Durante la historia de la reproducción de contenido audiovisual hemos conocido tecnologías sorprendentes que cambiaron el paradigma de esta industria. Y es que desde las primeras imágenes en movimiento en el cine, hasta la reproducción de contenido en streaming desde nuestro salón ha llovido bastante. Sin embargo, no se puede decir que no haya habido fracasos, sino que se lo digan al 3D en televisores, o a las Smart TVs curvadas. Aunque hay quien dice que el fracaso suele ser el mejor maestro. Y uno de los formatos de vídeo que puede entrar perfectamente en este grupo es el LaserDisc.
LaserDisc tuvo la desgracia de ser el primer sistema de almacenamiento en disco óptico del mercado. De él vinieron los que hoy día siempre mencionamos: el CD, DVD, Blu-ray, etc. Sin embargo, por diversos factores, el formato no termino de convencer a los usuarios. En este artículo hemos querido rendirle homenaje e intentar dar razones a las causas de su abandono.
Un gran avance tecnológico
El Laserdisc fue un desarrollo conjunto de MCA y Philips, en la que la primera producía los discos y la segunda los reproductores. En 1972 se hizo la primera demostración de esta tecnología, que se puso a la venta a finales de 1978 en Estados Unidos con el lanzamiento de la película Tiburón.
LaserDisc fue utilizado principalmente para la reproducción de películas. Se comercializó por primera vez con el nombre de Discovisión en 1978. A esta tecnología se le dieron muchos nombres, entre ellos Reflective Optical Videodisc, Laser Videodisc, Laservision, Disco-Vision, y más. Sin embargo, no fue hasta que Pioneer Electronics se hizo con la mayor parte de las acciones de esta empresa hasta que empezó a comercializarse con el nombre de LaserDisc en 1980.
Para el visionado de contenido en este formato, durante el mismo año se lanzaron reproductores compatibles con LaserDisc. Tenían también el aval de MCA (Music Corporation of America), con los derechos del mayor catálogo de películas del mundo. Además, la calidad de imagen era bastante superior al VHS y Betamax, que era lo que había por aquella época.
Los discos LaserDisc tenían un diámetro de 30 centímetros y estaban fabricados con dos discos de aluminio cubiertos con plástico y pegados entre si. Se trataba de un formato analógico, aunque posteriormente algunos discos incluyeron el audio en formato digital.
Como en el caso de los LPs, LaserDisc también contaba con doble cara, por lo que si la película ocupaba más de una cara (la mayoría lo hacían) era necesario levantarse para cambiarla. Sin embargo, tiempo después surgieron reproductores de alta gama que incluían un modo que giraba la lente y sentido de giro para continuar reproduciendo la película sin necesidad de levantarse del sofá.
La calidad del vídeo en Laserdisc era muy superior a la del VHS, con 440 líneas frente a las 240 del VHS. Además, al ser un formato óptico no requería contacto entre el lector y el disco, por lo que este no se desgastaba ni sufría deteriores, al contrario de lo que pasaba con las cintas de vídeo.
Además, en el caso de los Laserdisc en NTSC, éstos disponían de diversas pistas de audio, por lo que se podía incluir en un mismo disco el audio normal y otro con los comentarios del director, cosa imposible en un VHS. Además, el permitir pasar de un frame a otro arbitrariamente en lugar de forma secuencial propició la aparición de algunos juegos como Dragon's Lair.
A pesar de sus virtudes, no logró cuajar entre los consumidores
Teniendo todos los ingredientes para que la tecnología fuese un éxito, LaserDisc nunca acabó despegando del todo. Por un lado, sus discos eran algo más difíciles de manipular que una cinta de vídeo, principalmente por el tamaño que éstos tenían. Además, debido a la capacidad de los mismos, algunas películas debían estar almacenadas en varios de estos discos, algo poco práctico.
Otro de los problemas de este formato es que nunca se pusieron a la venta unidades de grabación para los consumidores, aunque sí hubo alguna destinada al público profesional. Igualmente, su precio era más elevado que el del VHS, al menos en Estados Unidos. En Japón, en cambio, se implantó una política de precios bajos, de forma que el coste era similar al de VHS, por lo que el formato allí sí se hizo más popular. En cambio, en Europa, su uso fue casi anecdótico.
Se estima a que LaserDisc se encontraba tan solo en un 2% de los hogares de Estados Unidos en 1998, mientras que en Japón esta cifra superaba el 10%.
Su vida se extendió hasta el año 2000 aproximadamente, cuando se comercializaron las últimas películas en este formato. En Japón duraron algo más, aunque con la llegada del DVD, todo cambió. De hecho, fue Pioneer quien desarrolló un reproductor que podía ejecutar tanto contenido en LaserDisc como en DVD: el Pioneer DVL-9.
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