Este es el problema poco conocido que provocan los frigoríficos encastrados y las columnas de calor en la cocina

  • Es un problema que se nota más en verano y que convierte los muebles adyacentes casi en unos hornos

  • La falta de ventilación puede afectar negativamente el rendimiento de estos electrodomésticos

Al instalar una cocina en casa, una de las opciones que quizás te ofrezcan en la tienda donde te asesoran es la disposición específica de los electrodomésticos. Esto incluye la integración de elementos como el lavavajillas, la lavadora, o, en este caso, los que nos interesan: el frigorífico y el horno.

El frigorífico o la nevera es un elemento esencial en cualquier cocina. En cuanto a los hornos, nos referimos tanto al microondas como al horno tradicional, que suelen colocarse juntos. Y como la estética tiene un papel importante, puede que te recomienden encastrar estos electrodomésticos. Sin embargo, cuidado, porque esta elección puede generar un problema del que rara vez te advierten.

Lo que nadie te cuenta

Foto de Saviesa Home

Como la estética es un factor importante, al instalar una cocina a menudo podemos pensar, a veces aconsejados por el experto de turno, que es mejor integrar los electrodomésticos con el mobiliario. Es decir, que los electrodomésticos queden encastrados o empotrados. Es cierto que, desde un punto de vista estético, lucen muy bien, pero…

El problema es que encajonar ciertos electrodomésticos puede conllevar una serie de inconvenientes que, al principio, pueden pasar desapercibidos. Instalar electrodomésticos encastrados implica montarlos dentro de un espacio diseñado específicamente para ellos en la cocina. Esto se hace para lograr un aspecto más uniforme y elegante, pero al tratarse de un espacio cerrado, pueden surgir problemas.

El problema del calor residual

Foto de Alex Qian

El problema que nos ocupa aquí está relacionado con la gestión del calor residual. Es fundamental asegurarse de que haya suficiente espacio y ventilación alrededor del frigorífico, el microondas o el horno empotrado para permitir un flujo de aire adecuado. La falta de ventilación puede afectar negativamente el rendimiento de estos electrodomésticos, haciendo que funcionen de manera ineficiente, lo cual podría resultar en un mayor consumo de energía y una vida útil más corta del aparato.

Aunque generalmente se deja espacio libre en la parte trasera para facilitar la ventilación, este no es suficiente si el área no cuenta con entradas abiertas en los laterales. Además, muchas veces se instalan muebles accesorios junto a la nevera o los hornos, los cuales terminan absorbiendo el calor residual de estos electrodomésticos.

El calor residual en un electrodoméstico se refiere al calor que se genera y permanece tanto durante su funcionamiento como después de completar su ciclo. En estas circunstancias, este calor no tiene vías de escape, salvo las paredes de los muebles adyacentes, lo que puede afectar tanto al rendimiento del electrodoméstico como a la integridad de los propios muebles.

Con el frigorífico en funcionamiento, es fácil notar cómo la temperatura del mueble contiguo aumenta significativamente… algo que se vuelve aún más evidente en verano. Este incremento de temperatura puede tener consecuencias negativas, especialmente en la conservación de los alimentos almacenados en dichos muebles, ya que el exceso de calor podría acelerar su deterioro.

En casa tuvimos que readaptar el uso de los muebles contiguos a la nevera y en menor medida a los hornos. De tipo despensa para guardar comida, a usarlos para copas, sartenes y ollas

En mi caso, por ejemplo, el mueble despensa junto al frigorífico alcanza temperaturas notablemente más altas que el resto de la cocina en verano. Si en la cocina la temperatura es de 26 grados, en el interior del mueble se llega a los 30 grados, y eso sin abrir la puerta del mueble.

El problema es aún más significativo en el caso del frigorífico, ya que está en funcionamiento las 24 horas del día, los siete días de la semana. En cambio, el calor residual del horno solo se genera mientras está en uso, por lo que la acumulación de calor dependerá del uso que se le dé.

Por este motivo, al diseñar una cocina, resulta fundamental buscar un equilibrio entre la estética y la funcionalidad. Es importante planificar bien la ubicación del frigorífico y el horno, así como de los muebles adyacentes, para evitar que las altas temperaturas puedan afectar la conservación de los alimentos y la durabilidad del mobiliario.

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