La cama es un elemento básico para nuestra salud que va más allá de cambiar el colchón cada cierto tiempo
Cambiar las sábanas es básico para acabar con las células muertas de la piel, restos de sudor o hasta ácaros
A la hora de cuidar nuestra salud, hay un elemento de casa que en muchas ocasiones quizás no tenemos en cuenta: es la cama. No solo se trata de cambiar el colchón cada cierto tiempo, sino que también debemos tener en cuenta la ropa de cama.
La frecuencia con la que debes cambiar y lavar las sábanas puede variar según diferentes factores, como tus preferencias personales, la salud de la piel, el clima y otras circunstancias individuales. Sin embargo, la ciencia y los expertos en salud suelen ofrecer algunas recomendaciones generales.
Por qué hay que cambiar las sábanas
En promedio, una persona pasa alrededor de un tercio de su vida durmiendo. Esto significa que, si consideramos una esperanza de vida promedio de aproximadamente 72 años, pasaríamos alrededor de 24 años durmiendo. Por eso, es importante cuidar la cama y la ropa que usamos en ella.
Hay razones para cambiar con frecuencia que no debemos pasar por alto. Las sábanas acumulan células muertas de la piel, sudor, aceites corporales y posiblemente ácaros del polvo. Cambiar las sábanas regularmente puede ayudar a reducir la acumulación de alérgenos y mantener un ambiente de sueño más saludable.
En este sentido, la mayoría de los expertos sugieren cambiar las sábanas al menos una vez a la semana. Como recoge la BBC, la doctora Lindsay Browning, psicóloga colegiada, neurocientífica y experta en sueño, afirma que debemos cambiar las sábanas de nuestra cama "una vez a la semana o cada dos semanas como máximo".
No obstante, existen circunstancias que pueden hacer que esta periodicidad cambie. Por ejemplo, si tienes alergias, acné o cualquier afección de la piel, es posible que sea necesario cambiar las sábanas con mayor frecuencia, quizás cada pocos días.
El sudor entra en las sábanas, lo que hace que no solo tengan un olor desagradable, sino que también se obstruyan lo suficiente
Igualmente también influyen las condiciones climáticas. En verano o en invierno, estos plazos pueden cambiar. Lo normal es que sudemos más en verano o en invierno y esto se traduce en que es necesario cuidar la limpieza de la ropa, tanto la de cama como la que usamos en el día a día. Igual ocurre en climas cálidos y húmedos, donde la transpiración es más común, momento en el que puede ser beneficioso cambiar las sábanas con más frecuencia.
A la hora de tener éxito al lavar las sábanas, es aconsejable hacerlo en agua caliente, preferiblemente a una temperatura de al menos 60 grados Celsius, puesto que de esta forma aseguramos la eliminación de gérmenes y ácaros.
No hay que olvidar que no sólo basta con cambiar y lavar las sábanas. Además, es recomendable cambiar o lavar las fundas de almohada con regularidad.
Recuerda que estas son recomendaciones generales y que puede haber variaciones basadas en circunstancias individuales como las que hemos visto antes. Al final, es esencial prestar atención a tus propias preferencias y necesidades. Si tienes problemas de salud específicos, consulta a un profesional de la salud para obtener orientación personalizada.
Foto de portada | Monstera Production
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