Seguramente has escuchado hablar sobre el concepto derecho a reparar. Se trata de dar a los consumidores la posibilidad de reparar sus propios dispositivos electrónicos o de elegir a un tercero en lugar de tener que hacerse con un modelo nuevo.
Esa máxima de me sale más barato comprar uno nuevo que arreglar el antiguo, es peligrosamente habitual. Y por eso, desde Europa quieren dar un nuevo giro a la política que ya adoptaron hace unos años en relación al "derecho a reparar". Ahora desde el Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión Europea han decidido ampliarlo.
Una garantía mejorada
El derecho a reparar es la posibilidad a la que tienen acceso consumidores y usuarios para poder realizar las reparaciones y arreglar sus dispositivos, en lugar de tener que comprar uno nuevo. Reparaciones que además pueden realizar ellos mismos o aprovechando a terceros, en lugar de depender exclusivamente de los fabricantes o proveedores de servicios autorizados. Este concepto ha ganado relevancia en el contexto de la creciente complejidad de muchos productos electrónicos modernos.
Hace un año la Comisión Europea se propuso una renovación del "derecho a reparar" y ahora el Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión Europea han alcanzado un acuerdo para ampliarlo. Veamos en qué consiste.
La clave de este renovado derecho a reparar, es que los usuarios tendrán la capacidad para reparar sus dispositivos más allá de la garantía. Además, se han ampliado los derechos que tendremos durante los tres años de la citada garantía.
Extensión de la garantía: en este sentido, la normativa se actualizado y ahora establece que si se trata de un producto que se reconoce defectuoso y está dentro de la garantía legal, los consumidores podrán acceder a una garantía extendida de un año si en lugar de retirar ese producto, deciden repararlo.
Más información sobre precios, y piezas obligadas: además, se establece la obligación para los fabricantes de ofrecer información de sus servicios de reparación así como de los precios que tendrán las piezas y el coste de las reparaciones que se consideren más habituales. Es una continuación de lo que ya se aprobó en 2020 para que los fabricantes ofrezcan acceso a piezas originales.
No al bloqueo de reparaciones caseras: relacionado con esto último, la nueva normativa también prohíbe a los fabricantes el que puedan añadir una letra pequeña que prohíba a los usuarios el reparar sus productos. Un dispositivo no puede contar con limitaciones de software o hardware que impida una reparación casera. Esto quiere decir que un usuario podrá hacer uso de piezas y materiales de segunda mano, y hasta de piezas impresas en 3D, para reparar un dispositivo en casa.
Cada país debe adoptar medidas para lograr la autoreparación: hay además un paso más que debe dar cada país y que va más allá de las reglas a nivel europeo. Cada estado miembro deberá añadir una medida para promocionar el derecho a reparar, sea en forma de fondos propios o iniciativas locales.
Vía | Xataka
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