Aunque no lo creas, cada día ingerimos una cantidad significativa de microplásticos. Estos pequeñísimos elementos se pueden encontrar prácticamente en cualquier lugar, una consecuencia ante el uso masivo y desmesurado del plástico en multitud de sectores. A lo largo de los últimos años, se ha convertido en un tema que cada vez interesa más a la comunidad científica, ya que todavía no hay estudios que acrediten el riesgo para la salud que los microplásticos pueden ocasionar a largo plazo.
Recientemente, miembros de la red de investigación sobre plásticos Enviroplanet, junto a un convenio firmado por la Universidad Autónoma de Madrid, y en colaboración con la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), han llevado a cabo y publicado un estudio en la revista Scientific Reports sobre la presencia de microplásticos en el agua embotellada. Según los datos obtenidos, los investigadores concluyen que la presencia de microplásticos es mayor en el agua embotellada que en agua de grifo.
El plástico ha conquistado nuestro planeta Tierra
A partir del siglo XX, la presencia del plástico en nuestro planeta ha crecido de manera exponencial. Hoy por hoy, se trata de un elemento indispensable para multitud de procesos de fabricación. El plástico se ha integrado en nuestra sociedad hasta tal punto que, pequeñas de sus partículas se pueden encontrar en cualquier lugar, incluso en nuestros alimentos y bebidas.
Según un estudio de Plastics Europe, el nivel de producción de plásticos ha alcanzado a cifras de 400 millones de toneladas al año. Su gran durabilidad hace que este material sea una de las principales causas del deterioro del medio ambiente, así como una influencia negativa en los seres vivos.
Los microplásticos tienen un tamaño que varía entre 1 μm y 5 mm. El estudio que han llevado a cabo los investigadores ha analizado botellas procedentes de cinco de las principales marcas de agua embotellada, que en conjunto representan el 40% del mercado de agua embotellada sin gas en España. Por cada una de las marcas se procesaron un total de 45 litros contenidos en botellas de plásticos (PET) de 1,5 litros.
El estudio planteaba determinar la concentración de microplásticos y materiales artificiales no plásticos en agua embotellada y compararla con la concentración encontrada en el agua de grifo. Los investigadores han encontrado fragmentos de poliésteres de tonalidades transparentes y blancas, coincidiendo con la composición química de las botellas de agua, junto a fibras de celulosa de diversos colores.
Si bien en el agua de grifo detectaron una mayor diversidad de polímeros, incluyendo poliésteres, poliamidas, polímeros acrílicos y poliolefinas, la presencia de los primeros mencionados fue menor en el agua de red en comparación con el agua embotellada.
Según el estudio, La concentración media de partículas microplásticas (MP) en el agua embotellada fue de unas 0.7 MP/L, mientras que la concentración de partículas no plásticas de origen artificial (PANP) fue de unas 1.70 PANP/L. Los datos muestran así una mayor presencia de microplásticos en el agua embotellada en comparación con el agua de grifo, donde la concentración media fue de 0.0125 MP/L y 0.0322 PANP/L.
Tal y como concluyen desde el estudio, a pesar de que la concentración de microplásticos en el agua embotellada sea significativamente mayor que en el agua del grifo, aún no hay estudios que demuestren de manera sólida que tales niveles de concentración de plásticos sea perjudicial para nuestro organismo, ya que la cantidad ingerida por el ser humano al año en peso total es ínfima. Sin embargo, los últimos estudios sobre microplásticos animan a ser cautelosos con el tema y que los principales organismos y reguladores sigan apoyando el análisis y estudio de los microplásticos para averiguar su posible riesgo a largo plazo.
Otro estudio que avala esta cautela es el de los investigadores de Weill Cornell Medicine de Qatar, donde en su publicación para la revista BMJ Global Health, afirman que "entre el 10% y el 78% del agua embotellada contiene contaminantes".
“La dependencia del agua embotellada conlleva importantes costes sanitarios, económicos y medioambientales, lo que exige una reevaluación urgente de su uso generalizado”, afirman desde el estudio.
Imagen de portada | Brian Yurasits
Vía | HuffPost
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