Quiero empezar a montar una casa inteligente: esta es toda la domótica que no puede faltar

Quiero empezar a montar una casa inteligente: esta es toda la domótica que no puede faltar

Repasamos qué dispositivos son imprescindibles y por dónde empezar para acertar en cuanto a escalabilidad y necesidades

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Domo

Tanto si ya has empezado a hacer de tu casa un hogar más inteligente como si quieres empezar de cero con la domótica y no tienes muy claro cómo comenzar, leer este artículo puede ser un buen punto de partida para iniciarse.

Vaya por delante que las exigencias y necesidades de cada persona son un mundo, al igual que el presupuesto y conocimientos técnicos. Por eso y para simplificarlo todo (asumimos que si alguien sabe lo suficiente como para montar un hogar inteligente con open source, todo esto ya lo tendrá claro), nos ceñiremos a las soluciones comerciales de domótica más habituales y asequibles, avanzando hasta domótica más sofisticada.

Lo primero de todo, la conectividad

Lo fundamental para tener una casa inteligente es que los dispositivos estén conectados. Sí, es posible que un dispositivo se entienda con tu móvil mediante Bluetooth, pero si buscamos algo más global, lo suyo es apostar por el Wi-Fi. O lo que es lo mismo, lo mínimo imprescindible es que tu casa tenga conexión a internet inalámbrica.

A través de internet los diferentes dispositivos se comunicarán y podrán interaccionar entre ellos y que seas tú quien ejecute órdenes, establezca parámetros o simplemente, eches un vistazo a lo que está sucediendo.A partir de aquí, se abre una puerta más allá del Wi-Fi: los protocolos Zigbee y Z-Wave.

La idea es que en lugar de que todos los dispositivos se conecten al router, exista un hub o concentrador intermedio, situado entre ellos y el router. Esto comporta ventajas como soportar más dispositivos conectados, mayor alcance y mayor resiliencia frente a perturbaciones. Si solo vas a empezar con una bombilla y un interruptor, puedes olvidarte de esto, pero si quieres que toda la iluminación de tu hogar o todas las persianas sean inteligentes, entonces valora esta posibilidad.

Necesitarás un dispositivo para controlarlo todo

Aquí no hay mucho misterio: lo normal es que sea tu móvil, aunque también puede ser una tablet o incluso disponer de un altavoz inteligente, pero ya te adelantamos que para usar un Echo, HomePod o Google Home, será necesario que tengas un smartphone. Así que el dispositivo por antonomasia para verlo todo y actuar será el teléfono.

No obstante, actuar con la voz es una opción práctica, por lo que apostar por un altavoz inteligente es un extra a considerar, no solo porque te va a resolver dudas como el tiempo que hace hoy, cuándo nació Audrey Hepburn o poner un temporizador, decirte la hora o simplemente poner música, sino también para controlar la domótica compatible (añadido: también los hay compatibles con el protocolo Zigbee como por ejemplo el Echo, para ahorrarse el hub del que hablábamos antes).

Si prefieres algo más intuitivo y visual, es recomendable hacerse con un altavoz inteligente con pantalla para un control táctil. ¿Es imprescindible tener un altavoz inteligente? No, pero es altamente recomendable.

Los diferentes ecosistemas

Aunque Matter ha llegado para extender la compatibilidad entre ecosistemas, la realidad es que todavía está muy verde. Así que si compras un altavoz inteligente, llegará la gran pregunta: ¿Alexa, Google Assistant o Siri? O lo que es lo mismo: los ecosistemas de Amazon, Google o Apple y sus alianzas. Sí, hay otros como SmartThings de Samsung o ThinQ de LG, pero se entienden con (algunos de) los hegemónicos.

