculares que tengan impedancias de menos de 32 ohm pero que puede ser complicado en valores superiores sobre todo con dispositivos móviles de poca potencia o equipos informáticos con tarjetas sonoras de serie integradas en las placas base.
Así, el volumen del sonido total que vamos a percibir puede llegar a ser muy diferente en cada tipo de conexión, y en cualquier caso será proporcional a la impedancia y sensibilidad que muestren los auriculares tanto hacia la interfaz inalámbrica como hacia la cableada. De ahí que en algunos modelos notemos cómo cambia el volumen completamente al elegir uno u otro sistema de conexión.
Otro de los puntos que más influyen en este cambio en la calidad sonora percibida son los procesadores digitales de sonido o DSP, que pueden llevar los auriculares integrados bajo su carcasa. Son sistemas generalmente digitales que se encargan de aplicar ciertos efectos, mejorar la respuesta en frecuencia, aumentar la espacialidad del sonido, etc., pero que habitualmente solo están activos cuando usamos la conexión inalámbrica, de ahí que podamos notar un cambio sustancial cuando nos pasamos al cable.
Funciones avanzadas: ecualización y ANC
Relacionadas directamente con los DSP antes comentados tenemos a las funcionalidades avanzadas de procesamiento digital como son por ejemplo la ecualización activa y la cancelación activa del ruido o ANC. Se trata de dos funciones que pueden o no activarse con ambos tipos de conexión y que sin duda cambian notablemente la calidad del audio percibida.
La ecualización es habitualmente utilizada para mejorar las prestaciones básicas de los drivers haciendo que por ejemplo el rango de frecuencias graves se incremente o que aplicando ciertos filtros el sonido resultante sea más brillante o más "musical", dependiendo de la orientación que quieran darle los fabricantes a su dispositivo.
La cancelación activa del ruido, por su parte, permite lograr un mejor aislamiento del oyente con respecto a su entorno de audición gracias a la interferencia destructiva de ondas, aunque a costa de manipular la señal original y en algunos casos introducir artefactos o modificaciones en la respuesta sonora.
Podemos encontrarnos con auriculares que permitan activar alguna o varias de estas funciones con ambos tipos de conexión, aunque puede que no siempre estén disponibles para conexiones de cable o incluso que no se apliquen de igual forma, lo que a su vez generará diferencias en el timbre final del equipo.
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