Llega la temporada de invierno o la de verano, las temperaturas extremas nos rodean y comenzamos a plantearnos la compra de sistemas de calefacción o refrigeración para el hogar que nos ayuden a sobreponernos a las inclemencias climatológicas.
Una de las opciones que están cubriendo un amplio sector del mercado son los equipos de aire acondicionado portátiles con bomba de calor, más sencillos de instalar y relativamente económicos que los fijos pero, ¿merece la pena gastar nuestro dinero en uno de estos complementos para el hogar?
Ya hemos comentado en otras ocasiones cuáles son sus principales ventajas e inconvenientes así que hoy os quiero dar mi opinión personal como usuario de este tipo de equipos en los últimos años. En concreto, con dos modelos de la marca De'Longhi y ahora en los últimos tres años con el equipo Daitsu APD12-HR de unas 3.000 frigorías/hora que también cuenta con bomba de calor con una potencia equivalente a 2.930 vatios.
Eficaces pero muy poco eficientes
Lo primero que os preguntaréis si nunca habéis tenido uno de estos equipos es si producen aire realmente frío o caliente y qué resultado dan. La respuesta es sí, producen aire frío y caliente de forma similar a como lo hacen los equipos de pared. Tienen un sistema de compresión integrado bajo su carcasa y no necesitan instalación o por lo menos no tan compleja como aquéllos, de forma que basta con situarlos cerca de una ventana y sacar un tubo de extracción del aire caliente o frío al exterior.
Son mucho más eficaces produciendo aire frío que los evaporadores de agua y por supuesto los ventiladores que solo mueven aire. Además, tienen funciones de temporización y control remoto en ocasiones con control de temperatura para manejar el sistema de forma más cómoda.
Entre sus ventajas tenemos también que podemos moverlos de habitación (en mi caso lo usamos en dos diferentes) si lo necesitamos y guardarlos cuando no lo utilicemos e incluso cambiarlo de vivienda si somos de mudanza fácil. Sin embargo, tienen dos grandes problemas: la pérdida de eficiencia y el ruido generado.
En cuanto a la eficiencia, el tubo que expulsa el aire al exterior también radia parte de ese calor en verano o frío en invierno dentro de la habitación, al ser generalmente un conducto de plástico sin ningún tipo de aislamiento y además se suelen dañar con cierta facilidad si los ponemos y quitamos con frecuencia, teniendo que comprar un repuesto o tirar de cinta americana para cubrir las grietas.
Aunque suele venir algún adaptador para tapar el espacio de la ventana o puerta entreabierta donde instalamos el equipo, siempre quedan huecos por los que se escapa el frío en verano y el calor en invierno, entrando aire del exterior por lo que necesitaremos más frigorías o calorías de lo normal.
Por ejemplo, si con un aire convencional necesitamos 2.000 frigorías para enfriar una sala, con uno portátil esta cifra probablemente se incremente a más de 3.000 dadas sus ineficiencias. Además, en la mayoría de modelos del mercado con un único tubo al exterior, el sistema recoge el aire ya enfriado o calentado de la sala y lo usa para el ciclo de intercambio de calor expulsándolo al exterior, por lo que estamos desperdiciando una buena parte de la energía que ya hemos gastado en calentar o enfriar el aire.
Es decir, gastamos electricidad en enfriar o calentar un aire de la habitación que el equipo va expulsando a la sala por la rejilla principal, pero que por otro lado lo va recogiendo por otra de las rejillas para que pase por todo el sistema y es posteriormente expulsado fuera de la sala. Esto genera además corrientes de aire indeseadas en la sala.
En mi caso os diré que tenemos una chimenea con un kit de calor en la otra punta de la habitación que tiene una pequeña rendija de ventilación. Normalmente pones la mano en la rendija con todo apagado y apenas se nota nada. En cuanto encendemos el aire acondicionado portátil empieza a salir un chorro de aire procedente del exterior que entra en la habitación reduciendo considerablemente la eficiencia del equipo.
En cuanto al tema del ruido, por mucho que ponga en la publicidad o en la caja que son silenciosos, por mi experiencia os diré que no, no lo son. La mayoría de modelos sobrepasan con soltura los 50-60 dB, cifras muy superiores a los 24-25 dB recomendados para dormir con el aparato encendido por la noche. Si no podéis ponerlo a más de 7-8 metros de distancia de donde estéis sentados o tumbados probablemente el ruido será una gran molestia.
¿Merecen la pena?
Entonces, ¿merecen la pena? Pues depende de lo que andemos buscando y de nuestras necesidades. Este tipo de equipos está especialmente indicado en situaciones en las que no podamos o queramos instalar uno convencional como cuando estamos de alquiler, en segundas residencias, cuando la comunidad de vecinos no nos deja colocar uno con unidad de exterior, etc.
Si lo que queremos es un sistema de uso diario fijo en un lugar concreto de la casa y tenemos la opción de comprar uno de pared es mejor hacerlo, ya que nos darán un mejor resultado. Si por el contrario estamos buscando un equipo que podamos mover de un sitio a otro y podemos contender con el ruido, para mí principal inconveniente de esta tecnología, entonces sí pueden ser una buena opción.
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