Cuando elegí el termo digital programable Cointra TDG-50, no tenía ni idea de la buena compra que estaba haciendo. Lo escogí porque de entre los que había disponibles, era el que mejor cabía dentro de mi armario alto de cocina, y porque era el único que permitía regular por tramos sus 2500W de potencia. Acabó de decantar la balanza que tuviera pantallita y mando a distancia.
El caso es que después de instalarlo --más fácil de lo que imaginaba-- me puse a trastear con él y descubrí el sinfín de opciones interesantes que escondían esa pantalla con cuatro botones de control y uno de encendido.
Las dos funciones principales ya marcan la diferencia con respecto a sus competidores no digitales. Por un lado, podemos seleccionar la temperatura deseada en un rango desde los 30 hasta los 75 grados; por el otro, también permite escoger la potencia a utilizar entre 1000, 1500 o 2500W, ya que cuenta con dos resistencias que podemos alternar o combinar.
Pero si solo tuviera estas opciones, no sería un termo digital programable, que es donde reside su mayor virtud, ya que ofrece la posibilidad de ahorrar mucha energía --y por ende, dinero-- programando el termo para que disponga de agua caliente en las franjas horarias que deseemos, y a la temperatura que le indiquemos.
Así pues, una vez configurado el panel, donde debemos fijar la hora y el día en el que nos encontramos, podemos establecer hasta tres franjas horarias diferentes, cada una con su propia temperatura, e incluso los días en los que queremos que se activen.
De esta manera, por ejemplo, podemos decirle al termo que tenga agua caliente a 60º por la mañana de 7 a 8 (para ducharnos antes de ir al trabajo), otra a mediodía de 13 a 15h, tal vez a 55º, y una última por la noche de 20 a 22h a 50º, aunque todo es completamente personalizable, en tramos de 15 minutos. En función de la potencia escogida, la temperatura de salida especificada y la temperatura del agua de entrada, el termo calculará el tiempo necesario de funcionamiento, y se encenderá a tiempo para tener agua caliente a la hora indicada, manteniendo dicha temperatura durante esa franja.
Esto nos permite un ahorro significativo de energía, ya que durante las franjas horarias intermedias el termo permanecerá inactivo. Muy práctico para aquellas personas que llevan un horario fijo y la casa está vacía durante gran parte del día.
Como he comentado, también se pueden indicar los días de la semana que querremos agua caliente, ideal para apartamentos de fin de semana, en los que podremos tener agua caliente nada más llegar sin haber estado desperdiciando energía toda la semana. La única pega es que estos días se asignan al conjunto de los tres programas, porque vendría bien poder elegir los días en los que aplicar cada horario de funcionamiento.
Otro pequeño inconveniente es que, al no disponer de muchos botones de control, los menús son un poco liosos, de esos que tienes que pasar por varias opciones parpadeantes antes de llegar a la que buscas, obligándote a mirar el manual de instrucciones para adivinar qué combinación de botones te permite configurar cada modo, aunque una vez le coges el truco, no es mucho más complicado que hacer un Hadouken en el Street Fighter. El mando tampoco ayuda mucho, ya que tiene exactamente el mismo número de botones, solo resulta útil si instalamos el termo a una altura que no alancemos cómodamente con la mano.
Obviamente, también tiene una función de calentamiento instantáneo, como si fuera un termo normal. Simplemente indicamos la temperatura y la potencia deseada y el termo se pone en funcionamiento, manteniendo el agua entre la temperatura indicada y cinco grados menos (para no estar constantemente encendiendo la resistencia).
De momento es como más lo uso, ya que no estoy siempre en mi nueva casa, y la verdad es que como el agua estos primeros días del otoño no está muy fría, la calienta a unos más que suficientes 55º en apenas 15-20 minutos a máxima potencia.
Además de las funciones programables e instantáneas, el termo ofrece un modo de máximo ahorro, en el que el termo mantiene el agua a unos escasos 40ºC de temperatura, un modo nocturno para aquellos con tarifa nocturna, y también una función antihielo intrínseca del termo, que activa su funcionamiento si detecta que el agua está por debajo de los 5ºC, ideal para no encontrarse sorpresas desagradables si tenemos un cabaña en la montaña o una casa de campo en zonas con frecuentes heladas.
Ya por último, incorpora un sistema de avisos que en caso de problemas o fallos en el termo nos indica el tipo de avería que sufre. Como por ejemplo insuficiencia de la presión de agua (me pasó nada más encenderlo, porque no abrí del todo la llave de paso), problemas con el sensor de temperatura, fallo electrónico... en fin, esas cosas que espero no ver en mucho tiempo.
Su precio es sensiblemente superior al de los termos eléctricos convencionales, 275 euros en tiendas para el modelo de 50 litros, cuando uno normal de la misma marca cuesta menos de 150, aunque buscando por internet se puede encontrar por entre 200 y 250 euros. No obstante, a pesar de este desembolso extra, no os quepa duda que en muy poco tiempo amortizaréis el coste adicional gracias a todas sus funciones programables, evitando así tener que mantener el agua caliente durante todo el día cuando normalmente solo la usamos en una o dos franjas horarias determinadas.
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