Preparar los equipos hasta la próxima temporada es esencial si queremos que vuelvan a funcionar como el primer día
Han terminado los días de verano, un periodo marcado por las altas temperaturas donde, si hemos sido afortunados, habremos podido utilizar equipos de aire acondicionado para mitigar los calores estivales.
Pero una vez más llega el otoño, se reduce el calor y a no ser que usemos los sistemas de aire acondicionado para calentar la casa en invierno probablemente no volvamos a encenderlos hasta que pasen 9 o 10 meses.
¿Hay que hacer algo en este periodo para mejorar el mantenimiento de los aparatos y dejarlos listos para la próxima temporada? Esto es lo que conviene tener en cuenta.
Guardar los mandos a distancia y desenchufar
Si no vamos a volver a usar los equipos de aire acondicionado y ventiladores en meses, nos convendrá dejarlos desenchufados de la pared para evitar problemas y que sigan consumiendo energía en segundo plano.
Esto es fácil en los modelos portátiles y si nos han colocado un cabezal de enchufe en los de pared, pero será más complejo si los nuestros van directamente conectados a la toma fija y no tenemos un diferencial exclusivo para ellos. En estos casos y salvo que seamos un poco manitas y nos atrevamos a andar desmontando los enchufes, deberemos dejarlos conectados todo el año, con el consiguiente gasto eléctrico.
Lo que si podemos hacer en cualquiera de los casos es guardar los mandos a distancia en un lugar oscuro, como un cajón para que la luz no deteriore y amarillee los plásticos generalmente blancos. Y además, conviene que les quitemos las pilas antes de almacenarlos para prevenir que se sulfaten.
Limpieza a fondo
Una tarea esencial que conviene realizar al finalizar la temporada es la limpieza de los equipos, y especialmente de los filtros, ya que así nos aseguramos de que no dejamos suciedad estancada que pueda acumular hongos y otros microorganismos durante las épocas de frío.
El proceso es en general sencillo, aunque conviene leerse las instrucciones de cada modelo de aire acondicionado para asegurarse de que lo hacemos bien. No obstante, como norma básica hay que apagar el aparato, tanto si es fijo como portátil, levantar la tapa de plástico para acceder a los filtros, quitarlos y limpiarlos primero con una aspiradora o brocha y luego, si el modelo lo permite, es posible también pasar a una limpieza más profunda.
Podemos usar agua y jabón suave si los filtros están muy sucios, sumergiéndolos en la solución jabonosa y frotándolos suavemente con las manos o con un cepillo de cerdas suaves para eliminar la suciedad. Incluso algunos filtros pueden limpiarse en el lavavajillas.
Después solo hay que esperar a que se sequen completamente antes de volver a colocarlos en el aparato, cerramos la carcasa y ya lo tenemos listo para el próximo año.
En el caso de los ventiladores, no habrá filtros, pero si conviene limpiar las rejillas protectoras que habrán acumulado polvo, así como las aspas. Para ello hay que, con el equipo desenchufado, proceder a desmontar dichas rejillas y con un paño humedecido en agua jabonosa proceder a la limpieza.
Recoger el aire acondicionado portátil y los ventiladores
Si nuestro modelo de aire acondicionado es uno portátil o tenemos un ventilador, además de los filtros conviene también limpiar su superficie exterior y el tubo de extracción de aire, si lo tiene, que probablemente habrá acumulado mucho polvo en los meses de verano.
También hay que recoger los adaptadores de ventana o puerta que hemos tenido que colocar para el tubo de extracción de aire, ya que si los dejamos puestos tendremos varios inconvenientes. Para empezar, perdemos hermeticidad en la habitación y dejarán pasar parte del aire frío del invierno a la casa.
Pero además permaneciendo a la intemperie se estropearán y degradarán antes, con lo que tendremos que repararlos o sustituirlos, algo que podemos evitar si no vamos a usar estas piezas hasta el año que viene.
Después hay que repasar el estado de la bandeja de condensación, que suele estar situada en la parte inferior del equipo y que probablemente tenga todavía un poco de agua acumulada. Conviene secarla con un trapo si es que no se puede separar del aparato o bien si es posible extraerla tirar el agua directamente por el desagüe.
Si nuestro equipo es un refrigerador evaporativo, conviene también vaciar el depósito de agua y dejarlo secar bien antes de volver a colocarlo, para que no aparezca moho de cara a la próxima temporada.
Además, podemos echar unas gotitas de desinfectante como lejía para eliminar los microorganismos que hayan podido comenzar a crecer y que quede perfectamente limpia de cara al próximo año.
Imagen portada | Billeasy
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