Ni bicarbonato ni vinagre: este es el mejor truco casero para que tus chanclas de casa queden blancas

Si tus chanclas están amarillentas, puedes combatir este problema con un método muy sencillo

Mantener tus chanclas blancas relucientes puede parecer un desafío, especialmente cuando el uso diario deja esas inevitables marcas de suciedad o incluso manchas amarillas que tanto afean. Es cierto que muchos recurren a remedios caseros como el vinagre o el bicarbonato, pero existe una solución sencilla, accesible y tremendamente eficaz que pocas personas quizás conozcan.

En este artículo queremos compartir contigo un truco infalible que hará que tus chanclas vuelvan a lucir como nuevas, sin mucho esfuerzo y con materiales que seguramente tienes al alcance de la mano. Bajo estas líneas te contamos todos los detalles.

Cómo limpiar tus chanclas blancas fácilmente

El gran aliado para este trabajo es el agua oxigenada. Más potente que el vinagre o el bicarbonato, este producto, en concentraciones de volumen 10 a 30, puede eliminar la suciedad más resistente sin dañar el material de tus chanclas. Solo necesitas aplicarlo directamente sobre la superficie, dejarlo actuar unos 30 minutos y luego enjuagar con cuidado.

Para distribuirlo de manera uniforme, es buena idea usar guantes y asegurarte de que todas las zonas, incluso las más escondidas, estén bien cubiertas. Aunque es una solución muy efectiva, recuerda manipular el agua oxigenada con precaución, ya que es un producto potente.

Si prefieres explorar otras alternativas más suaves, también puedes recurrir a una mezcla de bicarbonato de sodio y agua. Crea una pasta espesa y aplícala sobre las manchas, dejándola actuar unos 15 minutos antes de frotar con un cepillo de dientes viejo y enjuagar. Otro método sencillo es sumergir las chanclas en agua tibia con un poco de detergente líquido durante unos 20 minutos y, después, cepillarlas suavemente. Ambos métodos son menos agresivos y efectivos para manchas ligeras.

Para prevenir esas molestas manchas amarillas que aparecen con el tiempo, es clave establecer algunos cuidados básicos. Lavar tus chanclas regularmente ayuda a evitar que la suciedad y los residuos se acumulen. Si bien el sol puede ser útil para secarlas rápidamente, una exposición prolongada puede causar que el material quede amarillento, así que lo ideal es dejarlas secar en un lugar sombreado y bien ventilado.

Si hay zonas difíciles de alcanzar, como las uniones o las ranuras, un cepillo pequeño, como un cepillo de dientes, será tu mejor aliado. Además, guárdalas siempre en un lugar seco, lejos de la humedad o del polvo, y evita el contacto con objetos que puedan transferirles color.

Imagen de portada | Bunly Hort

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