Seguro que en más de una ocasión has oído hablar del concepto Internet de las cosas y has visto en gran cantidad de ferias y eventos un buen número de presentaciones y conceptos en base a este desarrollo pero ¿lo has observado plasmado en la realidad?
Solo basta hacer una reflexión y pensar qué electrodomésticos o _gadgets_ tienes en casa que estén permanentemente conectados a Internet e interconectados entre sí con el objetivo de hacernos la vida más fácil.
¿Nos han contado una película de ficción?
La películas de ciencia ficción, son eso, ficciones, que es lo que por ahora es el Internet de las cosas y es que, seamos sinceros, en muy pocas casas hay frigoríficos que estén conectados a Internet que nos avisen si nos falta algún alimento o lavadoras que podamos programar con el móvil desde el trabajo.
Es cierto que determinados fabricantes se atreven con algunos lanzamientos, pero lo hacen de forma tímida y casi todas las propuestas están enfocadas a un uso anecdótico más que realmente funcional, uso en el que además el móvil es una herramienta fundamental.
Y es que por ahora lo que si estamos viendo es que el móvil, el _smartphone_, está fagocitando a una gran cantidad de dispositivos, pasando a ocupar una parte central de nuestras vidas como punto neurálgico para la interconexión del hogar.
Hemos visto como dado el cada vez mayor tamaño de las pantallas, el _smartphone_ ha consumido para muchas tareas a las tabletas y en menor medida a los ordenadores, algo que conjuntamente con el crecimiento del número de aplicaciones móviles, favorece este egocentrismo del _smartphone_.
Muchos fabricantes ofrecen una aplicación junto con los dispositivos que lanzan al mercado de forma que pueda interactuar con nuestro _smartphone_ o tableta pero poco más hasta la fecha que nos haga prever un cambio en las tendencias, al menos a corto plazo... pero _¿hay vida más allá del móvil en el Internet de las cosas?_
¿Donde está todo lo que nos prometieron?
Aunque el diseño de esta tecnología ha evolucionado mucho en los últimos años, todavía no se ha implementado totalmente en los hogares del mundo y por ahora nuestras prendas de ropa siguen estando fabricadas en algodón o lana, sin rastro de pantallas o sensores y las carreteras siguen siendo de asfalto con marcas en el suelo, sin visos de mostrar luces LED de guía o permitir la conducción autónoma.
No hay en el mercado rastro alguno de posavasos inteligentes que miden el nivel de hidratación y estrés o comida impresa sobre la marcha para no tener que salir de casa... y lo más parecido son aplicaciones para pedir la comida desde casa mediante el uso del móvil.
La realidad virtual, que es otra de las herramientas que nos han vendido, no pasa en muchos casos de ser unas gafas, mejor o peor construidas, que para el usuario de a pie no representan más que un capricho pasajero que se arrumba en el cajón una vez se han estrenado con algún juego o aplicación ocasional.
Nada de acudir al supermercado sin salir de casa y añadir la compra a nuestra nevera, no. Ni tenemos envases en la nevera que nos avisan de cuando se acerca la fecha de caducidad de un producto... todavía tenemos que leer las etiquetas y es que por ahora todo son promesas de una ficción que nos venden pero que aún no ha crecido hasta convertirse en realidad.
¿Qué futuro nos espera?
Aunque muchos creían que el futuro llegaría más pronto que tarde, lo que es cierto es que el tiempo corre y pese a los múltiples avances que florecen en otros campos, el Internet de las cosas no pasa de ser como esa "joven promesa" en el mundo del fútbol que no termina de explotar.
Pese a que se calcula que entre 22.000 y 50.000 millones de dispositivos se conectarán a internet en 2020, se trata de cifras aún muy lejanas de la realidad palpable, una realidad que aún incluso es sumamente variable según en el país en el que residamos.
No es lo mismo residir en España, que en Suecia, de igual forma que no es igual residir en una ciudad u otra, en un barrio que en otro, donde las diferencias económicas, tecnológicas y culturales se antojan como puntos fundamentales para la adopción de las propuestas que vayan llegando al mercado.
Muy lejos queda por ahora tener un HAL 9000 como en "2001: Una Odisea en el Espacio" o buscando algo más mundano, como en el episodio de Los Simpsons y lo más cercano, lo más parecido que podemos encontrar es un asistente en el _smartphone_ on el en coche que con una voz femenina bastante forzada nos ayuda a conocer si hay tráfico o el tiempo que va hacer mañana, porque para el resto de actividades... tenemos que seguir haciendo uso del método tradicional... por ahora.