Solo hace falta un poco de maña y dos botellas para poner en práctica el truco del embudo
En un verano en el que ya hemos tenido contacto con termómetros elevados, ya somos muchos los que hemos sacado los ventiladores de sus cajas para ponerlos a funcionar al mismo tiempo que ponemos en práctica todos los trucos posibles (con más o menos éxito).
En ausencia de aire acondicionado, el ventilador pasa por ser una solución efectiva pero que sin embargo no refresca con la misma eficacia. O no al menos si no ponemos en práctica un truco como este y que "dopa" al ventilador para que genere un aire más fresco.
El truco del embudo
No hay que olvidar que un ventilador no siempre resulta igual de efectivo. Y es que, aunque las aspas giren a máxima velocidad, la sensación de aire fresco ya no tiene efecto cuando la temperatura del aire que circula es igual o mayor a la temperatura del cuerpo humano, lo que vienen a ser unos 36°C (yo a más de 29 grados ya no noto que tenga mucho efecto).
A temperaturas superiores a esta, el ventilador solo mueve el aire caliente, lo cual puede resultar en una sensación de calor en lugar de frescor. Pero esto se puede remediar con este truco. Un poco de bricolaje y maña es lo único que hace falta.
Ya conocemos que para maximizar la efectividad de un ventilador y asegurar una sensación de aire fresco, es importante colocarlo en la posición correcta y en las condiciones adecuadas. Por ejemplo, cerca de una ventana abierta para que pueda atraer aire fresco del exterior hacia el interior de la habitación o colócalo por encima de la cabeza, ya que el aire caliente tiende a subir. Esto ayudará a mover el aire caliente y reemplazarlo con aire más fresco que esté más cerca del suelo.
Pero además, podemos tirar de este truco para transformar un simple ventilador en una especie de aire acondicionado. La clave en base ciencia está en minimizar la presión del aire para favorecer su desplazamiento y ayudarle a perder energía calórica. Vamos a necesitar dos botellas de plástico y un poco de maña:
- Haz un agujero en la base de ambas botellas con unas tijeras.
- Luego, con un cuchillo u otra herramienta adecuada, haz varios orificios en las bocas de las botellas, creando una especie de rejilla que permita unir las diferentes partes.
- Fija firmemente las dos botellas en la parte trasera del ventilador. Puedes usar bridas, una cadena con mosquetón o un simple alambre pasándolo por los agujeros.
- Introduce algunos cubitos de hielo dentro de las botellas, sin llenarlas por completo para evitar que pesen demasiado. También puedes añadir un poco de sal gruesa para crear una reacción endotérmica y mantener el hielo intacto por más tiempo.
- Cierra las botellas con sus tapones y ajústalas para que el ventilador "absorba" el aire frío que emiten y lo expulse por la parte delantera. Cuando el hielo se derrita, puedes reemplazarlo por cubitos nuevos.
Con este truco lograrás que el aire que circula tenga una temperatura más baja y mayor humedad. Al expulsar el aire las aspas del ventilador y forzarlo a pasar desde la parte amplia de la botella hacia la más estrecha, ese cambio de presión hará que la temperatura descienda ligeramente, enfriando así el aire que llega hasta nosotros.
Foto de portada | Alireza Kaviani
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