Llega el verano y comienzan a ser habituales las olas de calor. Con nosotros tenemos ya la primera de esta estación del año y muchos comenzamos a tirar de soluciones y trucos para intentar combatir las altas temperaturas dentro de casa. Pero quizás, antes de llegar a este tipo de soluciones, quizá sea más importante, adelantarse a esta problemática.
Y es que, como se suele decir, más vale prevenir que curar y si estás pensando en hacer reforma o en comprar una casa, puede que te interese encontrar una vivienda que tenga una fachada con doble piel. Es un concepto arquitectónico que permite aislar mejor la casa, haciendo que se puede aprovechar mejor el autoconsumo y además ahorrar energía a la hora de climatizarla.
El truco de la doble pared
Se trata de un concepto que quizás no sea tan popular como otros, pero favorece de forma importante el que se pueda tener una vivienda mejor aislada de las inclemencias meteorológicas.
Una vivienda de doble piel es un concepto arquitectónico que se refiere a un tipo de construcción en la cual se crea una envolvente exterior adicional alrededor de la estructura principal de la vivienda. La idea detrás de esta técnica es que la fachada exterior, la que queda a la vista, puede adoptar la estética que más nos guste, mientras que la combinación de ambas se encarga de reducir el impacto térmico y acústico, de forma que a la hora de climatizar la vivienda, sea necesario un menor consumo energético.
Son esta dos capas, las que se conocen como piel, las protagonistas. Sobre todo la segunda capa, la más importante, que puede estar compuesta por materiales diferentes y tiene como objetivo mejorar el rendimiento térmico y energético de la vivienda.
El objetivo a la hora de optar por un diseño de fachadas de doble piel en las viviendas es que esta doble capa actúa como una especie de barrera térmica y acústica, proporcionando un mayor aislamiento y protección contra las condiciones climáticas externas.
Esta fachada que da al exterior queda fijada a una subestructura que se ancla a la estructura original del edificio. Sobre la primera, que a su vez está recubierta con una capa de material aislante que facilita que este transpire a la vez que ofrece una primera barrera de aislamiento. Además hay una cámara de aire de unos cuantos centímetros que se encarga de permitir el paso del aire para de esta forma, reducir las pérdidas térmicas del edificio por medio de un efecto chimenea.
Además, la capa exterior, la segunda piel, debe contar con ranuras o juntas abiertas que permitan el paso del aire para evitar posibles problemas ocasionados por la presión del aire que se acumula en el interior, así como para incrementar el efecto chimenea. Además, es importante proteger las zonas entre la segunda piel y la fachada por la que se pueden colar los agentes atmosféricos.
Estas capas están separadas entre ellas y esa distancia entre la piel exterior y la estructura principal se puede aprovechar para instalar las canalizaciones de sistemas de ventilación, permitiendo la circulación de aire y favoreciendo la eficiencia energética.
Respecto a los materiales usados, la capa interior o la estructura puede estar creada, por ejemplo a base de aluminio, mientras que la segunda piel puede emplear cualquier material que se ajuste a la estética que buscamos como puede ser madera, materiales cerámicos o porcelánicos, vidrio...
Además de sus beneficios funcionales, una vivienda de doble piel también puede tener un aspecto estético interesante, y es que mientras una de las capas puede ser más funcional, la capa externa puede diseñarse de manera creativa, agregando texturas, colores o materiales diferentes para generar un efecto visual atractivo.
La doble piel es un concepto que se aprovecha sobre todo en los meses de más calor, pues es en esta época del año, cuando la radiación solar inciden de forma más intensiva en la cubierta del edificio. La doble piel sería una forma complementaria al uso de pinturas especiales o de cubiertas vegetales en las fachadas con los que lograr un mejor aislamiento del exterior.
Eso sí, se trata de un tipo de arquitectura que tiene algunos inconvenientes que hay que tener en cuenta. En primer lugar es más costoso, pues requiere prácticamente del uso de dos estructuras. Además, es necesario tener más espacio, puesto que hay una zona "muerta" destinada a la separación entre las dos pieles.
En resumen, una vivienda de doble piel es una construcción que cuenta con una capa adicional externa a la estructura principal, que mejora el aislamiento térmico y acústico, además de ofrecer una estética única. Este enfoque arquitectónico busca lograr una mayor eficiencia energética y comodidad para los habitantes de la vivienda.
Imagen portada | David McBee
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