Los equipos con tecnologías más avanzadas ofrecen mayores eficiencias térmicas, aunque su coste de adquisición es muy superior al de las alternativas tradicionales
A la hora de mantener nuestras viviendas a la temperatura ideal durante los meses de otoño e invierno, muchas son las opciones que hay disponibles en el mercado, comenzando por las clásicas calderas de gas o combustible diésel y pasando por diferentes sistemas de radiadores eléctricos, de hidrógeno, aerotermia, bombas de calor, etc. que debemos poner a punto antes de que empiecen los primeros fríos.
Si tenemos que renovar el equipo que ya está instalado en casa o en la comunidad de vecinos en los próximos años porque se haya quedado obsoleto o porque sea demasiado contaminante y no se ajuste a la normativa, como es el caso de las calderas de carbón, normalmente nos asaltan las dudas sobre cuál será el más recomendable para poder mantener un buen confort al tiempo que nos resulte económicamente barato.
La opción más barata: bomba de calor
La bomba de calor es una de las tecnologías actualmente más efectiva y rápida para calentar la vivienda de forma sencilla. Y de hecho se ha postulado como la opción preferida por la Unión Europea en detrimento de las calderas de combustibles fósiles como el gas y el gasóleo.
Es un sistema que está presente en grandes equipos de aerotermia pero también en dispositivos como en los clásicos aires acondicionados fijos y portátiles que muchos tenemos en casa y que además de generar frío para el verano son capaces de producir calor para el invierno.
Según OCU, las bombas de calor eléctricas son la opción más económica y resultan hasta un 30% más baratas que la solución híbrida hidrógeno/electricidad y casi un 60% más económicas que la caldera de hidrógeno.
Son equipos muy eficientes, ya que por cada 1 kWh hora que consumen de electricidad aportan 4 kWh de calor (es decir, una relación 4:1 en eficiencia). Esto hace que, a pesar del precio elevado de la electricidad ofrezcan costes moderados de unos 455 euros al año.
De hecho, la OCU participó en un estudio junto con BEUC y las organizaciones de consumidores de Italia (Altroconsumo), República Checa (dTest) y Polonia (Federacja Konsumentow), donde calcularon el coste de la calefacción con bombas de calor eléctricas, bombas de calor híbridas eléctricas-hidrógeno y calderas de hidrógeno para el periodo 2025-2040.
El estudio llega a unas interesantes conclusiones. Para empezar, que las bombas de calor eléctricas son la opción más económica para que los consumidores descarbonicen su calefacción. Según la OCU, resultan hasta un 30% más baratas que la solución híbrida hidrógeno/electricidad y casi un 60% más económicas que la caldera de hidrógeno.
Entre los inconvenientes de esta tecnología nos encontramos con que requieren unidades exteriores, lo que no siempre es posible, y en los sistemas de aerotermia aire-agua la inversión inicial es muy elevada.
Estufa de pellets: una alternativa sostenible
Compitiendo con las bombas de calor tenemos a las estufas de biomasa que aprovechan los residuos orgánicos de las podas o los huesos de aceitunas. Es una opción sostenible recomendable en segundas residencias o casas con suficiente espacio para almacenar sacos de pellets o huesos.
Para calentar toda la vivienda una estufa de este tipo requiere de un sistema de distribución del aire por conductos o si contamos con una caldera, una instalación con radiadores de agua.
En cuanto a los costes de usarlas, en los últimos dos trimestres los precios han ido descendiendo poco a poco y ya tenemos importes similares a los de hace dos años. La disminución de precios ha sido generalizada en toda España, con un precio promedio del saco de 15 kg que está alrededor de 5,15 euros en el segundo trimestre de 2024, según la Asociación Española de Biomasa, frente a los casi 7 euros que llegó a costar en el pico de la ola.
Cabe añadir que son datos promedio de todo el país, así que puede existir variaciones en cuanto demanda por el lugar y los costos de producción. No obstante, el ahorro es significativo si necesitamos comprar un gran volumen de material.
Todavía estamos lejos de los algo más de 4 euros que costaban antes de la pandemia, pero esta bajada se acerca ya al coste que tenían antes de 2022, resultando en una alternativa a otros sistemas como la calefacción eléctrica o la leña.
Imagen portada | E24
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