Si has apostado por la domótica low cost "porque total hacen lo mismo", tenemos malas noticias para ti
La conectividad en el hogar tiene potencial para que puedas personalizar tu experiencia, resulta más cómoda (porque puedes manejarla sin moverte del sofá) y además te ayuda a optimizar el consumo de energía, pero tiene un inconveniente importante: los dispositivos inteligentes son más caros que los estándar. Como consecuencia, si estás haciendo de tu casa un hogar inteligente es normal que aproveches las ofertas o simple y llanamente optes por marcas menos conocidas.
Los candidatos perfectos para racanear son bombillas y enchufes inteligentes, ya que resultan "baratos" en comparación con otros dispositivos conectados y necesitaremos unos cuantos, lo que abre la veda para experimentar. Vaya por delante que esto no es un alegato en contra de los dispositivos baratos (aquí la primera en probar productos nuevos y poco conocidos), porque aunque puedes dar con la panacea en calidad precio, hay que tener en cuenta que nadie da duros a cuatro pesetas.
Los dispositivos baratos pueden darte muchos problemas
Estos son los problemas más comunes que puedes encontrar con bombillas y enchufes baratos.
- Problemas de rendimiento. Que estén fabricados con materiales de baja calidad seguramente haga que duren menos, pero también que funcionen peor. En el caso de las bombillas puede traducirse en una iluminación menos uniforme, con parpadeos y no tan brillante como los modelos de más calidad. En cuanto a los enchufes inteligentes, verifica el amperaje e intensidad máxima soportada y no te la juegues conectando un aparato que las supere.
- Sobrecalentamientos, cortocircuitos y otros problemas de seguridad eléctrica. Del punto anterior cabe esperarse una vida útil más corta, pero esto es crítico teniendo en cuenta que van a estar conectados a la instalación eléctrica de casa. En este sentido quizás no cumplan con estándares de seguridad eléctricos como las normas IEC y sean más propensos a sufrir sobrecalentamientos o cortocircuitos.
- Caídas y fallos de conexión Wi-Fi. Es posible que te encuentres con dispositivos que experimenten fallos a la hora de conectarse a tu Wi-Fi, lo que se traduce en que se desconecten con frecuencia o directamente que les cueste conectarse si están a cierta distancia. Si la idea es controlar la luz a distancia o el aparato que esté al otro lado en el caso del enchufe, se traducirá en una experiencia de uso poco fiable.
- Funcionalidad limitada. Aunque probablemente cumplan con lo mínimo imprescindible de conectarse con nuestro teléfono a través del Wi-Fi doméstico, quizás adolezcan de otras funciones como la compatibilidad con ciertos ecosistemas populares, el control por voz. En el caso de los enchufes además puede que no dispongan de programación o que esta sea extremadamente limitada.
- Una aplicación menos cuidada. Mientras que las marcas más conocidas suelen invertir en el desarrollo de aplicaciones cada vez más intuitivas y que mejoren la experiencia de usuario, si apuestas por un modelo de una marca poco conocida y barata es probable que te encuentres con una aplicación con interfaz menos cuidadas, con partes sin traducir, que sufra lags y cuelgues y que no se actualice con frecuencia.
- Vulnerabilidades de seguridad. Hay que tener en cuenta que se trata de dispositivos que tienen acceso a internet, por lo que por pequeños e inofensivos que parezcan, pueden ser la puerta de acceso a hackers. En este sentido, quizás no ofrezcan el mismo nivel de seguridad, siendo el punto más débil para posibles ataques al no integrar protocolos de seguridad y privacidad.
- Ojo a la eficiencia energética. Presta atención a si tiene etiqueta energética y la calificación de esta porque puedes llevarte la desagradable sorpresa de que esa bombilla inteligente barata consume bastante más que otros modelos más caros. El gasto de una bombilla puede que no sea muy significativo pero si vas a cambiar toda la casa, se nota.
- No me salen las cuentas. Que estén hechos con materiales de peor calidad ya hemos visto que repercute directamente en su vida útil y posibles problemas eléctricos, lo que a la larga se traduce en que tendrás que comprar bombillas nuevas. Haz cuentas: quizás te salga mejor invertir un poco más inicialmente y que te duren más años que comprar recambios con más frecuencia. En el caso de los enchufes, ojo porque si tiene un percance eléctrico y se quema, podría dañar el aparato que hemos conectado al otro lado.
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