Dicen que el 44% de los usuarios entre 18 y 34 años duermen con su smartphone cerca (fuente Pew Research Center´s Internet & American Life Project), bien en la mesita de noche o debajo de la almohada. Una cifra que puede parecer pequeña o exagerada según a quién le preguntes. Pero lo cierto es que cada vez dependemos más del smartphone. Tanto que ahora el dormitorio es su nueva víctima.
Muchos definen el hogar como ese lugar en el que nuestros dispositivo se conecta a la wifi de forma automática. Es cierto, es una definición muy geek pero es así. De todos modos, el hogar siempre ha sido el lugar en el que nosotros decidimos quién o qué entra. Un espacio en el que podemos ser más libres o pudimos serlo porque el smartphone parece haber eliminado esa libertad.
Puede que alguno lea esto con tono alarmista, otros sólo como algo normal pero ambos tendrán que reconocer que lo único cierto es que todo cambia, todo se transforma. Nuestros hábitos en el hogar no iban a ser menos y son muchos los cambios que hemos introducido a raíz de la llegada de dispositivos móviles como smartphones o tablets. El más destacado es cómo consumimos contenidos pero hay muchos más.
Uno de los que hacen y provocan que vayamos a dormir con nuestro smartphone o tablet es la necesidad de no perder mensajes, correos electrónicos o actualizaciones de cualquier aplicación. No se puede generalizar pero seguro que conocéis a quién se enfada porque no se le contestó rápidamente a un mensaje de Whatsapp o aquél que parece vivir consultando el timeline de Instagram o Twitter sin descanso.
Son comportamientos cada vez más comunes pero que, a pesar de ser decisión de cada usuario, no dejan de resultar en ocasiones contraproducentes para nuestro descanso o relaciones. Vivimos demasiado conectados, tanto que ya no tenemos ese lugar que nos protegía del exterior y que llamábamos hogar. Ahora en casa también, a través de la tecnología, dejamos que entren hasta nuestro dormitorio.
Y sí, ha usuarios que sólo usan su smartphone como alarma. Activan la notificaciones para descansar pero luego son pocos los que nada más despertar y apagar la alarma no miran qué notificaciones nuevas le llegaron.
Yo estoy a favor de los avances, de las mejoras y ventajas que un ordenador, tableta o smartphone entre otros muchos dispositivos nos ofrecen pero a veces es bueno pararse y observar. Nos dejamos llevar tanto por la corriente, por el ritmo frenético del día a día que ocupamos más tiempo del que deberíamos en temas que podrían esperar al día siguiente.
No se qué pensaréis vosotros. Yo creo que cada vez nuestro hogar, nuestro smart home, está provocando que disfrutemos de muchas y mejores experiencias pero también que perdamos el gusto por disfrutar de lo simple, de lo que siempre hemos tenido pero que ahora parece que hemos olvidado: la desconexión.
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