En el mundo de la alta fidelidad hay muchos temas controvertidos. El debate, siempre que se aborde con respeto, es muy positivo porque nos ayuda a descubrir nuevos puntos de vista, lo que lo coloca como una herramienta muy útil para seguir aprendiendo. Aunque el tema que voy a tratar en este post no es tan polémico como pueden serlo, por ejemplo, la calidad sonora de los discos de vinilo, las diferencias entre las fuentes digitales o las audiciones «a ciegas», también suele propiciar opiniones encontradas que, cuando menos, merece la pena tener en cuenta. Esta es mi experiencia acerca del rodaje de los componentes de los equipos de alta fidelidad.
Algunos fabricantes de cajas acústicas, componentes electrónicos y cables nos advierten que no obtendremos la máxima calidad de sonido de sus productos hasta que los hayamos utilizado durante varias decenas o, incluso, centenares de horas. Durante los últimos quince años he tenido la oportunidad de probar con la debida calma varias decenas de productos de alta fidelidad de todo tipo, y la verdad es que el sonido de algunos de ellos mejora con el uso, pero en otros no he podido apreciar ningún tipo de evolución desde el momento en el que los desprecinté.
El rodaje funciona, con matices
Según mi experiencia, las cajas acústicas son el componente de cualquier equipo de alta fidelidad en el que podemos apreciar una mejora más clara de su calidad de sonido. Y, por supuesto, esta evolución de sus prestaciones tiene una explicación muy razonable. Cuando sale de la cadena de fabricación, una caja acústica incorpora varios elementos que deberán realizar un esfuerzo mecánico cuando empiece a ser usada, pero que hasta ese momento apenas han sido sometidos a trabajo alguno. Como mucho pueden haber sido probados durante unos minutos en la fase de verificación posterior a su fabricación.
Cuando estrenamos un altavoz la suspensión periférica del diafragma todavía no se habrá adaptado a la tensión mecánica que va a tener que soportar. Pero este es solo un ejemplo. Las prestaciones de cualquier elemento que vaya a ser sometido a estrés mecánico mejorarán con el uso y alcanzarán su plenitud después de un período de rodaje. Eso sí, con el tiempo este estrés acarreará también cierto desgaste, y acabará provocando que ese componente vaya decayendo, hasta que nos veamos obligados a repararlo o sustituirlo.
Como os he adelantado unas líneas más arriba, mi experiencia me ha demostrado que el sonido de las cajas acústicas mejora con el rodaje de una forma muy clara, y el de algunos componentes electrónicos, como los amplificadores, los preamplificadores y ciertas fuentes de audio, también evoluciona, pero, en mi opinión, no de una manera tan evidente. Aunque, eso sí, los previos y los amplificadores suenan mejor cuando han alcanzado su temperatura de funcionamiento óptima, y no cuando los encendemos y aún están fríos.
Los componentes con los que soy más escéptico porque no tengo nada claro que se beneficien del rodaje son los cables, pero, por supuesto, contemplo la posibilidad de que esa mejora exista y yo no haya sido capaz de percibirla. Si os habéis formado una opinión clara acerca de este tema no dudéis en compartirla en los comentarios de este post.
Imagen | McIntosh
En Xataka Smart Home | La forma de las cajas acústicas importa: tenlo en cuenta cuando compres tus próximos altavoces
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