El hogar inteligente del futuro estará formado por un enjambre de dispositivos y sensores interconectados que enviarán diferentes tipos de datos a múltiples interfaces, algo que ya sucede actualmente, pero que sobre todo serán capaces de tomar decisiones en función de dichos datos constantemente y sin que tenga que intervenir necesariamente un usuario humano.
Este paradigma se enfrenta a varios retos importantes, siendo uno de los más destacados el relacionado con la energía eléctrica necesaria para alimentar a tal conjunto de dispositivos, ya que no siempre podremos o querremos tener que andar enchufando sensores y dispositivos o cambiando sus baterías cada pocos meses.
Es para estos casos para los que surge una interesante idea desarrollada por el Beijing Institute of Nanoenergy and Nanosystems y que básicamente trata de adaptar las capacidades triboeléctricas de ciertos compuestos y materiales para dotar de energía "ilimitada" a algunos sensores del hogar inteligente del futuro.
Sensores que no necesitan recargarse ni ser enchufados
El "efecto triboeléctrico" es un tipo de electricidad generado por el contacto de un material con otro, como por ejemplo mediante el frotamiento directo entre ambos. Y es precisamente dicho efecto el que han aplicado a una serie de equipos, complementos y materiales de construcción de madera estos investigadores.
La idea es que podamos tener en techos, paredes y muebles de madera una serie de secciones concretas bajo las cuales hay unas capas especiales con película de cobre que presentan esta capacidad triboeléctrica de forma que, al pulsar nosotros voluntaria o involuntariamente dichas secciones se produce una carga eléctrica y se activa así un circuito integrado bajo la madera que realiza un función determinada.
¿Para qué se puede usar esto? Pues por ejemplo para llenar de sensores distintas secciones de la casa, como sensores de posición en el suelo que sepan cuándo hay alguien en una zona concreta de forma que se pueda activar la calefacción, encender las luces, apagar el aire acondicionado y la tele si nos hemos ido, abrir y cerrar puertas, ventanas, cortinas, persianas o ajustar la temperatura cuando llegamos a casa.
También para activar alarmas de detección de intrusos, de incendios o para tener monitorizados a personas dependientes, mayores y niños conociendo en todo momento donde están en la casa. Además se puede implantar como sustitutos de algunos interruptores inteligentes del hogar que pueden colocarse en diferentes muebles alejados de los enchufes, como por ejemplo en sillas, sillones o mesas desde las que manejar las luces sin movernos del sofá.
El potencial que se abre tras un invento así es muy prometedor, ya que en teoría los circuitos serían independientes de la red eléctrica y podrían generar su propia energía para funcionar de forma ilimitada mientras alguien los pulse, claro. Aunque eso si, según comentan en el estudio, la energía sería muy escasa siendo necesaria una adaptación de los sensores y electrónica utilizada para funcionar con esta baja corriente eléctrica.
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