Cuando se trata de mantener la casa limpia, es necesario realizar tareas que no siempre resultan agradables. Sin embargo, son esenciales para garantizar un hogar cómodo y en condiciones higiénicas óptimas. Lo que muchas personas desconocen es que, en el dormitorio, hay unos elementos clave que a menudo se pasan por alto.
Mantener el dormitorio limpio y libre de cualquier factor que pueda perjudicar nuestra salud es fundamental. Esta es una habitación en la que pasamos muchas horas a lo largo de nuestra vida, por lo que es importante estar atentos a cualquier elemento que pueda acumular suciedad.
La suciedad a raya
En el dormitorio, y específicamente en la cama, transcurre una gran parte de nuestra vida. Cada día dedicamos muchas horas a esta estancia, especialmente durante el descanso. Se estima que, de promedio, una persona duerme entre siete y ocho horas diarias. Estudios determinan que en la cama pasamos una media de 3 años durmiendo si tomamos como referencia la media de vida actual. Por eso es muy importante mantener una correcta higiene y mantener la limpieza en esta parte de la casa es prioritario.
Hay ciertos elementos en el dormitorio que son especialmente susceptibles de acumular suciedad y otros agentes perjudiciales para la salud, como ácaros y gérmenes, que pueden afectarnos con el tiempo.
Uno de estos elementos son las lámparas, ya sean de techo o las populares lámparas con pantalla en las mesitas de noche. Estas suelen acumular polvo y, a menudo, pasan desapercibidas durante la limpieza. Por esta razón, es fundamental limpiarlas regularmente, eliminando el polvo acumulado y utilizando productos adecuados para deshacerse de contaminantes que puedan afectar nuestra salud.
Otro elemento que requiere atención son las cortinas o estores. En ellos se acumulan fácilmente polvo, pelusas e incluso pelos de mascotas, si las hay. Esta acumulación puede afectar a nuestra salud, especialmente a quienes padecen afecciones respiratorias. La solución es lavar las cortinas de forma periódica, al menos dos veces al año, para prevenir la proliferación de bacterias y mantener un ambiente saludable.
Por último, es necesario hablar de las almohadas y cojines. Estos tienden a acumular sudor, saliva y células muertas, convirtiéndose en un entorno propicio para el crecimiento de bacterias. Aunque solemos lavar las sábanas regularmente, también debemos prestar atención a las almohadas (y sus fundas) y cojines. Se recomienda seguir las instrucciones del fabricante y lavarlos periódicamente, junto con sus fundas, para evitar la acumulación de agentes dañinos.
Estos tres elementos del dormitorio son fundamentales para cuidar nuestra salud. Mantener una limpieza constante no solo mejora el aspecto estético de la habitación, sino que también contribuye a crear un espacio más saludable, lo que repercute directamente en nuestra calidad de vida y descanso.
Foto de portada | Pixabay
Vía | El Confidencial
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