Proyecto SUB-DELTA (VI): Instalación y amplificación

Por fin hemos terminado la construcción de la caja acústica de nuestro subwoofer y llega el momento de colocarlo en la sala (en mi caso el salón de casa) y empezar a disfrutar de una buena sesión de cine en casa.

Pero antes, hemos de seleccionar el lugar concreto en el que lo vamos a ubicar, tarea que puede influir considerablemente en el resultado final del sonido obtenido.

Lo habitual suele ser colocarlo en una de las esquinas frontales, junto al altavoz derecho o izquierdo, aunque también puede colocarse tras la posición del espectador apuntando hacia el centro de la sala. Lo mejor en estos casos es probar diferentes posiciones hasta encontrar la que obtenga un sonido más equilibrado, sin bolas de graves que hagan que retumbe la habitación.

En nuestro caso, estamos a la espera de una reforma en el salón que nos permita situarlo en la esquina frontal derecha, por lo que de momento lo colocaremos en la pared lateral izquierda, tras los asientos de los espectadores (a 1,8 metros aproximadamente) y apuntando al centro de la sala.

Como norma general a la hora de instalar un subwoofer en una habitación, conviene aislar en lo posible la base de la caja acústica del suelo de la sala, sobre todo si la situamos directamente sobre baldosas con alto índice de reflexión como las cerámicas y en menor medida de madera.

Construcción de un soporte anti vibraciones

Para minimizar el contacto del altavoz con el suelo y reducir posibles transmisiones de vibraciones al mismo, en lugar de ponerle unas patas al SUB-DELTA nos decidimos por construirnos, en madera de 1,5 cm de grosor, una base separada que tendrá tres pequeñas patas que lo conectarán con el suelo.

Nuestro soporte tendrá una forma de curvas superpuestas con una superficie total inferior a la base del subwoofer, de forma que al poner éste sobre ella quedará oculta y parecerá que el altavoz está como flotando.

En la siguiente imagen podemos ver la forma del soporte una vez cortada la madera. A esta base le pondremos tres pequeñas patas redondas que nos hemos cortado en madera y que serán el punto de contacto del subwoofer con el suelo.

Para minimizar las posibles vibraciones le colocamos a las patas una superficie de goma que amortiguará dichas vibraciones.

La verdad es que en el caso concreto del SUB-DELTA, las vibraciones de la caja son prácticamente inapreciables, debido al proceso de construcción que hemos seguido, ya que como habréis podido comprobar las paredes tienen un grosor total de entre 3,5 y 4,5 cm.

Ésto, junto con el peculiar refuerzo central de la caja que distribuye las vibraciones y el aislante interno de 5 cm, hace que la estructura sea sumamente robusta, firme y pesada (sobre unos 40 kilos), por lo que las vibraciones casi son inexistentes. No obstante, si optáis por un diseño más simple con un grosor de madera más reducido, seguro que os resulta de utilidad construiros una pequeña base, o en su defecto ponerle unas puntas de desacoplo o unas pequeñas patas a vuestro subwoofer, eso ya a gusto del consumidor.

Finalmente, cortamos una pieza de fieltro rojo que pondremos entre el soporte y el subwoofer para que no se arañen ninguno de los dos a la hora de colocar uno sobre otro.

Amplificación

Ya tenemos casi todo listo para hacer sonar a SUB-DELTA, aunque nos falta un paso importante: la amplificación. A diferencia de los subwoofers que habitualmente nos venden, éste no tiene amplificador incorporado, por lo que deberemos conectarle a uno capaz de extraer sonido de su membrana.

Tenemos varias opciones. La primera es comprar un amplificador de placa similar a los que integran los subwoofers comerciales, aunque por desgracia en nuestro país son caros y difíciles de conseguir en tiendas físicas. Además, dada la forma curva de nuestra caja, sería difícil de colocar.

La segunda opción es usar una etapa de potencia de las denominadas profesionales, esas que se usan en conciertos, sesiones de DJ, fiestas, etc. Suelen tener un precio bastante contenido y unas especificaciones muy buenas para este tipo de amplificación de subwoofers de cine en casa (quizá no tanto para los altavoces principales, aunque depende del modelo).

El problema de estas etapas es que suelen ser relativamente caras (más de 200 euros) y pueden llegar a ser ruidosas, ya que tienen ventiladores para refrigerarse. Sus ventajas son principalmente los vatios que son capaces de proporcionarnos, generalmente por encima de 200 o 300 RMS con picos por encima de 400 o 500 vatios en los modelos básicos, más que suficientes para una instalación doméstica.

La siguiente opción es usar un amplificador estéreo antiguo que tengamos por casa o incluso un receptor A/V que no usemos. Eso sí, siempre que sean capaces de darnos la potencia suficiente como para mover con soltura el subwoofer (con menos de 150 vatios RMS podríamos tener problemas para este modelo).

En mi caso, a la espera de que los Reyes me traigan una etapa de potencia de mejores prestaciones, he optado por una cuarta opción, usar el amplificador secundario de mi receptor A/V principal.

En la siguiente parte del especial sobre receptores A/V, que publicaré en breve, veremos a fondo esta interesante función de amplificación de diferentes juegos de altavoces con las conocidas como zonas secundarias, Zona 2, amplificación bizona, etc.

Gracias a esta característica podemos usar este tipo de amplificadores cuya función normalmente es la de amplificar un segundo juegos de altavoces en otra habitación para dar potencia a nuestro subwoofer pasivo, todo ello sin comprar ningún aparato más y controlable desde el mismo mando a distancia del receptor A/V.

En mi caso la potencia de este amplificador secundario es de 180 vatios RMS a 4 ohm con un solo canal excitado (podríamos también amplificar un segundo subwoofer), suficiente de momento para disfrutar del subwoofer, a la espera como ya he dicho de una etapa externa de mayores prestaciones, aunque a juzgar por los resultados quizá me demore más de lo esperado en comprarla, ya que suena estupendamente bien a volúmenes muy elevados, no se nota falta de potencia en absoluto.

Bueno, ya sólo nos queda ecualizar, ajustar el volumen y la distancia en el receptor A/V, poner nuestra peli favorita y empezar a disfrutar del nuevo subwoofer, que nuestro trabajo nos ha costado. Espero que os haya gustado el especial.

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