En lo relativo a domótica, Amazon y Google son los que disponen de un ecosistema más abierto, lo que supone encontrar más dispositivos compatibles y de todos los precios. En cuanto a inteligencia y capacidad de comprensión, a todos les sigue faltando subir de nivel. Como ya comenté hace meses, usar los asistentes de voz sigue siendo algo desesperante porque necesitan la llegada de la inteligencia artificial como el respirar: a día de hoy, sigue siendo necesario hacer un gran esfuerzo para hablar con un asistente de voz porque les cuesta entender cómo nos expresamos los humanos, especialmente con órdenes largas y complejas.

Dicho esto y a título personal, teniendo en cuenta sus bajos precios, siempre puedes comprar para probar: es probable que solo con su labor como altavoz ya merezca la pena.


Dispositivos sencillos y baratos para empezar

El drama de empezar con la domótica es que la teoría pinta muy bien, pero luego está la realidad: quizás no nos apañamos, no funciona como pensamos o simplemente, no queremos gastar tanto como para cambiar todas las persianas. Así que para empezar y aprender cómo funciona es importante ir a lo básico, que esencialmente son bombillas inteligentes y enchufes conectados.

Hay varias razones para empezar por aquí: no necesitas obras ni reformas, los puedes encontrar por menos de 20 euros y su funcionamiento y manejo es fácil: desde el móvil (o con la voz) puedes encenderlos o apagarlos. Como resultado, se ilumina o no, y en el caso del enchufe, dejan o no pasar la corriente para que funcione el aparato que tenemos conectado inmediatamente después, como por ejemplo un ventilador antiguo, una lámpara, un calentador de agua o similar.

La idea con los enchufes es convertir en "inteligente" (aunque con limitaciones) lo que vaya enchufado, siempre y cuando este sea un aparato con un interruptor manual y cumpla las especificaciones eléctricas. Con las bombillas es bastante común poder cambiar la intensidad, brillo y hasta el color. Y en cualquier caso, al controlar su funcionamiento a distancia, podremos recortar en la factura eléctrica para que estén encendidos solo cuando se necesitan. Extra: también permiten programación.

Bombilla

Todo lo demás

Hemos empezado por las bombillas y los enchufes inteligentes, pero la lista de dispositivos "inteligentes" es larga y creciente: termostatos inteligentes para la calefacción, cámaras de seguridad, aires acondicionados conectados, estores inteligentes, lavadoras, hornos y neveras inteligentes, estufas conectadas, cafeteras con Wi-Fi...

La conversión en inteligente tiene dos vertientes. La primera es convertir en inteligente un sistema o mecanismo que tengamos en casa, por ejemplo la calefacción, las persianas o el aire acondicionado, mediante la instalación de un montaje inteligente compatible. La segunda es cambiar nuestros aparatos y electrodomésticor por uno conectado llegado el momento. Aquí es interesante saber qué podemos hacer con su versión conectada y a partir de aquí, valorar si nos merece la pena.

Una recomendación: cada vez hay más dispositivos y sistemas inteligentes, pero si damos el paso, hay que asegurarse de que el fabricante tiene una interfaz cuidada, con buen soporte y seguridad, ya que la conectividad es una puerta abierta a los ataques.

Un paso más: de sensores, automatizaciones y rutinas

A menudo acostumbramos a llamar inteligente a algo que simplemente es conectado, pero lo ideal sería que más allá de controlar un dispositivo a distancia, este pudiera ponerse a funcionar cuando sea necesario, sin necesidad de actuación humana. Un ejemplo: que una bombilla se encienda cuando entramos en la habitación y se apague al salir. 

Esto tiene una solución: los sensores. Hay sensores de presencia, de iluminación, de fugas, de puertas abiertas o simples termómetros. La guinda del pastel de nuestra domótica doméstica es colocar sensores que vean, escuchen y en definitiva, perciban para mandar la orden y que otros dispositivos actúen.

Esto es posible mediante una simple configuración y si ya le damos una vuelta de tuerca más, iremos a las rutinas y automatizaciones, que por ejemplo nos permiten indicar que cuando se haga de noche, se enciendan las luces. O que al salir de casa, se apaguen todas las luces y también el sistema de calefacción.

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