La ciencia ha desmentido un clásico. Una taza de café cuando nos levantamos no es lo mejor que podemos hacer

El café sí que sirve para despejarnos, pero es mejor esperar un tiempo antes de la primera taza para que haga más efecto

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Una costumbre arraigada en muchos hogares: tomar un café para comenzar la mañana. Una taza de café es un ritual para muchas personas, una forma de comenzar el día al mismo tiempo que les ayuda a dejar atrás los restos de sueño tras unas horas de descanso.

Hasta ahora conocíamos los problemas que podría ocasionar tomar un café llegadas ciertas horas del día, sobre todo por la noche. A mí siempre me viene a la cabeza la frase de la mítica Estela Reynolds: ¿un café? ¿por la mañana?. Pero lo que no sabía es que el café no funciona como esperábamos si lo tomamos nada más levantarnos.

Lo inesperado de una taza

Pexels I Sra Atan 62697022 14838102 Foto de İsra Atan

Lo que para muchos es una costumbre que ven con total naturalidad, eso de tomarse un café nada más levantarse, tiene algunas consideraciones a tener en cuenta. Esa es al menos la conclusión a la que han llegado investigadores de la Universidad de Arizona.

Así, en declaraciones al New York Times, Michael Grandner, director del programa de investigación sobre el sueño y la salud de la citada Universidad de Arizona, declara que él prefiere dejar pasar un periodo de tiempo prudencial antes de tomarse el primer café por la mañana.

Entre los supuestos beneficios del café, está el que ayuda a despejar el cuerpo, pero este estudio determina que quizás no es la mejor opción y afirma que quizás es mejor esperar un poco antes de ingerir cafeina.

El café tiene además de la cafeína, una variedad de moléculas con actividad biológica, que producen efectos como disminución de la fatiga, aumento del alerta y mejora del humor.

Pexels Fotios Photos 851213 Foto de Lisa Fotios

En este sentido la adenosina juega un papel fundamental. Como explica Marilyn Cornelis, investigadora de cafeína en la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern, se trata de una sustancia natural producida por nuestro cuerpo pero que también se encuentra en distintos alimentos de origen animal y vegetal.

Cuando termina el día, la sensación de cansancio y somnolencia está propiciada por la adenosina, cuya acumulación le está indicando a nuestro cerebro que es el momento de descansar.

Lo que hace la cafeína es impedir que la adenosina actúe sobre las células cerebrales, de forma que se evita la sensación de sueño o somnolencia. El problema es que consumir cafeína con regularidad, lo que hace es tener un efecto totalmente contrario, pues el cuerpo produce más adenosina. Esto se traduce en que las personas cada vez van a necesitar más cafeína para tener la misma sensación de estar despiertas.

Entonces ¿qué tiene que ver con todo esto el primer café de la mañana nada más levantarse? Cuando nos despertamos, los niveles de adenosina en el cuerpo, son más bajos que los que tenemos al final del día, por lo que consumir café a primera hora de la mañana, puede tener un efecto más limitado y hace que el café y sus supuestos beneficios sean menos efectivos.

Por este motivo Grandner afirma que prefiere dejar pasar entre media hora y una hora después de despertarse antes de tomar la primera taza de café, si bien afirma que se trata de una preferencia personal.

Lo que si es cierto, es que retrasar la ingesta de la primera taza de café hasta pasado un tiempo desde que nos hemos despertado, ayuda a que sus efectos duren más teniendo en cuenta que estos no aparecen hasta pasados unos 30 minutos después de su consumo.

Dicho esto, también hay que tener en cuenta que se recomienda no ingerir café, al menos seis horas antes de irse a dormir, debido a los efectos estimulantes que ya hemos comentado.

Vía | Huffingtonpost

Foto de portada | Andrea Piacquadio

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