No todo es positivo con las freidoras de aire: la OCU nos desvela sus principales ventajas e inconvenientes

Cocinan con menos grasa, pero esto junto a su pequeño tamaño tienen costes adicionales en el resultado final obtenido

En los últimos años un pequeño electrodoméstico ha ido poco a poco conquistando las cocinas de muchos usuarios que buscaban un método rápido y barato para cocinar algunos platos de forma más saludable.

Son las conocidas como freidoras de aire o freidoras sin aceite, que como su nombre indica prometen "freír" alimentos sin tener que sumergirlos en un mar de aceites, aunque como ya comentamos en su día realmente no fríen, ya que en realidad son un horno en miniatura.

Este tipo de electrodoméstico contiene una resistencia principal que se encarga de generar calor en el interior que es distribuido por un ventilador. Así, el alimento se calienta y cocina por convección en sus propios jugos y grasa sin tener que aportar aceite (o casi) desde el exterior.

Freidoras de aire, principales ventajas

Imagen: Eva Rodríguez en Xataka

Si hay un motivo por el que se han popularizado este tipo de dispositivos en los últimos años ha sido por su promesa de una cocina más saludable al prescindir de grasas como el aceite.

De hecho, la OCU ha elaborado un estudio donde han dejado claro este punto comparando la realización de frituras de patatas, calabacines y pollo con una freidora de aire y con una clásica de aceite.

En el caso de las patatas fritas, el porcentaje final de grasa al hacerlas con la freidora de aire fue del 1,9% frente al 6,2% de la freidora clásica. Con el calabacín sucedió algo similar, teniendo porcentajes de grasa del 1,3% y 5% respectivamente. Por su parte, en el pollo la diferencia fue algo menor, con porcentajes del 2,9% y 3,8% respectivamente.

Imagen: OCU

Se trata por tanto de un aparato que permite un cocinado de los alimentos con menos grasa y por tanto con menor aporte calórico que funciona muy bien con cierto tipo de alimentos, como las patatas, verduras y prefritos congelados como los nugets de pollo por ejemplo.

Otro punto a favor es que tienen un consumo energético más reducido con respecto a si tenemos que encender un horno de tamaño convencional o una placa vitrocerámica. Por ejemplo, en el estudio de la OCU se ha calculado que usar  dos horas semanales la freidora de aire supone un gasto de 1,8 euros al mes, frente a 2,8 euros del horno tradicional, 3,2 euros de la freidora de aceite y los más de 4 euros de la placa de inducción. A estos datos habría que sumar el ahorro en aceite.

Por último, la organización de consumidores nos señala como punto positivo una limpieza más sencilla, aunque como pudimos comprobar por nuestra cuenta, esto no se cumple en todos los modelos ya que hay veces en que los restos se quedan adheridos y son difíciles de quitar del recipiente.

Freidoras de aire, principales inconvenientes

Parece que sobre el papel las freidoras de aire son una estupenda idea que puede ayudarnos a cocinar de forma más saludable. Sin embargo, no todo son ventajas con estos dispositivos, ya que presentan también algunos inconvenientes.

El principal es que el resultado de los productos cocinados no es el mismo que si lo hacemos de forma tradicional. ¿El motivo? Pues que realmente no estamos friendo los alimentos, lo que hace que los procesos físicos que transforman su aspecto, color y sabor sean diferentes.

Imagen: Eva Rodríguez en Xataka

Desde el punto de vista organoléptico el producto frito crea una costra crujiente que mantiene y protege el interior del alimento haciendo que esté más jugoso por dentro y con menos humedad por fuera, lo que aporta ciertos sabores y aromas característicos.

Tampoco obtenemos la misma textura ni sabores característicos de los alimentos fritos, algo que se nota menos en recetas sencillas, como las patatas fritas, pero más en otras complejas como cuando freímos carnes o rebozados a base de huevo y harina.

También tenemos un cocinado más lento. Si habéis usado una freidora de aceite clásica sabréis que el tiempo para hacer la mayoría de alimentos es mínimo. Con las de aire tendremos que esperar más y en general para freír unas simples patatas podemos tardar más de 20 minutos.

Como además el volumen de los recipientes suele ser pequeño, mucho menor que el de un horno clásico, si queremos cocinar para una familiar numerosa tendremos que hacer varias tandas, por lo que al final perderemos más tiempo y energía en el proceso.

Imagen portada | Eva Rodríguez en Xataka

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